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Coyuntura

EE UU supera las expectativas y crece un 5,8% en el primer trimestre del año

El crecimiento se produce como continuación a un aumento del PIB del 1,7% en el último trimestre de 2001 y una caída del 1,3% en el periodo anterior. No obstante, la lenta recuperación de los inventarios ha forzado a la cautela a muchos economistas, que a la vista de este crecimiento han advertido que no son cifras que se puedan mantener fácilmente.

Steven Wieting, economista de Salomon Smith Barney, reconoce que se ha vuelto a hacer la luz sobre la economía estadounidense, pero 'este es sólo un primer paso adelante después de dos años malos'. 'Los más optimistas dirán que la recuperación se ha conseguido desde las primeras semanas del trimestre, pero tenemos que recordar que no hay que tomar nada por sentado y hay que mantenerse vigilante y apoyar la recuperación', decía Wieting ayer.

El propio presidente, George Bush, dijo ayer no estar contento con la cifra del PIB para decir que 'aún queda mucho por hacer'. La cautela responde también a las recientes advertencias del presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, que no sólo sigue pensando que hay amenazas al crecimiento, sino que éste no tendrá la fuerza registrada en los noventa.

Tras la cifra del PIB se esconde un crecimiento del gasto real del consumo del 3,5%, algo mayor de lo esperado por muchos analistas, aunque en el último trimestre del año pasado este porcentaje fue del 6,1%. Todo ello, con una subida de precios del 0,6%, un alza que va dando la razón a las previsiones económicas del Fondo Monetario Internacional para este año en las que se aseguraba que a pesar del crecimiento no se registraría un fuerte aumento de la inflación.

Las inversiones en equipamiento para negocios y software mostraron, sin embargo, una mayor debilidad de la esperada al caer un 0,5%. Pese al descenso, este es el menor retroceso del último año y medio. Esta cifra refleja la poca confianza que tienen aún las empresas, especialmente las del sector de telecomunicaciones, que estos días muestran abultados retrocesos en sus resultados, cuando no fuertes pérdidas.

Bruce Steinberg, analista jefe de Merrill Lynch, mantiene el optimismo. Para él la fuerza del PIB implica que la productividad creció a un ritmo del 7%, lo que le lleva a pensar que los márgenes de las empresas 'se ampliarán, por lo que esperamos una mejora en los beneficios empresariales'.

El gasto que más fuerte se mantiene es el del Gobierno, que creció un 7,9% gracias a las inversiones en defensa. Pero la cifra en la que están todos los ojos puestos, la reducción de inventarios, es lo que ha desinflado a los economistas, ya que éstos descendieron a menor velocidad que en el último trimestre del año pasado (una caída de 36.200 millones frente a los 119.300 millones del trimestre anterior). La contribución de la reducción de los inventarios al PIB fue de 3,1 puntos porcentuales, pero el descenso con respecto al periodo anterior sugiere que el camino de la recuperación será tan lento como Greenspan auguraba.

Aunque muchos economistas creen que la recesión ya se acabó, ni siquiera a la vista del crecimiento del PIB el Instituto Nacional de Investigación Económica (Nber, en sus siglas en inglés) ha dado la recesión que comenzó en marzo del año pasado por terminada.

Cae la confianza de los consumidores

 

La confianza de los consumidores retrocedió a finales de abril, según el último informe de la Universidad de Michigan hecho público ayer. A primeros de mes se pensaba que este índice llegaría a 94,4 puntos, pero tras un ajuste a finales de mes quedó en 93 puntos y algo más alejado de los 95,7 registrados en marzo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Y es que a pesar de los recientes datos positivos de la economía, los estadounidenses se han mostrado preocupados por la errática evolución de la Bolsa, donde muchos de ellos tienen sus ahorros y sus planes de jubilación, y por la situación en Oriente Próximo, algo que muchos temen que pueda conducir a una subida de los precios del crudo. El presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, ha basado parte de su cauto optimismo en el mantenimiento de un bajo precio del crudo. Los índices de confianza de los consumidores han cedido poco a poco a pesar de que las cifras macroeconómicas permiten ahora una mayor relajación.

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