El BBVA pide a la red que traslade un mensaje de tranquilidad al cliente
De entrada, toda la red comercial del BBVA mantiene un mutismo absoluto sobre las cuentas ocultas del banco y la investigación judicial en curso, tan sólo roto por los comentarios de los clientes, a los que se les transmite una imagen de sosiego y el mensaje de que el escándalo no afecta al negocio diario de la entidad.
El resto de las entidades también apuesta por la discreción, quizá por un pacto no escrito que intenta mantener la estabilidad en el sector y no alterar a un mercado que se desayuna todos los días con nuevos datos del caso BBVA.
Jueves, 18 de abril. A las 16.30 horas, el director regional del BBVA para el País Vasco y Cantabria, José Borrúe, convoca a los directores de las sucursales de Vizcaya. La reunión dura dos horas y media. Según asegura uno de los asistentes, responsable de una de las oficinas repartidas por el territorio vizcaíno, la consigna es transmitir a los clientes una 'imagen de tranquilidad', que hay un nuevo equipo directivo y que el banco lo componen 30.000 empleados en España y 70.000 en el mundo. Del resto, es decir, de las cuentas secretas y de los fondos de pensiones en Jersey de una buena parte de los anteriores miembros del consejo de administración y alguno de los que todavía permanece, no hay nada que comentar, salvo lo que oficialmente digan los principales gestores del banco a través de los medios de comunicación.
Eso sí, la red no debe perder el Norte. 'Nos dijeron -señala el director de sucursal- que debemos ganar cuota y negocio. Eso es lo más importante para el banco'. El director regional argumenta ante sus subordinados que los resultados trimestrales deben ser buenos, 'cada vez mejores. Eso es lo que da valor al accionista'.
Estos días, la red de sucursales del BBVA cumple a rajatabla esas instrucciones. En una sucursal de Algorta (Getxo), situada al lado de Neguri, donde residen una buena parte de las familias fundadoras del banco, hoy ya lejos del consejo de administración, la entidad vasca ofrece ahora a sus clientes una gama de siete fondos de pensión.
Siete fondos
Entre ellos, no se encuentran los que suscribieron los 22 miembros del máximo órgano de gobierno del BBVA. Si los clientes reclaman al gestor comercial de turno un producto similar para comenzar a cimentar su cobertura, el aludido escapa de la forma más cortés posible y entre sonrisas. Los comerciales de la entidad también ofrecen un depósito a dos años que exige una aportación mínima de casi 20.000 euros.
Esta oferta está referenciada al incremento en ese periodo del nivel de cotización de las acciones del banco, que durante esta semana han oscilado en torno a los 13 euros por título. Desde dentro del banco consideran que el nivel de mínimos en Bolsa está situado entre 13 y 14 euros por acción y que a partir de ahí sólo puede subir la cotización. Es decir, sólo aconsejan comprar sin vacilaciones y que uno se olvide de los problemas de la entidad.
En el servicio telefónico todavía son más discretos que en las sucursales. Los operadores se limitan a informar de forma mecánica sobre los datos requeridos, sin entrar en más disquisiciones. Para contratar fondos de pensiones, recomiendan la visita a una oficina del banco.
Deportividad en las sucursales del SCH
La actitud de reserva de los empleados del BBVA es mantenida también por los trabajadores de su competidor directo, el Santander Central Hispano (SCH). En sus sucursales no se escuchan mensajes despectivos sobre la coyuntura que convulsiona a su rival y se actúa con deportividad. Los comerciales, siempre dispuestos a hacer negocio y a generar nueva clientela, callan ante los problemas que atraviesa la entidad financiera presidida por Francisco González, un protagonista fijo en las portadas de los periódicos de los últimos días.
Esta actitud de los colaboradores del banco cántabro se suma a las últimas manifestaciones de su presidente, Emilio Botín, durante la presentación del proyecto inmobiliario de la entidad financiera en la Comunidad de Madrid, calificó al BBVA como 'un bancazo'.
Estos acontecimientos han desplazado a un segundo lugar los problemas del BBVA por el riesgo contraído en Argentina, que no consigue solucionar sus problemas con el paso del tiempo.
Aunque desde la entidad financiera no se olvidan de lo que ocurre en el país austral, el foco de atención está en otro lado, en casa.