Prodi ratifica ante el Parlamento Europeo su crítica a la 'dogmática' reducción del déficit
El presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi, ratificó ayer ante el Parlamento Europeo sus polémicas declaraciones sobre el Pacto de Estabilidad, aunque distinguió entre el instrumento en sí mismo y su 'aplicación dogmática e inflexible'. 'Esto último es lo que llamé -y llamó- estúpido', afirmó Prodi. El comisario de Economía, Pedro Solbes, al lado del presidente, escuchó acto seguido que 'los que estamos ante ustedes no hemos aplicado así el pacto, ni queremos hacerlo en el futuro'. Prodi defendió que su descalificación del pacto, 'abierta y franca', se repite a diario en conversaciones privadas. 'Políticos como ustedes', apuntó a los europarlamentarios, 'economistas, banqueros, empresarios y periodistas dicen lo mismo que yo'.
De hecho, la mayor parte de los grupos parlamentarios, con la señalada excepción del Grupo Popular, secundó las palabras de Prodi. 'Compartimos en gran medida sus planteamientos', señaló el portavoz del grupo socialista europeo, Enrique Barón Crespo, quien pidió la actualización del pacto para potenciar el apoyo al crecimiento. El texto, recordó Barón, se redactó 'hace 10 años, el siglo pasado; tenemos unión monetaria, y entonces no la teníamos'. Casi todos los grupos progresistas felicitaron a Prodi por lanzar el debate sobre la vigencia del Pacto de Estabilidad.
El portavoz popular, el alemán Hans-Gert Pöttering, lamentó en cambio que la CE 'dé la impresión de que se ha abierto la puerta para más endeudamiento'. 'Si un país no paga sus deudas', secundó el representante del grupo liberal, el británico Graham Watson, 'las pagaremos todos con tipos de interés más altos y una divisa más débil'. Los populares no pidieron, sin embargo, la dimisión de Prodi, como había exigido la semana pasada el líder conservador alemán, Edmund Stoiber.
Por otra parte, el 50% de los ciudadanos comunitarios se declara a favor de la ampliación europea, mientras que un 30% lo hace en contra y un 20% no se pronuncia al respecto, según los datos del eurobarómetro realizado la pasada primavera y publicado ayer por la Comisión.
El apoyo al proyecto alcanza sus cotas más altas en Dinamarca (68%), Grecia (67%) y España (64%), y las más bajas en Alemania (43%), Francia (40%) y Reino Unido (38%). Francia se mantiene como único país donde las respuestas críticas con la ampliación (47%) superan a las favorables (40%). En líneas generales, el nuevo eurobarómetro no muestra alteraciones en la opinión de los europeos sobre la ampliación. En otoño de 2001, la proporción de quienes lo respaldaban era del 51%, frente al 30% de quienes se oponían y el 19% de indecisos. No obstante, entre otoño y primavera, el apoyo a la ampliación repuntó en España y Luxemburgo, mientras caía en Suecia, Grecia, Irlanda, Alemania y Reino Unido.