Brasil reitera la solidez de su economía para hacer frente a la crisis de la región
El ministro brasileño de Economía, Pedro Malan, afirmó ayer que el país suramericano tiene fundamentos económicos suficientes para 'poner fin a la crisis', lo que le permitirá afrontar las elecciones de octubre 'con serenidad'.
Malan hizo estas declaraciones en una conferencia sobre riesgos sistémicos en el II Encuentro Financiero Internacional, organizado por The Economist y Caja Madrid. Las dudas sobre la economía brasileña se han disparado en los últimos meses: el PIB se contrajo un 0,7% en el primer trimestre del año, mientras que el real se ha depreciado un 25% en lo que va de año, hasta cotizar a 2,8 unidades por dólar. A pesar de los llamamientos a la calma del Gobierno, los malos datos no dejan de producirse; el lunes pasado se conoció que la producción industrial cayó un 5,1% en mayo.
Malan defendió la solidez de la economía brasileña porque se sustenta en 'una férrea disciplina fiscal, la flexibilidad del tipo de cambio, la libertad operativa del Banco Central, la estabilidad jurídica y el compromiso del Gobierno por impulsar el crecimiento mediante la productividad laboral'.
El ministro brasileño envió un nuevo mensaje de confianza a los mercados al asegurar que 'el cumplimiento de los contratos de la deuda es un requisito imprescindible para cualquier Gobierno'. Malan aseguró que los ciudadanos brasileños 'no permitirán el acceso al poder' de ninguna Administración que ponga en peligro compromisos sociales como el control de la inflación, la responsabilidad fiscal y las obligaciones internacionales del país. Las declaraciones eran una clara alusión a Luis Inazio Lula da Silva, líder del Partido de los Trabajadores y candidato más destacado en las encuestas. El riesgo-país de Brasil se disparó en las últimas semanas hasta los 1.600 puntos básicos mientras se consolidaba la ventaja de Lula en los sondeos. El candidato izquierdista cuestionaba el cumplimiento de las obligaciones de la deuda, pero la campaña le ha obligado a rectificar su discurso y garantizar el cumplimiento de las obligaciones.