Economía obliga a contabilizar como gasto las opciones sobre acciones
Frente a los países que dan mayor discrecionalidad contable a las empresas, como Reino Unido o EE UU, España está alineada entre los más conservadores, de forma que las opciones sobre acciones que las empresas otorgan a sus empleados se deben registrar como un gasto que reduce beneficios. Así lo ha establecido el ICAC en la única respuesta que ha formulado sobre este asunto. Ahora bien, los auditores consultados coinciden en que esto no elimina el problema. Es un gasto, sí, y además un gasto de personal, pero ¿por qué importe?
Registrar la entrega de opciones sobre acciones a los empleados como un gasto produce como efecto inmediato reducir los beneficios. Y esto tiene una doble lectura. Si los resultados son menores, también lo será la factura fiscal. Pero, al tiempo, los accionistas no quieren ver mermados dichos beneficios y menos si se debe a unas retribuciones que afectan, generalmente, a altos directivos y que, a veces, se consideran desproporcionadas. De ahí que, en España, tanto auditores como expertos legales afirmen que el principal problema con que se encuentran las empresas es dar con la acertada valoración de este gasto que representa la retribución mediante planes de opciones. Este argumento ha sido utilizado en EE UU por las empresas, como Intel, que rechazan que las opciones sobre acciones deban registrarse como un gasto en sus cuentas, lo que es optativo según las reglas contables norteamericanas.
En España, y según la consulta del ICAC resuelta en marzo de 2001, el gasto por la retribución que obtendría el trabajador se valoraría por la diferencia entre el precio de ejercicio de la opción y el precio de mercado de las acciones. Para determinar este importe, el ICAC dice textualmente que 'habría que realizar la mejor estimación posible del importe de dicha diferencia en el momento en que se ejercite la opción'.
Provisiones
Según explican expertos de Ernst & Young, cuando una empresa compra un paquete de acciones dota una provisión que prevé posibles depreciaciones de su valor. Si efectivamente esta depreciación se da, la provisión se convierte en gasto. Algo semejante es lo que ocurre con las opciones sobre acciones.
En el caso consultado al ICAC, la empresa posee acciones propias que serán las que ofrezca luego a sus trabajadores. Para el registro de estas acciones propias, la empresa debe dotar una provisión hasta el menor de estos tres valores: la cotización del último día de ejercicio, la cotización media del último trimestre o el valor teórico de las acciones. En principio podría entenderse que esta dotación a la provisión por acciones propias se limitaría al precio de ejercicio de la opción. Sin embargo, para el ICAC esto sólo podría hacerse cuando fuera indubitable que se va a ejercer la opción.
Adicionalmente, la retribución de los trabajadores debe también cuantificarse. Cálculo que será estimatorio porque hasta llegado el momento final de ejercitar o no la compra de las acciones no se sabrá. Y, por tanto, habrá que realizar otra dotación (cuya naturaleza es la de gasto de personal) de una provisión que ponga de manifiesto el compromiso.
En el momento en que el trabajador ejercite la opción de compra de las acciones, se dará de baja la anterior provisión. En este momento, la empresa entrega las acciones propias y el ingreso del importe monetario obtenido (precio de ejercicio). En el caso de que no llegaran a ejercitarse las opciones por parte de los trabajadores, el ICAC señala que la provisión se dará de baja.
Para los expertos de Garrigues, el hecho de que el ICAC considere que las fórmulas de fidelización de trabajadores basadas en el capital implican un gasto de personal tiene además otra lectura: podría entenderse que se está sustituyendo el efecto dilución de la ampliación de capital por una penalización de la cuenta de resultados de la sociedad emisora del capital.
Para paliar algunos de estos problemas que acarrea el registro contable de los planes de opciones, algunas empresas han preferido no ser ellas mismas las que compren sus propias acciones, sino que dicha cartera sea adquirida por un banco. De esta forma, explican los expertos, se evita la autocartera, que, además, en España y para empresas cotizadas está limitada al 5% del capital.
En todo caso, los expertos coinciden en que, si bien el criterio del ICAC debe ser de obligado cumplimiento mientras no haya una norma superior en sentido contrario, la interpretación contable ofrece margen para jugar con el importe que se lleva a la cuenta de resultados como gasto de personal.
Por lo que, según algunos expertos, el sistema español no es necesariamente más transparente que el anglosajón, en el que se permite que las empresas elijan si consideran las opciones o no como gasto.
Distintos criterios a uno y otro lado del Atlántico
Un debate tan técnico como el de si las empresas deben contabilizar como gasto de personal las opciones sobre acciones es acalorado en Estados Unidos. Empresas de nueva economía como Intel, Cisco y Microsoft se niegan a aplicar el nuevo criterio contable, que sí aplican voluntariamente otras como General Electric, Coca-Cola, Citicorp o General Motors. El Consejo de Estándares Contables y Financieros (FASB, por sus siglas en inglés), el regulador contable estadounidense, tiene el asunto en estudio. Hasta la fecha, según una norma de 1995, las empresas pueden elegir entre distintos métodos contables. El menos costoso para los resultados es añadir a los estados financieros una nota a pie de página con un cálculo del efecto de las opciones. En Europa, sin embargo, se ha pronunciado de forma más rotunda el Consejo Internacional de Estándares Contables (IASB), con sede en Londres. Según el IASB, cuyas reglas serán obligatorias en la Unión Europea a partir de 2005, las opciones sobre acciones son un coste laboral que debe cargarse a la cuenta de resultados. Los expertos señalan que, pese a todo, la norma sigue sin ser precisa. La duda ya no es si las opciones son un gasto, sino cómo contabilizarlo. Intel denunció el jueves que no existe forma de evaluar el coste de opciones sobre acciones no ejecutadas, un argumento que comparten incluso las empresas que sí apoyan el cambio, como General Motors. Las opciones sobre acciones están más extendidas en Estados Unidos, donde empresas como Intel las dieron a todos sus empleados, que en Europa, donde suelen utilizarse para remunerar a directivos. Por ello, el efecto de la reforma contable sobre los resultados sería moderado. Los expertos calculan que el beneficio de las empresas del índice S&P 500 se habría reducido el año pasado entre el 20% y el 30% si se hubieran calculado las opciones como gasto, porcentaje que alcanzaría el 70% en el caso del sector tecnológico.