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Negocios del nuevo siglo

Bellos a retazos

Ni la crisis económica ni los atentados con aviones incluidos en Estados Unidos. Nada ni nadie hace tambalear la venta de cosméticos. Valga como anécdota que la semana posterior al 11 de septiembre se dispararon las ventas de barras de labios en Estados Unidos. Aun en tiempo de crisis, a lo último que renuncian las mujeres, apuntan los expertos, es a su dosis de coquetería.

'Una mujer puede prescindir de comprarse un coche o un artículo de lujo, pero de lo que no va a prescindir jamás es de su perfume o de su barra de labios. Por eso, aunque haya crisis, a las firmas de cosmética no nos afecta. Se ralentiza el crecimiento, pero no cae', explica Alberto Lisnier, director general de Estée Lauder en España. Tampoco caen las operaciones de cirugía estética. Los aumentos de mama para ellas y últimamente las operaciones de miopía, los retoques de nariz y la reducción de párpados para los dos sexos, y el ajuste de orejas de soplillo en el caso de los hombres se han convertido en las intervenciones estrella en España.

En opinión del cirujano plástico Fernando Barragán, el negocio de la cirugía estética se encuentra en pleno auge. 'La imagen preocupa cada vez más y estamos viviendo un ciclo en alza'. æpermil;l descubrió que había negocio en la época de la transición española, ya que veía que muchos políticos y personajes públicos necesitaban un arreglo dental que combinara la odontología y la estética, esto es lo que se conoce hoy día como cosmética dental. 'Se hablaba mucho de la sonrisa de Adolfo Suárez, que le había ayudado a ganar las elecciones, y ya entonces sabía que era un sector que iba a ir a más, sobre todo en gente con una determinada actividad pública', explica. Según Barragán, en tiempos de crisis aquellos que regentan una pequeña clínica sobreviven y no corren tanto peligro como aquellos que gestionan un centro con una estructura empresarial.

Para el doctor José Vilar-Sancho, la crisis económica afecta a todos los sectores y el negocio de la cirugía estética puede haber disminuido un 10% en el último año, ya que, cuando la Bolsa está por los suelos y los ingresos disminuyen, la gente invierte en cosas vitales y restringe los lujos y los gastos superfluos. Sin embargo, es optimista: 'Esto es cíclico y esto se recupera fácilmente. Además, las operaciones de cirugía no son tan caras como la gente cree, Y existe una preocupación por la imagen, sobre todo en profesionales que trabajan con su imagen'. Pone como ejemplo el caso del líder socialista español, José Luis Rodríguez Zapatero, que se ha visto obligado, para dar mejor en las fotografías, a modificar su imagen con un retoque de peinado.

En cuanto a la competencia y a la sombra de duda que pesa sobre las clínicas de estética, salpicadas por algunos escándalos de negligencia profesional, Fernando Barragán señala que 'hay mucha chapuza, pero eso es inherente a la demanda que existe'. Más que la crisis lo que hace daño al sector, opina Vilar-Sancho, es el intrusismo y las noticias que aparecen sobre clínicas piratas o institutos de belleza fantasma. 'Eso es peor que la crisis, cuando aparece la noticia de que una persona ha muerto o está en coma por una operación de cirugía, la gente se retrae. Es como cuando hay un accidente de avión, se reducen los viajes en este medio'. El peor mal que azota a este sector es la 'invasión' de profesionales no cualificados, 'que operan en clínicas baratas y sin autorización. Luego, los pacientes vienen llorando'.

Según datos de la Unión Profesional de Médicos y Cirujanos Estéticos, asociación fundada en 1995 y que agrupa a más de 350 profesionales, en España hay unos 3.000 médicos que se dedican a esta actividad. Lo que nadie precisa son las cifras económicas que mueve el sector. Existe un hermetismo en las clínicas y centros de cirugía estética en cuanto a facilitar datos de facturación. La asociación de profesionales calcula que en España se deben hacer más de un millón de tratamientos de cirugía y medicina. Y los precios van de los 600 euros que cuesta arreglar unas orejas de soplillo o un aumento de labios a los 3.000 euros que cuesta una operación de nariz, una liposucción o el implante de unas prótesis de mama. Todo lo que tiene que ver con la mejora de la imagen está en alza.

Las cifras que se manejan en el sector de las fragancias, color y cosmética, según datos de European Forecast, son optimistas: en 2001, este mercado facturó en España un total de 866,1 millones de euros. De este total, un 26% corresponde al sector de la cosmética (aquí no se incluyen perfumes ni maquillajes). Esto supone un 7,58% más que en 2000 y un 13% más en el área de fragancias. Según los datos que facilita la Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética (Stanpa), la crisis apenas se notó el año pasado y parece que el crecimiento no seguirá el mismo ritmo que otros años, aunque hasta el mes de mayo de este año el incremento acumulado era del 8%.

En opinión de un portavoz del departamento de marketing de Hevige Distribución, empresa que distribuye firmas de perfumes como Boucheron, Hermès, Emanuel Ungaro, Lolita Lempicka, Salvatore Ferragamao, Christian Lacroix, Escada o Céline, España es un mercado con un gran potencial en el consumo que ha crecido en los últimos años en relación con otros países europeos. En concreto, España se ha convertido en el quinto país europeo, después de Francia, Alemania, Reino Unido e Italia. En cuanto a fragancias, el volumen de facturación es similar al de Italia y Reino Unido. 'La razón de este crecimiento radica en que el nivel de consumo en cosmética hasta hace no mucho era bastante inferior al del consumidor medio europeo, pero en los últimos años en España ha aumentado el consumo per cápita', explica el representante de Hevige Distribución.

El director general en España de la firma de cosmética de origen japonés Shiseido, Gérard Chriqui, considera que España es uno de los mercados más fuertes. En los últimos cinco años el crecimiento ha sido del 15%, lo que indica que los españoles se están abriendo, poco a poco, al mercado del bienestar. 'Pero a todo esto contribuye también la evolución de la distribución, que ayuda a mejorar la puesta en escena de los productos'. Y apunta Chriqui que en España aún queda mucho por hacer en temas de investigación cosmética. 'Hay mucho trabajo pendiente. No es fácil competir en este país, pero los japoneses tenemos una virtud y es la paciencia. Sabemos esperar y, poco a poco, captaremos a más clientes, sobre todo cuando se trata de un mercado que va a más'.

Probarlo todo

En opinión del director general de Estée Lauder, Alberto Lisnier, este crecimiento se debe a que desde que la mujer española ha descubierto el mundo de la cosmética necesita probarlo todo. 'Si encuentra que algún producto le puede ir bien, lo compra. Ha descubierto que necesita sentirse guapa'. Es ésa una de las razones por las que las firmas de cosmética lanzan constantemente productos nuevos al mercado. 'Vivimos de la novedad. Hace 15 años, el 10% de las ventas eran de productos nuevos, mientras que en estos momentos el 30% de las ventas corresponde a novedades', explica este ejecutivo, cuya firma factura en España 123 millones de euros, con tres marcas locomotoras, Estée Lauder, Clinique y Aramis.

Para Carlos Martínez Massa, presidente español de L'Oréal en España, el auge del consumo de productos de cosmética corresponde, entre otras razones, a la época de modernidad que se está viviendo. 'Hace 30 años la gente se lavaba con jabón Lagarto y eso era un signo de intentar mejorar su calidad de vida. Por tanto, usar una crema hidratante no significa rendir culto al cuerpo, sino un hábito de higiene y bienestar personal. Todo esto forma parte de la cultura occidental y son productos que se han convertido en artículos de primera necesidad', explica Martínez Massa, cuya firma factura en España 668 millones de euros y a nivel global ingresa 13.700 millones de euros. Para este directivo, se trata de un nuevo concepto de vida. 'En la Edad Media se buscaban remedios porque nadie se quería morir, ahora lo que queremos es retrasar como sea la vejez. No queremos ser viejos y, cuanto más tarde lleguemos, mejor'.

En esto también coincide el director de marketing de Isdin, José Manuel Pascual, quien señala que la firma para que la trabaja liga la cosmética y el componente farmacéutico. 'Además de sentirnos bien y estar guapos, tenemos que cuidar la piel. Es algo que tenemos para toda la vida'. Por ello, Isdin, que factura 60 millones de euros, tiene en el mercado 60 productos, de los cuales el 40% son de línea médica y prevé crecer este año alrededor de un 15%, intenta desligarse de los productos de moda. 'Intentamos ser creativos en el lanzamiento de artículos. Ahora, por ejemplo, nos estamos orientando hacia la portabilidad, a lanzar productos que sean cómodos de llevar, en monodosis, que tengan utilidad, pero que a la vez sean fáciles de llevar', explica Pascual. Señala, además, que el consumidor es cada vez más exigente. 'Tenemos que desarrollar nuevos productos y para ello necesitamos investigar cada vez más'. Investigación es la palabra clave que manejan las firmas. Isdin tiene una alianza, a través del laboratorio Doctor Esteve y el Grupo Puig, para desarrollar nuevos productos, al que destina el 5% de la facturación de la compañía.

'Se acabó lo del hombre cuanto más feo más hermoso'

 

Por sus manos han pasado en 25 años de profesión más de 6.000 pacientes. El doctor José Vilar-Sancho, de 54 años, y al frente del Instituto de Cirugía Plástica Drs. Vilar-Sancho, echa la cuenta: cada año pasan por su consulta unos 500 candidatos a hacerse un retoque en el cuerpo, de los cuales finalmente deciden operarse unos 300.

 

 

 

 

 

 

 

Pregunta. ¿A qué se debe el interés cada vez mayor por la imagen y la cirugía estética?

 

 

 

Respuesta. Existe una gran preocupación por estar bien, por tener buena presencia, por eso se opera la gente, más que por el culto al cuerpo. En los consejos de administración de las empresas ya no existen hombres obesos, grises. Ahora y a medida que la sociedad española ha entrado en una cierta estabilidad, la gente invierte en cuidados personales.

 

 

 

P. En julio pasado saltó la noticia de que en los supermercados Sánchez Romero los encargados de seleccionar al personal pusieron a pie de currículo anotaciones relacionadas con el aspecto físico de los candidatos. ¿No resulta cruel?

 

 

 

R. Es una barbaridad decirlo, y no lo disculpo, que se haya discriminado a personas por su apariencia física; pero de cara al público la gente exige cada vez más una presencia.

 

 

 

P. Hoy todo el mundo, el que más o el que menos, se retoca.

 

 

 

R. Hay que distinguir entre la paranoia que se vive en los denominados telediarios rosa. Hay personas que viven de eso, de estar retocándose constantemente, pero lo cierto es que igual que nos cambiamos de traje o de corbata hoy es muy normal quitarse pistoleras o ponerse unas prótesis. La razón de todos estos cambios no es otra que recuperar la juventud y sentirse bien con uno mismo. La gente no lo hace para frustrar a otros, sino para proyectar una buena imagen y sentirse a gusto consigo mismo. Igual que la gente ahorra por las vacaciones o un viaje, lo hace ahora para una operación de cirugía. Es lo más normal del mundo.

 

 

 

P. ¿Pero no hay una cierta obsesión?

 

 

 

R. Vivir demasiado pendiente del cuerpo puede ser una desgracia, ya que acaba convirtiéndose en enfermedad.

 

 

 

P. ¿Qué es lo que más demanda la gente?

 

 

 

R. El retoque de nariz. Se trata de la operación más bonita, ya que no deja cicatrices y es para toda la vida. Además, es una operación que se va enseñando, es bien visible. Otras operaciones requieren de un nuevo retoque al cabo de unos años. Un estiramiento de cara hay que volver a repasarlo al cabo de unos cinco o siete años. Los fabricantes de prótesis de mama recomiendan revisarlas a los 15 años. La liposucción también requiere de ciertos cuidados, como mantener el tipo.

 

 

 

P. Los hombres últimamente se han apuntado a esta moda.

 

 

 

R. Por naturaleza es el hombre el que menos tiene que operar, ya que no sufre los estragos de los embarazos. No se le cae el pecho ni tiene varices ni estrías en el abdomen. A cambio, los hombres nos morimos antes. Tenemos menos problemas, pero también nos hemos apuntado a la moda de operarnos. Se acabó eso de que el hombre cuanto más feo más hermoso. El hombre tiene que cuidarse y dar una buena imagen. De la misma manera que ya usamos ropa divertida y no utilizamos el clásico traje gris, pues nos hacemos un cambio de imagen.

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