Hewlett-Packard y Compaq superan el último obstáculo para culminar la fusión
Ocho meses después de que Carly Fiorina, presidenta y consejera delegada de Hewlett-Packard (HP), y Michael Capellas, presidente de Compaq, anunciaran en Estados Unidos el acuerdo de fusión entre las dos compañías para crear el primer fabricante informático mundial, la operación ha conseguido superar el ultimo obstáculo. En la madrugada de ayer Walter Hewlett, hijo de uno de los fundadores de la compañía, decidió tirar la toalla y acabar con su estrategia iniciada hace ya seis meses de oponerse a la fusión.
La nueva postura de Hewlett era consecuencia directa de la decisión del juez de Delaware, William Chandler, quien rechazó las acusaciones acerca de que la compañía había comprado los votos de un gran inversor, el Deutsche Bank, para ganar la votación. El juez dijo que no se habían aportado las pruebas necesarias que demuestren la supuesta compra de votos.
Al conocer la decisión del juez Chandler, el líder del bando opositor a la fusión distribuyó un comunicado en el que dejaba clara su intención de 'no apelar la decisión de la Corte Suprema de Delaware'. En paralelo, Hewlett explicó que había decidido retirar su petición de recuento de los votos de los accionistas que en la junta general de HP aprobaron la fusión por un estrecho margen y 'permitir que el resultado de la votación pueda ser certificado'.
Aseguró igualmente que aunque discrepa del resto de los miembros del consejo de administración de la compañía de los beneficios que generará la fusión, aportará todos sus esfuerzos para alcanzar el éxito de la operación y lograr el mayor beneficio para los accionistas. Hewlett pidió a 'todos aquellos que me han apoyado durante estos meses y a los que han compartido mis opiniones, que hagan lo mismo y apoyen la integración de HP y Compaq'.
La retirada del flanco opositor a la fusión permitirá que de forma inmediata Carly Fiorina, futura consejera delegada de la nueva sociedad resultante, comience el proceso de integración, 'la parte más dura de la operación', como ella misma la ha definido.
La fusión, valorada en 18.600 millones de dólares (más de 20.000 millones de euros), persigue generar sinergias por 2.200 millones de euros en 2003, primer ejercicio completo del nuevo grupo ya integrado. La previsión es lograr que las sinergias alcancen una valoración de 2.775 millones de euros a partir del segundo semestre de 1994. Basado en sus últimos informes anuales, la fusión de HP y Compaq creará un gigante con una facturación consolidada de 96.570 millones y unos beneficios operativos de 4.329 millones de euros.
La nueva compañía tendrá operaciones en 160 países y nacerá con una plantilla total de 145.000 empleados. La previsión de las dos compañías es que alrededor de un 10% de sus trabajadores, muchos de los cuales se opusieron frontalmente a la operación, pierdan su puesto de trabajo por la fusión.
En España, las dos empresas daban empleo en 2000 a 2.344 trabajadores.
La decisión del juez de Delaware hace ganar muchos enteros a Carly Fiorina, que se jugaba su reputación como directiva de primer nivel en Estados Unidos en el éxito de la operación. De hecho, ella personalmente asumió la responsabilidad de enfrentarse a los abogados de Walter Hewlett en la Corte Suprema de Delaware.
Prestigio
La compañía como tal y el prestigio profesional de Carly Fiorina no podían permitirse un nuevo fracaso como el que cosechó con la fallida adquisición de la división de consultoría de PricewaterhouseCoopers en 2000.
Ahora tiene por delante un reto enorme. Demostrar que los opositores al plan estaban equivocados en su predicción de que la fusión es dilutiva para los accionistas de HP y de que no generará valor, sino que lo destruirá.
Fiorina alegó que la fusión creará una potencia global de los ordenadores en un sector que se consolida, mientras que Hewlett decía que con la absorción de Compaq, HP incorporaba un negocio de ordenadores de baja rentabilidad en lugar de ampliar y potenciar su gama de computación e impresoras de avanzada tecnología.
Fiorina deberá continuar con sus esfuerzos de reestructurar la compañía, la principal razón por la que fue contratada hace tres años como primer director ejecutivo de HP traído de fuera de la estructura de la compañía norteamericana.
Walter Hewlett abandona la escena
Walter Hewlett volverá a ser a partir de ahora el ejecutivo en la sombra que era hasta antes de que decidiera oponerse frontalmente, y en ocasiones de forma virulenta, a la pretensión de Carly Fiorina de fusionar con Compaq la empresa que ayudó a fundar su padre.
Su rendición, después de seis meses de batalla, reduce su rol en la empresa a un mero 'vigilante del desarrollo de la empresa para asegurar que sus decisiones se toman en interés de sus accionistas'.
Fuera ya del consejo de administración de la nueva sociedad fusionada por expreso deseo de Carly Fiorina, Walter Hewlett volverá a lo que la prensa estadounidense considera su torre de marfil: la fundación que le legó su padre y que controla 72 millones de acciones de HP, y abandonará lo que él mismo ha definido como 'el nido de serpientes de la política corporativa de las empresas'. Su salida del consejo dejará al consejo directivo de Hewlett-Packard por primera vez en 63 años de historia sin ningún miembro de las familias Hewlett o Packard.
Calificado por los detractores de su estrategia de oposición a la fusión como 'el perfecto diletante', Walter Hewlett, académico y músico de formación y centrado en coordinar acciones humanitarias y sociales desde la fundación The William R. Hewlett Revocable Trust, retornará a cumplir ahora lo que afirmó hace 15 años al periódico The San José Mercury News con ocasión de su nombramiento como consejero de Hewlett-Packard; 'mi papel será ser invisible', dijo.
Ocho meses de intensa lucha
El 3 de septiembre del año pasado Carly Fiorina y Michael Capellas comunicaron a la comunidad financiera internacional que habían acordado fusionar sus dos compañías. La fusión de Compaq y Hewlett-Packard conmocionaba y amenazaba la situación del negocio informático mundial, hasta entonces dominado por el gigante IBM.
Pero las sonrisas con las que ese día los dos primeros ejecutivos de las dos compañías despacharon a las cámaras de medios de comunicación de todo el mundo duraron poco. En seguida se comenzaron a oír voces críticas al proyecto que no sólo cuestionaban la operación, sino que ponían en entredicho la capacidad de Carly Fiorina de manejar una empresa de las dimensiones de Hewlett-Packard.
De hecho, ya en noviembre las dos ramas familiares de los fundadores de la empresa hacían pública su intención de oponerse a la operación, por considerarla contraria a los intereses de los accionistas y al espíritu fundacional de la empresa.
Desde entonces y hasta la junta de accionistas de Hewlett-Packard, celebrada finalmente el pasado 19 de marzo, el cruce de acusaciones entre el equipo directivo de la empresa estadounidense y Walter Hewlett fue incesante, en medio de un escenario en el que los fondos de inversión y de pensiones con acciones de HP anunciaban públicamente el sentido de su voto.
Espaldarazo europeo
La Unión Europea dio un enorme espaldarazo a las tesis de Carly Fiorina autorizando la fusión en Europa el pasado 1 de febrero.
En la junta de accionistas se aprobó la fusión por un estrecho margen -un escaso 3% a favor del sí-, pero de inmediato Walter Hewlett exigió que se llevara a cabo un recuento de los votos y anunció la interposición de una demanda civil contra el consejo por haber presionado a Deutsche Bank con represalias si votaba en contra de la operación.
El proceso que se ha seguido durante los últimos días en la corte de Delaware no ha estado exento de crudeza. Hasta tal punto llegaron las acusaciones que los abogados de Carly Fiorina pidieron al juez que diese por buena la votación y limpiase el nombre de la ejecutiva.