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Divisas

El euro recupera terreno frente al dólar

Por su parte, el Banco Central Europeo (BCE) fijó el cambio

oficial del euro en 0,9152 dólares. Los analistas son cada vez más rotundos en cuanto a una depreciación del dólar frente a monedas como el euro, el yen, el franco suizo y la libra esterlina en los próximos meses en un porcentaje que oscila entre el 12% y el 24%.

Las recientes ganancias de la divisa europea respecto al dólar han dado pie a conjeturas divergentes sobre una caída más o menos acelerada de esta moneda en los próximos meses.

Según un estudio del Grupo Asesor de Economía Europea (EEAG), existen dos probables escenarios: en el primero, el dólar haría un aterrizaje suave, que permitiría cubrir el gigantesco déficit por cuenta corriente de EEUU, para acusar una depreciación nominal del 16%.

En el segundo caso de un aterrizaje turbulento, el dólar llegaría a perder hasta un 24 por ciento de su valor nominal en un solo año, aunque los economistas advierten que es prácticamente imposible predecir con acierto a corto y medio plazo la evolución de una moneda en los mercados de divisas.

La ortodoxia prescribe en teoría que el tipo de cambio euro-dólar se sitúe a un nivel en el que ambas monedas tengan aproximadamente la misma capacidad adquisitiva y que podría ser de 1,20 dólares por euro a largo plazo, argumentan los economistas.

Jay Pelosky, del banco de inversión estadounidense Morgan Stanley, pronostica en una entrevista divulgada en la revista "Wirschaftswoche" que el dólar bajará entre un 15 y un 20 por ciento y que los inversores diversificarán sus carteras en otras divisas para limitar los riesgos.

En lo que parecen coincidir todos los expertos es en que a largo plazo será imposible seguir financiando el enorme déficit por cuenta corriente en EEUU, que en 2001 absorbió diariamente un flujo de capital extranjero de 1.140 millones de dólares (1.252 millones de euros) y que esta fenómeno presionará fuertemente sobre el dólar.

A largo plazo, esta situación es insostenible, afirma Neal Soss, economista jefe del banco Credit Suisse First Boston.

Jens Ehrhardt, un gestor muniqués de patrimonios, cree imposible que en 2003, europeos y japoneses envíen de nuevo otros 500.000 millones de dólares (550.000 millones de euros) a EEUU para comprar más acciones y bonos del tesoro.

Los inversores extranjeros ya han reaccionado y en enero y febrero han comprado casi un 75 por ciento menos instrumentos financieros en EEUU que el año anterior, como consecuencia de la depresión del dólar, señala Klaus Kaldemorgen, gestión de los fondos alemanes DWS.

Respecto a la reciente evolución del tipo de cambio de las dos divisas más relevantes, desde el punto de vista macroeconómico, la debilidad del euro refleja, en gran parte, la fortaleza de la economía norteamericana, que se ha apoyado en una mayor productividad, y más consumo y demanda de inversiones que Europa.

Incluso el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Wim Duisenberg, ha admitido que el euro ha ganado terreno, no por méritos propios, sino por la anemia del dólar. El informe del EEAG apunta que el euro ha salido perjudicado por el exceso de activos emitidos en euros, sobre todo bonos y deuda internacional, y por la fuerte contracción de la demanda de moneda en circulación antes de la implantación de los billetes y monedas en euro, el 1 de enero de 2002, argumentan los expertos.

Agrega que calculado según la media ponderada de monedas europeas integradas en una cesta de divisas, el dólar se ha apreciado un 35 por ciento entre 1995 y 2000, si bien la pérdida de determinadas monedas nacionales contra el billete verde fue incluso mayor, según un estudio del Grupo Asesor de Economía Europea (EEAG).

Desde su introducción como moneda de cálculo en enero de 1999, el euro se ha depreciado un 22,50 por ciento contra el dólar, de acuerdo con el tipo de cambio vigente hoy de 0,9145 dólares. Las consecuencias derivadas de una posible revalorización del euro suponen un riesgo para muchas empresas europeas, sobre todo las que exportan a países bajo el dominio del dólar, puesto que sus productos se encarecerán.

Según un estudio del Instituto de Economía Mundial de Kiel, una apreciación real del euro de 10 por ciento frente a las principales divisas repercutirá en una caída de las exportaciones alemanas del 5 por ciento. Por otro lado, una ganancia en el mismo porcentaje reduciría la inflación en la eurozona en un 0,2 por ciento, lo que ayudaría BCE a colocar la subida de los precios por debajo del 2 por ciento. En abril, la media de inflación en los doce países del área fue del 2,4 por ciento.

A su vez, una inflación más baja estimularía el consumo al mejorar automáticamente la capacidad adquisitiva de los europeos.

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