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Convulsión empresarial

Telefónica cifra en 287 millones el coste de desmontar el nuevo móvil en Europa

La decisión aprobada por el consejo de Telefónica el pasado miércoles de paralizar y congelar la expansión de la compañía en el negocio de la tercera generación de telefonía móvil tendrá un coste directo para la compañía de 287 millones. En esta cantidad se incluirían las indemnizaciones por despido de las plantillas contratadas en las distintas empresas europeas que concentraban la actividad, además de los eventuales costes de indemnización fijados en los contratos de suministros de instalación de red establecidos con Nortel y Ericsson. La mayor parte de los trabajadores contratados para poner en marcha este negocio se encuentran en Alemania, en donde trabajan 900 empleados.

César Alierta, presidente de la compañía, desveló ayer en una conferencia con analistas que la decisión de congelar y provisionar la mayor parte de la inversión realizada hasta ahora en el establecimiento del UMTS supondrá un ahorro para la compañía de 1.802 millones de pérdidas de beneficios brutos de explotación en el periodo 2002-2005 y 2.374 millones de pérdidas netas en el mismo periodo. Precisó que, aunque se abandonará por el momento el negocio de la telefonía móvil UMTS, se mantendrá la propiedad de las licencias.

Sin embargo, ayer fuentes del regulador alemán consultadas por Reuters aseguraron que los operadores pueden ver revocadas sus licencias si no cumplen los requerimientos de construir una red capaz de dar servicio al menos al 25% de la población alemana hasta finales de 2003.

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Igualmente remarcaron que las compañías que se hicieron con una licencia en este país no están capacitadas para poder venderlas y están obligados a devolverlas si se ven incapaces de dar servicio.

Cambio estratégico

Dentro del profundo cambio estratégico que a partir de ahora aplicará la empresa, que según Alierta se concentrará en su negocio tradicional para maximizar la generación de cash flow, se contempla una consolidación del negocio de Telefónica Data, que ralentizará en el corto plazo los planes de desarrollo anunciados.

En general se abandona cualquier plan de expansión a través de una fusión o una adquisición, exceptuando el caso de la compañía de móviles mexicana Pegaso.

Reconoció que la compañía frenará su crecimiento en el apartado de los ingresos siguiendo la caída del 6% en el segundo trimestre y no será capaz de mantener la previsión de un incremento de ventas sostenido hasta 2005 de entre un 8% y un 11%.

En paralelo remarcó la decisión de volver a recuperar el dividendo como vía de retribución al accionista, aunque declinó cuantificar el nivel de retribución que se podría estar manejando y se limitó a explicar que una buena referencia orientativa es 'la decisión de amortizar el 2% de nuestro capital'. El máximo ejecutivo de Telefónica se refirió a la situación en Latinoamérica y señaló que la caída de los ingresos de más de un 23,3% se debió a Argentina, donde los ingresos han bajado en el último año un 68% debido a la situación del país y la devaluación de la moneda. A pesar de ello explicó que se ha pasado de una exposición de 6.000 millones de euros a finales de año a menos de 1.000 en la actualidad. Telefónica seguirá apostando por el mercado brasileño, en el que se han captado el 80% de crecimiento de nuevas líneas de Latinoamérica y donde los ingresos crecieron un 25% en el semestre.

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'No es necesario mantener el control en los medios'

 

 

César Alierta no se extendió en sus respuestas a los analistas sobre Admira. Afirmó que 'se pondrá bajo revisión y análisis las participaciones que la compañía concentra en medios de comunicación con el objetivo de buscar oportunidades de venta'. Alierta subrayó que en Admira 'no es necesario mantener un control sobre la mayoría del capital'. A pesar de su parquedad, estas afirmaciones de Alierta no han hecho sino abundar en la idea de que Telefónica se ha colocado en una posición vendedora en el negocio de medios.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Fuentes cercanas a la operadora consideran de la mayor importancia que este grupo haya quedado bajo la dependencia directa del presidente. Esta decisión despeja las dudas que se habían creado sobre los directivos que mantenían capacidad de decisión real en este tema.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En el marco general del deterioro de las cuentas de Admira en el semestre, las fuentes citadas señalan que la empresa estrella, Antena 3, incurre en pérdidas significativas y, además, no ha logrado consolidar en julio la mejora en los índices de audiencia que había obtenido como consecuencia de la difusión en exclusiva de los partidos del Mundial de Fútbol.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Aunque el presidente de Telefónica no ha precisado en qué consistirá la política de ventas, las fuentes citadas han señalado que en los días pasados Alierta ha mantenido reuniones que tenían como elemento central el futuro de Endemol, el líder de contenidos para televisión. Es conocido el interés de su fundador, John de Mol, por lograr una mayor independencia de Telefónica en la gestión de Endemol, además de su relación con Thomas Midelhof, presidente de Bertelsmann. Las reuniones mantenidas por Alierta podrían conducir a la venta de una parte del capital de Endemol que está en manos de Telefónica.

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