Tres sabotajes en los últimos tres años
En enero 1999, la compañía presidida por Juan Villalonga comunicó a sus clientes una avería que afectó a más de 10.000 líneas y dejó sin teléfono, móviles e Internet a decenas de empresas y miles de usuarios particulares de la zona norte madrileña.
Poco días después, los operarios encargados de la reparación explicaban en un documento interno que los 37 cortes encontrados en las líneas de comunicaciones del kilómetro 10,800 de la carretera nacional I parecían haberse hecho intencionadamente. Por aquél entonces, la compañía se encontraba negociando con la plantilla el plan de empleo, aunque los representantes sindicales de los trabajadores de Telefónica negaron cualquier vinculación con los hechos.
Dos años después, en enero 2001, la Telefónica de Alierta sufrió el mayor corte de líneas de su historia, con más de 180.000 líneas y cuatro provincias afectadas (Madrid, Alicante, Cuenca, León y Murcia). Entonces, el clima sindical, según reconocieron trabajadores y directivos, era bueno y las fuentes apuntaron a un simple acto de vandalismo ajeno a la plantilla de Telefónica.