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Picaresca entre los ejecutivos de EE UU

Cincuenta presidentes ejecutivos de empresas estadounidenses que cotizan en Bolsa pertenecen a tres o más juntas directivas además de la propia. Esos líderes empresariales forman también parte de las comisiones de remuneración de 90 compañías, según un análisis de Bloomberg News.

En las juntas directivas también hay ex políticos, profesores y figuras prominentes elegidas más por su condición de celebridad y relaciones que por su experiencia empresarial. Edward Whitacre, presidente ejecutivo de SBC Communications, y Charles Knight, de Emerson Electric, tuvieron un buen año en 1999. La junta directiva de SBC dio a Whitacre un aumento salarial de 19%, lo que elevó su paga anual a ocho millones. La junta directiva de Knight aumentó su paquete de paga un 23%, lo que incrementó su remuneración a 4,2 millones. Pero a los accionistas de ambas compañías no les fue tan bien. SBC, la segunda compañía de telefonía local de EE UU, acabó el año con un descenso del 9% en sus acciones frente al alza de 15% del índice Standard & Poor's 500. Las acciones de Emerson subieron 1,5%, mientras que el índice S&P 500 avanzó un 26%. Tales disparidades han hecho que los accionistas se cuestionen el hecho de que los dos presidentes ejecutivos estén en la junta directiva de la otra empresa.

Algo parecido sucede con tres presidentes ejecutivos: Gordon Bethune (Continental Airlines), Bruce Karatz (KB Home) y Ivan Seidenberg (Verizon Communications), que comparten cargos en sus respectivas compañías.

Algunos directivos están hasta en 10 juntas y tienen nexos comerciales con las empresas que se supone deben supervisar. Un total de 144 compañías estadounidenses tienen directivos que son celebridades. El ex líder de la mayoría en el Senado, George Mitchell, formó parte de diez juntas directivas el año pasado y el ex asesor de la Casa Blanca durante la presidencia de Clinton, Vernon Jordan, era miembro de nueve. El ex senador estadounidense Sam Nunn se encuentra en seis, incluidas las de General Electric, Coca-Cola y ChevronTexaco. Todas ellas hacen negocios con King & Spalding, el despacho de Nunn.

La Bolsa de valores de Nueva York, el índice Nasdaq y el Congreso estadounidense atienden la cuestión de la independencia de las juntas directivas. Mientras tanto, sólo entre el 10% y 15% de las empresas del país tienen juntas directivas eficaces, según los analistas.

Tras el descalabro de las acciones y una serie de escándalos contables, los inversores se sienten defraudados por personas que se supone deben cuidar sus intereses: analistas de valores, auditores y reguladores. Y para colmo los directivos de las empresas no han cumplido con su papel de guardianes. En Worldcom, la comisión de auditoría se reunió cinco veces en 2001 y no detectó costos ocultos y declaraciones falseadas por 7.000 millones. En contraste, la comisión de remuneraciones de Worldcom -que concedió al ex presidente ejecutivo Bernard Ebbers una pensión vitalicia de 1,5 millones al año y 408,2 millones en préstamos y garantías- celebró 11 reuniones en 2001.

Paralelamente, una encuesta de Korn/Ferry International, la mayor firma de fichajes ejecutivo de EE UU, desvela que los miembros de las juntas directivas le dedican en promedio 173 horas al año a los asuntos de su mayor compañía. Un director con cuatro juntas directivas debería dedicar hasta 692 horas al consejo o el equivalente de 17 semanas de 40 horas. Por otro lado, la paga de los presidentes ejecutivos se ha duplicado desde 1995 a una media de 11,7 millones.

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