El BCE considera que la reactivación económica no llegará hasta 2003
La reactivación económica tarda en llegar. El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Wim Duisenberg, reconoció ayer que la incertidumbre sobre la recuperación económica 'es elevada' y que el crecimiento de la zona euro no se acelerará en el último trimestre de 2002, como se había previsto.
En una rueda de prensa tras la reunión del consejo de gobierno del BCE, en el que se decidió mantener los tipos de interés del área en el 3,25%, Duisenberg afirmó que en estas condiciones 'es difícil precisar la fortaleza y el ritmo de recuperación de la economía'.
Pese a las malas perspectivas, Duisenberg insistió en que la política monetaria del área 'seguirá concentrada en mantener la estabilidad de precios' y en 'vigilar detenidamente' todos los factores que pudieran fomentar presiones inflacionistas. Según los datos provisionales de Eurostat, el IPC armonizado de la zona euro se colocó en septiembre en el 2,2%, una décima más que en agosto, lo que el BCE achacó al encarecimiento de la energía.
La autoridad monetaria considera que la reducción de la inflación hasta situarse por debajo del 2% 'dependerá de la evolución del precio del petróleo y de la moderación salarial' en los próximos meses.
En cuanto a las políticas fiscales de los Gobiernos de la eurozona, Duisenberg mostró su preocupación por la 'falta de ambición de algunos países para lograr equilibrio presupuestario o superávit a medio plazo'. El banquero holandés afirmó que los problemas fiscales actuales derivan del hecho de que muchos países no supieron aprovechar la oportunidad cuando las tasas de crecimiento eran considerablemente más altas que en la actualidad.
'La consolidación fiscal no es perjudicial para las perspectivas del crecimiento económico', dijo Duisenberg.
La relajación fiscal de la que están haciendo gala algunos países se está granjeando también las críticas de instituciones especializadas, al margen del BCE. El Observatorio Francés de Conyunturas Económicas advirtió ayer que la negativa de Francia a reducir el déficit público en 2003 puede aislarla frente a sus socios europeos, comprometidos a cumplir el Pacto de Estabilidad.
'Francia es el único pecador no arrepentido, el único que se niega a anunciar una política presupuestaria restrictiva, mientras que Italia y Alemania se pliegan, al menos en apariencia, a las advertencias presupuestarias', señalaron los expertos del Observatorio. Francia tendrá, según los cálculos del Gobierno, un déficit del 2,6% del PIB este año -en lugar del 1,4% previsto por el Ejecutivo anterior- y en los presupuestos de 2003 prevé mantener esa cifra. Es, con Alemania, Italia y Portugal, uno de los Estados que se acercan -o superan en el caso de Portugal- el límite del 3% de déficit a partir del cual el Pacto de Estabilidad preveía sanciones. Alemania, Italia y Portugal, a diferencia de Francia, se han comprometido a reducir desde el año próximo su déficit en, al menos, cinco décimas, según la nueva propuesta de la Comisión Europea. El ministro francés de Economía, Francis Mer, confirmó ayer que no disminuirá el déficit en 2003 pero, a partir de 2004, se recortará cada año en al menos un 0,5% del PIB. También subrayó que el Pacto de Estabilidad 'sigue siendo la Biblia' para el diseño de las políticas económicas de la zona euro.
Por otro lado, en la reunión de ayer del Consejo de Gobierno del BCE, J. Onno de Beaufort fue nombrado representante del Banco Central en Washington en calidad de observador en el FMI.