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Comicios

Fitch pone en duda las promesas de Lula y rebaja la calificación de Brasil

La agencia justifica la medida en las dudas que plantea la continuidad de las políticas económicas y la sostenibilidad de la deuda tras la segunda ronda de las elecciones presidenciales que tendrá lugar el próximo domingo. ¢La rebaja refleja un deterioro de los fundamentos crediticios de Brasil [...] como resultado de la transición política¢, recalcaba la agencia en un comunicado. Las perspectivas para el futuro de la deuda son negativas.

La crisis cambiaria y financiera que ha desatado en los últimos meses entre los inversores la posible victoria electoral del líder del Partido de los Trabajadores, Luiz Inácio Lula da Silva, dificulta el manejo del pago de la deuda, que asciende a 260.000 millones de dólares (una cantidad similar en euros).

Según Fitch, el reto más urgente del próximo presidente será calmar a los mercados mediante políticas de prudencia fiscal y el nombramiento de un equipo económico proclive a las políticas pro mercado.

¢Sólo si el próximo presidente se mueve con rapidez para establecer su credibilidad, mediante nombramientos sólidos en los puestos económicos clave, la ratificación de su compromiso con las políticas macroeconómicas prudentes y las reformas y la búsqueda de una alianza viable con el Congreso, podría llevar de nuevo a Brasil a la senda de sostenibilidad de la deuda¢, afirma.

Lo cierto es que el comunicado de Fitch es, en sí mismo, una forma de argumentar las dudas sobre la futura política económica y la propia sostenibilidad de la deuda. Pero también supone un fuerte golpe al PT, que en los últimos días había tratado de reducir, con cierto éxito, incertidumbres en el mercado.

Fuga de capitales

Tras el anuncio de Fitch, la cotización del real aceleró su deterioro de los últimos meses y pasó de las 3,87 unidades del cierre del viernes a 3,91 unidades por dólar de ayer. Esa acusada pérdida de valor de la moneda ha llevado al Banco Central de Brasil a utilizar las reservas para intentar frenar la caída de su divisa, dado que encarece el coste del servicio de la deuda pública (en su mayoría vinculada al dólar) y dispara las tensiones inflacionistas.

Por ese motivo, las reservas internacionales líquidas de Brasil han caído a su nivel más bajo desde 1995, según informaba ayer la prensa brasileña. El valor de las reservas líquidas el pasado viernes ascendía a 17.539 millones de dólares, casi la mitad de los 35.422 millones que el país tenía a principios de enero de 1995, cuando Fernando Henrique Cardoso asumió la presidencia del país.

Desde marzo pasado, las intervenciones del Banco Central han acelerado la pérdida de reservas, que en las últimas semanas se ha visto acompañada de una fuga de capitales.

Según datos de la Secretaría de Ingresos Federales, basados en los ingresos de la Hacienda pública por el impuesto a las operaciones de renta fija de no residentes, desde el pasado mes de julio han abandonado el país 2.500 millones de dólares de inversores extranjeros. De ellos, sólo 1.800 millones salieron en las dos primeras semanas de octubre, por las incertidumbres que genera entre los inversores el previsible cambio de gobierno.

En este contexto se volverá a reunir hoy el comité de política monetaria (Copom) del Banco Central, aunque los analistas descartan otra subida de los tipos de interés como la que acordó la entidad la semana pasada (al elevar la tasa Selic del 18% al 21%) por sorpresa.

El mercado también está pendiente del próximo vencimiento de la deuda pública por 1.100 millones de dólares y de la capacidad de la autoridad monetaria para lograr su renovación.

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