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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Gas para la Bolsa

La Comisión Nacional del Mercado de Valores registró ayer la oferta pública de venta (OPV) de acciones por medio de la cual saldrá a Bolsa Enagas. Gas Natural colocará en el mercado hasta el 65% de su filial de transporte de gas para reducir su participación al 35%, el límite máximo que le ha impuesto el Gobierno. Se trata de la primera operación de este tipo tras más de un año de sequía. Desde Inditex, en mayo de 2001, ninguna otra compañía había dado el salto al parqué mediante una oferta pública.

Enagas es del tipo de valor que puede vencer las reticencias de los inversores ante el mal momento del mercado. Es el principal transportista de gas natural en España con una red de 6.123 kilómetros de gasoductos de alta presión, con conexiones con el Magreb (Estrecho de Gibraltar), Noruega (por Francia) y Portugal. Tiene tres plantas de regasificación y opera dos almacenamientos subterráneos. Es lo que podría considerarse como un valor refugio o de carácter defensivo. Como Red Eléctrica o las autopistas, Enagas es una empresa que se dedica a un negocio altamente regulado y cuyos ingresos y rentabilidad están sujetos a relativamente pocos riesgos. Con esos antecedentes, el mayor o menor atractivo de la inversión en la compañía es cuestión de precio.

Según la banda orientativa incluida en el folleto de la oferta pública, las acciones costarán entre 5,85 y 7,55 euros, lo que supone valorar el 100% del capital de Enagas entre 1.400 y 1.800 millones de euros. Se trata de un rango de valoración atractivo, según las estimaciones teóricas de los analistas, pero las condiciones de mercado no parecen en principio las más adecuadas para apurarlo al máximo, aunque será la demanda captada a lo largo de la colocación la que dé la clave para la fijación definitiva del precio.

Una de las grandes incógnitas es la respuesta de los pequeños inversores ante esta colocación. Hace unos años, los pequeños inversores se lanzaron de lleno a abrazar el capitalismo popular en medio de la oleada de grandes privatizaciones. Las empresas privadas tomaron el relevo mediante salidas a Bolsa y a través de macroampliaciones de capital. En esos tiempos de Bolsa fuertemente alcista, cada oferta generaba varias veces su propia demanda sin apenas esfuerzo. La resaca bursátil, sin embargo, ha teñido de desencanto muchas de aquellas inversiones. Buena parte de las colocaciones se efectuaron en momentos boyantes del mercado y las valoraciones manejadas resultaron luego insostenibles.

Tras esa prolongada decepción, queda por ver la respuesta ante la actual oferta pública. En principio, el perfil de bajo riesgo de la empresa, el relativamente reducido volumen de la operación, la propia escasez de ofertas públicas y la participación de numerosas entidades en el sindicato colocador permiten predecir una colocación sin demasiados sobresaltos entre los particulares, aunque el éxito o el fracaso se jugará seguramente en el terreno de los inversores institucionales.

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