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Retrato
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

El arquetipo del sueño americano

Representa la imagen del éxito, a pesar de poseer un pasado lleno de claroscuros. Ha fundado tres compañías de Internet billonarias, tiene una fortuna espectacular y es capaz de donar parte de su dinero a la ciencia para investigar la clonación no reproductiva

La segunda mujer de Jim Clark, que le abandonó cuando fue despedido de su trabajo de profesor, aún debe estar preguntándose dónde quedó aquel jovencito violento, con un pasado turbio, humilde y lleno de malos tratos en la infancia, y en qué momento se convirtió en uno de los hombres más importantes del mundo, como fundador de tres de las compañías de Internet más grandes (Silicon Graphics, Netscape y Healtheon).

Los primeros pasos de Clark (Plainview, Texas, 1944) en la vida no invitaban precisamente a intuir que había un genio escondido en su interior. Su infancia se desarrolló en el seno de una familia dividida por los malos tratos del padre, un divorcio traumático y una situación económica que rozaba la pobreza. Con un ambiente tan degradado, no era de extrañar que liderara a los gamberros del instituto, cuyas tropelías iban desde tapar los tubos de escape de los autobuses escolares hasta colar un zorro en un baile anual. Harto de deambular sin rumbo fijo y de no tener dinero, se alistó en la Marina con 16 años y tuvo el primer encontronazo con sus mandos en el examen de ingreso.

Sin embargo, nueve meses después obtuvo la máxima puntuación en la prueba de matemáticas, fue nombrado instructor de álgebra y los profesores castrenses le animaron a que profundizara en sus estudios. Tras obtener un máster en Física por la Universidad de Nueva Orleáns y un doctorado en Ciencias de la Computación, abandonó la Marina y comenzó su carrera como docente en varias universidades. Llevaba a cuestas dos matrimonios, dos divorcios, dos hijos y tenía la sensación de que había desperdiciado los primeros años de su vida.

El pionero de la animación en el cine y creador de Netscape, también fue uno de los primeros que se enriqueció con la burbuja de Internet

Tras cuatro años como profesor en la Universidad de Stanford, fue destinado al Centro de Investigación de Palo Alto, en el que, junto a los alumnos más aventajados, inventó en 1982 un microchip denominado El motor de la geometría, que permitía contemplar la realidad en la pantalla del ordenador mediante gráficos en tres dimensiones procesados en tiempo real. Era el embrión de Silicon Graphics, la primera gran compañía fundada por Clark para cuyo arranque tuvo que pedir 250.000 dólares a una amiga que fue la que le empujó a fundar su propia compañía. El éxito tardó poco en llegar con la creación de películas tan innovadoras para su tiempo como Parque Jurásico, aunque también sufrió las consecuencias de su bisoñez en el mundo de los negocios y del crecimiento desmesurado e incontrolable de su compañía.

Clark tuvo que empezar a vender sus participaciones para financiar las inversiones y se quedó con una parte minoritaria del accionariado, lo que fue aprovechado por los demás accionistas para marginarle dentro del consejo de administración. Cansado de sentirse ninguneado, abandonó el cargo en 1994 sin rencores, pero con la lección bien aprendida. El mismo día que empaquetaba sus pertenencias, algún compañero le habló de Marc Andreesen, un joven recién salido de la Universidad de Illinois que había participado en el diseño de Mosaic, el primer navegador por Internet, y no tardó mucho en enviarle un correo electrónico: 'Puede que no me conozcas. Soy el fundador de Silicon Graphics y sabrás por la prensa que dejo la empresa. Estoy pensando en poner en marcha una nueva compañía y me gustaría que te unieras a mi nuevo proyecto'. La respuesta sólo tardó en llegar 10 minutos: '¿Cuándo quieres que nos reunamos?'. Así fue como se gestó el nacimiento de Netscape, en el que Clark no quiso cometer el mismo error e invirtió cinco millones de dólares para asegurarse el 19% de las acciones de la compañía (más de 19 millones de acciones) que, tras la exitosa OPV en 1995, se revalorizaron de tal manera que le convirtieron en el primer billonario nacido al socaire de Internet. En la actualidad, los 13 millones de acciones que posee están valorados en más de 2.000 millones de dólares.

Ni los ricos están libres de sufrir enfermedades, aunque en el caso de Clark, éstas le sirvieran para crear otro proyecto multimillonario. Se le detectó un exceso de hierro en la sangre y tuvo que ser ingresado en distintos hospitales. Allí comprobó hasta qué punto podía llegar la ineficacia de la burocracia. Por este motivo creó en 1996 Healtheon, una central de información para conectar a doctores, pacientes, farmacias, hospitales y distintas administraciones. Aunque el proyecto no fue ni es lo que estaba previsto en el plan de negocio, los inversores volvieron a confiar de manera ciega en Clark y provocaron una gran subida de las acciones.

El presente de Clark no tiene nada que ver con el pasado. Es el único empresario con tres compañías billonarias en Bolsa, tiene el yate mas alto del mundo, una flota de aviones privados y una fortuna estimada en más de 2.000 millones de dólares. Aun así no piensa en el retiro y ya ha puesto en marcha nuevos proyectos como la creación de dna.com, un portal desde el que abandera los estudios para avanzar en la clonación no reproductiva, aquella que utiliza los embriones como herramientas para la reparación de células enfermas.

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