Bruselas permite por primera vez a las telefónicas compartir redes de UMTS
La Comisión Europea confirmó ayer su giro hacia una actitud favorable a que las operadoras europeas compartan el despliegue de las redes necesarias para la introducción de la telefonía de tercera generación.
La autorización del acuerdo firmado en septiembre de 2001 entre la compañía alemana T-Mobile (del grupo Deutsche Telekom) y la británica Mmo2 (la antigua BT Cellnet, filial del negocio de móviles del gigante británico) para compartir sus redes en Alemania y Reino Unido sella tácitamente las directrices que deberán seguir el resto de compañías para recibir el visto bueno comunitario.
La crisis bursátil del sector (cuyos ingresos en Europa ascendieron el año pasado a 224.000 millones de euros) y el continuo retraso en el arranque de una tecnología prevista para 2001 ha forzado finalmente a las autoridades de Competencia a admitir una opción que mitiga el impacto ambiental de las redes, permitiendo compartir antenas, estaciones y centros de comunicación.
Pero se trata, sobre todo, de aliviar la factura a unas compañías que sólo en adquirir las licencias administrativas para prestar el servicio desembolsaron 110.000 millones de euros. La saga de la UMTS (Universal Mobile Telecommunications System), el estándar que permitirá transmitir y recibir imágenes y textos desde el móvil, inicia un nuevo capítulo.
La trama arrancó con las millonarias subastas de cinco licencias en el Reino Unido y deriva ahora hacia una interpretación laxa de los compromisos que acarreaban aquellas concesiones.
En Reino Unido, por ejemplo, los adjudicatarios se comprometieron a dar cobertura al 80% de la población antes de 2007. Oftel, el regulador británico, confiaba todavía a finales del año pasado en que los operadores desplegasen rápidamente sus redes. De no se así, la concesión incluye una cláusula que permite revocar la licencia.
En Alemania, las seis concesiones exigían una cobertura del 25% del territorio antes de finales de 2003 y del doble antes de finales de 2005. Berlín ya preveía autorizar que las operadoras compartieran ciertas infraestructuras, pero el regulador alemán había limitado esa autorización a elementos como las antenas o mástiles. Todos los adjudicatarios, que pagaron unos 8.500 millones de euros por cada licencia, debían controlar, sin embargo, el grueso de la red.
El comisario europeo de Competencia, Mario Monti, señaló ayer que 'el examen de los dos acuerdos entre T-Mobile y Mmo2 (...) ha llevado a la Comisión a considerar que, a condición de que se establezcan las salvaguardas oportunas, estas operaciones de cooperación pueden reportar beneficios para el consumidor'. La Comisión prevé que el sustancial ahorro de costes para las empresas permitirá 'un despliegue más rápido de la red de tercera generación y acelerar la competencia en materia de servicios'.
Se trata de la primera ocasión en que Bruselas se pronuncia taxativamente a favor de compartir las redes, aunque supedita todavía su decisión final a los comentarios que reciban de terceras partes. El plazo para remitir quejas o sugerencias en el caso del mercado alemán expira esta semana y la Comisión no se muestra dispuesta a cambiar de parecer.
Opiniones
En el caso británico, competidores y consumidores disponen de un mes (a contar desde ayer) para hacer llegar a Monti sus comentarios. El comisario asegura que 'mi punto de vista definitivo' tomará en cuenta esas contribuciones.
De momento, los acuerdos que autorizará Bruselas permitirán a T-Mobile (cuyos ingresos mundiales ascienden a 14.600 millones de euros) y a Mmo2 (que factura 6.700 millones de euros) compartir los emplazamientos de instalaciones y la cesión recíproca en Alemania y Reino Unido del servicio de itinerancia (utilización de un móvil en una red distinta a la contratada por el usuario). Las dos compañías desean compartir red de acceso vía radio, pero la Comisión no se pronunciará hasta que el acuerdo se materialice.