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Tendencias

El mercado se suma a la banca de inversión para presionar al BCE a que baje los tipos

Las principales economías del mundo siguen gripadas. Once caídas continuadas de tipos de interés en Estados Unidos no fueron suficientes. Por eso, la Reserva Federal acordó hace dos semanas un nuevo y contundente recorte y avisa que habrá más. El Banco Central Europeo comienza a mostrar una disposición más favorable y prepara a los mercados para un descenso.

Coinciden los expertos, así, en que la presión de los grandes bancos de inversión nacionales y extranjeros sobre la máxima autoridad monetaria europea aumentará en los próximos meses.

Este fenómeno coincide en el tiempo con las nuevas advertencias de Greenspan. El tono del discurso en su comparecencia ante el Congreso la semana pasada no fue tan ambiguo como destacaron algunos medios e interpretaron otros tantos inversores.

Una lectura más profunda de sus comentarios resulta más conciliador. Señala, por ejemplo que el fuerte descenso de los tipos oficiales se debe entender como una forma de asegurar que la economía va a superar la debilidad en que se encuentra en estos momentos.

¿Por qué medio punto y no un cuarto como esperaba la mayoría del mercado?, se preguntan muchos expertos, 'porque el coste del error es demasiado pequeño'. Es más fácil luchar contra la inflación que contra la deflación. Pero esta última no es una amenaza real ahora para la economía norteamericana. Es la incertidumbre lo que dificulta la recuperación de la economía en Estados Unidos. Incertidumbre derivada de factores geopolíticos (guerra en Irak y atentados), económicos (el retraso en la recuperación del gasto en inversión empresarial) y financieros (escándalos contables y caída de las Bolsas). Mientras estos factores subsistan, es más que probable que la economía se mantenga en la situación actual de estabilidad que no de recesión como se destaca desde hace tiempo en diversos foros nacionales e internacionales', dice José Luis Martínez, analista jefe en España de Citigroup.

La Bolsa española, no obstante, se verá obligada a seguir tanto el curso de la política monetaria internacional como los acontecimientos en Argentina y en Brasil. Allí preocupa la suspensión de pagos mientras en Brasil se acumulan noticias negativas del lado de la inflación y del elevado endeudamiento.

Las últimas referencias son que empresas y personas deben impuestos atrasados por 330.200 millones de reales, unos 91.000 millones de dólares, que equivalen a la recaudación de un año, porque la debilidad económica les resta capacidad de pago.

Los expertos señalan que el nuevo Gobierno que asuma el mando en enero dependerá de fallos de los tribunales para recuperar parte de esos fondos, lo que podría resultar difícil debido a los años de mala aplicación de las leyes tributarias.

La carga impositiva en Brasil, que llegará a un récord del 36% del producto interior bruto este año, podría afectar negativamente al consumo y a las inversiones en la economía, porque el país depende de la recaudación fiscal para lograr la meta de superávit presupuestario, antes del pago de intereses acordada con el Fondo Monetario Internacional para recibir una ayuda de 30.000 millones de dólares. El pago equivale al 3,75% del PIB. El Gobierno, no obstante, espera recaudar unos 25.000 millones de reales en impuestos atrasados este ejercicio.

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