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Control

Estados Unidos endurece el régimen de transparencia de las empresas cotizadas

EE UU quiere que los accionistas conozcan mejor su compañía y las operaciones que hace en el menor tiempo posible para tratar de evitar más escándalos.

No cesa la marea regulatoria con la que se trata de conjurar el caso Enron, la séptima empresa de EE UU ahora en suspensión de pagos por irregularidades contables. La autoridad bursátil presentó ayer un conjunto de normas que vienen a renovar algunos aspectos referentes a la presentación oficial de sus operaciones ante este órgano de supervisión. Lo más significativo de esta regulación se refiere a la cantidad de información que se somete a la lupa de la institución, a los periodos de presentación de ésta y a la implicación por escrito del presidente y consejero delegado de la empresa.

Por un lado, se estrechan los plazos de presentación de resultados de las compañías tanto trimestrales como anuales a través de la memoria anual. En concreto, los informes de cierre de trimestre deberán presentarse 30 días después del cierre de este periodo y no en 45 como se hace hasta ahora. Las memorias anuales deben presentarse en los 60 días siguientes al cierre del ejercicio y no los 90 días estipulados en este momento.

Los inversores, algunos de ellos representados por asociaciones, han expresado ya su interés porque estas normas se terminen aprobando tras el periodo de 60 días de consultas públicas que se abre a partir de hoy.

Por otro lado, el regulador del mercado, y en particular su presidente, Harvey Pitt, cuyas relaciones como abogado con algunas empresas le han puesto en la diana de las sospechas, quiere que la información que se someta al escrutinio de la institución sea mayor y más precisa. El objetivo es acabar con aquellas aclaraciones a pie de página, que, en el caso de Enron, ocultaban de forma ininteligible la maraña contable de la empresa. En este sentido, la autoridad quiere que las informaciones llamadas 8K, es decir, las que se hacen fuera de los periodos normales de información trimestral (similar a los hechos relevantes en España), se comuniquen a más tardar en dos días, y no los 15 actuales.

Además se amplía la lista de lo que se considera obligatorio informar al regulador. En estos momentos, son seis los acontecimientos que dan lugar a este tipo de información a los inversores, pero se han introducido otros, como la terminación de un contrato con un cliente importante y el cambio de los derechos de los accionistas, entre otros.

Por último, el regulador quiere que los máximos ejecutivos de las empresas se hagan responsables de las comunicaciones y obliga a que los consejeros delegados y los directores de finanzas certifiquen su conocimiento personal sobre la información que se presenta. Es decir, que se comprometan y se hagan totalmente responsables. Una certificación falsa podría dar lugar a un juicio. Se siguen al pie de la letra las enseñanzas de Enron, empresa en la que presidente y consejero delegado decían no tener conocimiento de nada.

Reacciones negativas de las compañías

 

Las propuestas del regulador han gustado a los inversores, pero no han suscitado alegría en el seno de las grandes compañías, especialmente las multinacionales. Según la agencia Bloomberg, al menos 50 compañías del ranking Fortune 500 han pedido ya mayor flexibilidad en los plazos de presentación de la información.

 

 

 

 

 

 

 

Según estas empresas no siempre es fácil conseguir toda la información que se tiene que presentar de filiales que estén en países poco desarrollados y, si se insiste en estos tiempos, lo más que se puede conseguir es confundir a los inversores con las que se consideran ya inevitables correcciones posteriores.

 

 

 

Las críticas de las empresas han sido refrendadas por las firmas auditoras, que se verán inmersas en los mismos problemas, y la Mesa Redonda de los Negocios, una asociación que representa a los presidentes y consejeros delegados de las mayores corporaciones estadounidenses. Los analistas creen que pese a las críticas, el presidente de la SEC, Harvey Pitt, no debe retroceder.

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