Arcelor critica la subida de los aranceles al acero en EEUU
"La solución que han adoptado los estadounidenses -gravando las importaciones- no es la buena. Rechazaron la solución que les proponíamos, hacer pagar al cliente, y prefirieron designar a un chivo expiatorio: el extranjero", se quejó Mer en una entrevista publicada hoy por "Le Figaro".
Ha explicado que como los aranceles proteccionistas que ha impuesto Estados Unidos cuentan con "numerosas excepciones de carácter resueltamente político, los únicos afectados son finalmente los europeos, los japoneses y los chinos".
Por eso, ha defendido la postura de la Comisión Europea de establecer a su vez "una protección del mercado siderúrgico europeo" y sancionar EEUU con un incremento de los derechos de aduana para algunos de sus productos.
El copresidente de Arcelor indicó que la mitad de la producción estadounidense de acero "es incapaz de sobrevivir en la competición mundial actual", con precios a la baja, ya que cada trabajador debe contribuir con sus cotizaciones a la pensión de cuatro a seis antiguos empleados ya jubilados.
Preguntado por si la decisión estadounidense no es un efecto perverso de la globalización, Mer respondió que "la globalización es útil, pero tiene que ser encuadrada".
"Es útil porque beneficia al consumidor (...) pero desde que un actor deja de seguir el juego, como se ve para el acero, el mercado corre el riesgo de segmentarse en detrimento de todos. De ahí la necesidad de introducir una cierta regulación del sistema mundial y organizar las consecuencias para minimizar los inconvenientes".
Sobre los resultados de la primera vuelta de las presidenciales francesas del pasado domingo, el copresidente de Arcelor dijo estar sorprendido porque "el 30% de los franceses se niegan a votar a los partidos llamados republicanos, sin creer demasiado en lo que hacen cuando votan a la extrema derecha o a la extrema izquierda. Es un voto de protesta contra un sistema que no entienden y del que se sienten extraños".
En cuanto a la calificación del ultraderechista Jean-Marie Le Pen para la segunda vuelta en lugar del candidato socialista (el todavía primer ministro, Lionel Jospin) que habían anunciado las encuestas, Mer consideró que es "la manifestación de una Francia envejecida que se refugia en sus viejos caciques".