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Viajes

Puro glamour

El festival de cine llevará a Cannes, entre el 15 y el 26 de mayo, una oleada de ricos y famosos. La Costa Azul está acostumbrada a ellos; algunas de sus ciudades y lugares son sinónimos de lujo

Por qué el Festival de Cannes goza de un halo de prestigio intelectual, de compromiso? Tal vez sorprenda a algunos saber que este certamen nació como reacción frente al de Venecia, al quedar éste en manos del fascismo mussoliniano; de hecho, la primera edición de Cannes quedó abortada por el estallido de la guerra, y sólo pudo tener su apertura oficial en 1946. Desde que se construyó el Palacio del Festival, unos años después, éste ha visto desfilar bajo los focos a los mejores del cinema mundial. Muchos han dejado la huella de sus manos y su firma en los jardines que enlazan el palacio con el paseo de la Croissette. Un paseo marítimo erizado de palmeras (la palma es el emblema del festival) por donde fluye a todas horas, haya o no festival, una multitud ansiosa de beber los mismos aires que las estrellas. Cannes es eso sobre todo, pero también la hermosa estampa del casco viejo, con su chepa asomada a la rada y al viejo puerto de pescadores.

Atracción fatal

Pero la culpable de la atracción fatal de los ricos por este litoral es Niza, la capital que toma el sol en la bahía de los Ángeles. La puesta de largo de esta población de origen romano empezó en 1860: entonces se unió a Francia (antes era de la Saboya italiana) y cuatro años después llegaba el ferrocarril. Y con él empezaron a llegar los aristócratas. Los que podían pagarse un invierno arropado por un clima que permite flores y baños de mar durante todo el año; en aquel entonces, sin penicilina, una simple gripe mataba. Así que venían los pudientes, como la reina Victoria, que se instalaba con cuantioso séquito en el Hotel Regina (en la colina de Cimiez, donde están las ruinas de la urbe romana). Junto al vieux Nice popular creció una ciudad elegante cuajada de merengues modernistas, algunos tan preciosos como el Palais Maeterlinck (donde vivió el célebre escritor, ahora un hotel de ensueño), o el Palais de la Mediterranée, que está siendo convertido en hotel de lujo, uno más, por si hubiera pocos.

El más célebre de todos, el Negresco. La perla de la célebre Promenade des Anglais (ingleses eran todos los que paseaban a la orilla del mar, es decir, cualquier foráneo, porque los niçois castizos siempre se sintieron un poco montagnards, de espaldas al mar y de cara a la montaña, como las casas que levantaban). El Negresco es el sueño de un croupier de origen rumano, Henri Negresco, que engatusó a unos cuantos ricachones para que pusiesen los cuartos. Se inauguró en 1913 y fue un éxito. Las guerras eclipsaron su brillo, hasta que en 1957 lo compraron Jeanne y Paul Augier. Jeanne manda aún como una reina, desde la célebre cúpula rosa del chaflán, y cuida los detalles de la decoración. Pone, por ejemplo, piezas de arte recién adquiridas junto a obras antiguas de valor incalculable, cuadros, estatuas, lámparas o alfombras. Su gata, Carmen, se pasea entre los bustos del XVII, duerme en los sillones de terciopelo y hace lo que le da la gana, aunque siempre se comporta como una aristogata. Los clientes, encantados con ella.

Entre Niza y Cannes, Antibes es otro lugar mítico. El Fort Carré, un bastión de tiempos de Vauban, protege el puerto deportivo más importante de Europa. Yates que parecen buques de guerra toman el sol teniendo como fondo las cimas nevadas de los Alpes: se ve claramente que aquí se esquía por la mañana y se navega o se nada por la tarde. También hay un puerto viejo, con pescadores viejos. Y un casco medieval de color encendido. Coronado por el castillo Grimaldi: en él vivió Picasso, sólo seis meses, pero dejó al pueblo lo que allí creó, o sea, un tesoro de docenas de cuadros y cerámicas. Sólo por eso, y por sus festivales lírico y de jazz (en verano), Antibes es un nombre de oro.

También el traspaís de este litoral de lujo huele a opulencia. Grasse es la capital mundial del perfume. La pequeña villa medieval, muy pintoresca, decidió en el siglo XVI implantar fábricas de aromas para contrarrestar el mal olor de sus tenerías. Ahora, más de 40 fábricas y un museo oficial de la perfumería consagran a Grasse. Esas fábricas están abiertas a las visitas, y en ellas se aprenden cosas sorprendentes. Por ejemplo, que una buena nariz puede distinguir hasta 3.500 aromas diferentes. En Grasse presumen de tener 50 buenas narices, en total. Estas narices crean perfumes en una mesa llamada órgano, donde disponen de 400 frasquitos de aceites esenciales, como compositores que tuvieran que arrancar de un teclado, o de una orquesta, una idea musical. También se aprende por qué algunos perfumes son tan caros: para obtener un kilo de aceite esencial de rosas se necesitan 4.000 kilos de pétalos. El kilo de esencia de rosas vale los mismos euros que un lingote de oro, unos 10.000. Eso, aquí, no es que sea calderilla, pero casi.

Cómo ir. Air Litoral (902 901 493) tiene tres vuelos diarios directos entre Madrid y Barcelona y Niza a partir de 276 euros i/v desde Madrid y 240 euros i/v desde Barcelona.

Dormir. Hotel Negresco, un símbolo, declarado Edificio Histórico y una página viva de historia, 37 Promenade des Anglais, teléfono 33 (0)493 166400, entre 330 y 850 euros. Palais Maeterlinck, en el cabo de Niza, asomado sobre el acantilado, antiguo palacete reconvertido en hotel con 40 habitaciones y suites que cuestan entre 225 euros la más sencilla en temporada baja, a 2.300 euros la suite presidencial. Le Mas Candille, hotel rural de lujo, en forma de masía recostada en la montaña bajo el pueblo de Mougins, teléfono 33 (0)492 284345, excelente cocina, entre 300 y 800 euros.

Comer. Le Moulin de Mougins, en este lugar mítico oficia Roger Vergé, uno de los creadores de la cuissine du soleil, que ha creado escuela por la zona, con dos estrellas Michelin y precios a tono (unos 150 euros de media), está en el Quartier Notre-Dame-de-Vie de Mougins (junto a la autopista, ruido de fondo), teléfono 33 (0)493 757824.

La Bastide Saint-Antoine, en un barrio de Grasse (48, avenue Henri Dunant, 33 (0)493 709494): Jacques Chibois practica una cocina de altísimo nivel e inspiración mediterránea, dispone de algunas habitaciones lujosas y tranquilas.

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