Nissan reclama a su fábrica de Barcelona más ahorro de costes
Nissan espera que la fábrica de Barcelona haga nuevos esfuerzos para ahorrar costes y ganar productividad, afirmó el vicepresidente ejecutivo del grupo japonés Patrick Pélata. 'Nuestras operaciones españolas no están aún a nuestro mejor nivel. Tenemos que hacerlo mejor y trabajar duro', declaró Pélata en París, donde participa en el Salón Mundial del Automóvil que se celebra hasta el día 13.
El vicepresidente de Nissan afirma que las reducciones continuadas de costes son 'tarea diaria' en todos los centros de la compañía, pero aludió en concreto a la fábrica de la Zona Franca de Barcelona, una de las dos que la marca tiene en Europa. La otra, en Sunderland (Reino Unido), es una de las más eficientes del continente.
'La prioridad número uno en Europa es la rentabilidad. El volumen es secundario', señaló el ejecutivo francés, procedente de Renault, grupo que controla el 44% del capital de Nissan.
Pélata espera que a Barcelona se le adjudique la construcción del todoterreno que sustituirá al Terrano II, que ya se fabrica en la Zona Franca. 'Lógicamente, el nuevo modelo irá a Barcelona, porque la idea es fabricar el sucesor allí donde se hacía el anterior. Pero esto habrá que estudiarlo y confirmarlo', dijo.
Si se concreta el montaje en Barcelona del nuevo Terrano, esta planta quedaría especializada en todoterrenos y furgonetas, puesto que en 2004 dejará de montarse el Almera Tino y desde la semana pasada se produce un modelo de furgoneta que se vende bajo tres marcas: Renault Trafic, Nissan PrimaStar y Opel Vivaro.
El vicepresidente de Nissan descarta que su empresa vaya a seguir el ejemplo de Seat, que ha anunciado el traslado a Eslovaquia de parte de la producción del Ibiza. Por ahora, Nissan no prevé instalarse en la Europa del Este, adonde acuden otros constructores de coches. 'No necesitamos expandir nuestra capacidad, sino utilizarla mejor en Sunderland y en Barcelona, que está por debajo de su máximo', señala.
Nissan dio por cumplidos los objetivos de su Plan Renacimiento tras cerrar el ejercicio 2001-2002 con un beneficio récord de 3.144 millones de euros. Hace sólo tres años, la firma rondaba la quiebra.
Ahora, el programa de objetivos, fijado hasta abril de 2005, se ha denominado Nissan 1-8-0 porque aspira a subir las ventas en un millón de coches (de 2,6 a 3,6 millones en el mundo), elevar el beneficio operativo al 8% de las ventas y dejar la deuda neta en cero (actualmente es de 3.500 millones de euros).
El millón de unidades adicionales se repartirá entre unas 300.000 en cada una de las tres zonas prioritarias (Norteamérica, Japón y resto del mundo) y sólo 100.000 en Europa. Este año las ventas del grupo han subido un 10% a escala global, pero no alcanzan lo previsto en el Viejo Continente. La cuota, que actualmente es del 2,6%, debe subir en torno a un punto, pero sólo después de asegurar una rentabilidad entre el 4% y el 5% de las ventas.
Pélata destaca que Nissan y Renault no son fuertes en los mismos mercados, lo que evita el riesgo de 'canibalización' en el grupo. Nissan tiene una cuarta parte de sus ventas en EE UU y prevé una rápida expansión en China, mercados ambos con escasa presencia de Renault.