La OCDE confía en la recuperación de EE UU y rebaja las previsiones de Europa
EE UU crecerá este año el 2,5%, frente al 0,7% calculado en noviembre. El crecimiento total de la OCDE será del 1,8%, en lugar del 1% previsto. El PIB de la zona euro aumentará el 1,3% y no el 1,4% estimado.
Este diagnóstico dispar se basa en el fuerte estímulo propiciado por las autoridades de EE UU para impulsar su economía. En el caso de Europa las expectativas se retraen por las dudas respecto a que 'la desaceleración haya tocado fondo' y más 'ante la debilidad del mercado laboral'.
Para EE UU el riesgo reside en si la inversión empresarial será capaz de tomar el relevo al consumo como motor de crecimiento en la segunda mitad del año.
Por ello, la OCDE advierte que se 'debe medir con mucho cuidado el momento en que empiezan a dar marcha atrás a los estímulos aplicados a la economía', es decir, las rebajas de impuestos y de tipos de interés. Asimismo, estima que EE UU debe volver al superávit fiscal 'para afrontar el problema del envejecimiento' y reducir también el desequilibrio externo.
El principal objetivo para Europa debe ser, según la OCDE, aumentar 'la productividad y el potencial de crecimiento'. Para ello debe reducir las barreras de acceso a los mercados, el intervencionismo público, las ayudas estatales, la fiscalidad del empleo y potenciar la integración de los sistemas financieros y la reinserción de los trabajadores mayores.
Asimismo, recomienda que no se aplique una subida de tipos 'hasta que la recuperación esté consolidada' y seguir adelante con los esfuerzos de consolidación fiscal. Curiosamente, la OCDE subraya que los países que mejor han reaccionado a la desaceleración, EE UU y el Reino Unido, han basado parte de su recuperación en el aumento del gasto público.
El riesgo en materia de precios pasa por un encarecimiento del crudo que, como en 2000, trabe el crecimiento. Las perspectivas de Japón empeoran ante la ausencia de reformas y el lastre de la banca. El resto de Asia sí reaccionará favorablemente al aumento de las exportaciones.
A medio plazo, la OCDE alerta sobre la amenaza que representa para el comercio mundial (que crecerá el 2,5% este año y el 9% en 2003) 'las renovadas presiones proteccionistas' abiertas por EE UU con los aranceles al acero. Dado el alto grado de dependencia del resto de las economías respecto a EE UU, otro factor de riesgo, esta ola proteccionista puede deprimir el comercio mundial. Asimismo, 'la fragilidad financiera' de algunos países emergentes, como Argentina, representa una amenaza adicional para esas economías. El contagio de esta crisis 'podría empeorar mucho' si el comercio mundial no se recupera como está previsto, advierte.