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Crisis

El FMI acude al rescate de Uruguay para intentar limitar la crisis bancaria

Durante meses, las autoridades económicas internacionales han insistido en el limitado contagio de la crisis argentina hacia los países de la región o el resto de los mercados emergentes. Pero lo cierto es que, según avanzan los meses, los países del entorno argentino sufren un constante deterioro de sus fundamentos económicos.

Las principales agencias de calificación rebajaron en febrero la valoración de la deuda uruguaya, lo que motivó la intervención del FMI. En marzo, el Gobierno presidido por Jorge Batlle y el organismo internacional firmaron un acuerdo de asistencia financiera por 743 millones de dólares (810 millones de euros).

Pero la crisis del sistema bancario no se detuvo ahí y la semana pasada Standard & Poor's volvió a rebajar la calificación de la deuda debido a que 'la retirada de los fondos de los no residentes genera el peligro de que se transformen en una salida de capitales desestabilizadora'. Por los mismos motivos, Moody's ha puesto bajo revisión los títulos uruguayos.

Desde enero, la retirada de los depósitos se eleva a unos 2.500 millones de dólares (2.725 millones de euros), lo que supone casi un tercio del total de los fondos de la banca privada. El Banco Central ha tenido que acudir en ayuda de numerosas entidades, lo que ha hecho caer un 47% las reservas internacionales del país, según datos del BBVA. Este descenso también se explica, en parte, por la defensa del tipo de cambio, golpeado por las devaluaciones de Brasil (1999) y Argentina (enero pasado).

El Gobierno acaba de aprobar un plan de ajuste fiscal para tratar de cumplir con la meta de déficit pactada con el Fondo (2,5% del PIB en 2002), para lo que ha aplicado una subida del impuesto sobre la renta y una reducción de los gastos corrientes de la Administración.

Los analistas insisten en que la austeridad fiscal, por si sola, no sacará a la economía uruguaya de su tercer año de recesión y ponen como ejemplo a Argentina.

'En Uruguay hoy estamos en la misma etapa de la Argentina de Machinea, anunciando un ajuste en enero, que recién se aplicó en marzo y ahora tenemos otro en mayo y quizá otro en tres o cuatro meses, porque la actividad seguirá cayendo y con ello la recaudación', sostiene el economista Nelson Noya.

Por otro lado, el Gobierno argentino no logró convencer a todos los banqueros con su propuesta de canje de bonos estatales por los depósitos atrapados en el corralito.

El plan gubernamental lo expuso Lavagna a directivos bancarios el pasado sábado. Mientra la Asociación de Bancos Públicos y Privados, con mayoría pública, firmó una declaración conjunta con el Gobierno, la Asociación de Bancos de Argentina se retiró de la reunión.

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