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Informe

El BCE certifica la recuperación de la zona euro

Duisenberg constata que "la situación económica de la zona euro empeoró el año pasado como resultado de la desaceleración de la economía mundial", agravada tras los atentados del 11 de septiembre, lo que supuso "un desafío" para la ejecución de la política monetaria del BCE, aunque a finales de año se observaron los primeros indicios de reactivación de la actividad.

El presidente del BCE recuerda que el Indice de Precios de Consumo Armonizado (IPCA) de la zona euro se situó en 2001 en el 2,5%, dos décimas por encima del nivel de 2000. El repunte se debió "a la evolución de los componentes más volátiles del índice, los alimentos no elaborados y la energía", aclara. No obstante, a lo largo del año disminuyeron los riesgos para la estabilidad de precios.

En este sentido, asegura que 2001 terminó con la perspectiva de que la inflación se situará "en breve" en niveles compatibles con la estabilidad de precios del BCE, es decir, por debajo del 2%. El crecimiento de la masa monetaria M3, que alcanzó un nivel elevado a finales de 2001, "no supone una amenaza para las perspectivas de estabilidad de precios", ya que se enmarcó en un contexto de elevado grado de incertidumbre en los mercados financieros.

El presidente del Eurobanco advierte que en 2001 la situación presupuestaria general de la zona euro se deterioró por primera vez desde 1993, de manera que "la mayoría de los países no pudieron alcanzar los objetivos fijados en sus programas de estabilidad, cifrándose el incumplimiento en un 0,7% del PIB".

Así, el déficit presupuestario de los países de la zona euro aumentó en 2001 hasta el 1,3 por ciento del PIB, debido al funcionamiento de los estabilizadores automáticos y a la introducción de recortes fiscales en algunos países de la eurozona. El no cumplimiento del Pacto de Estabilidad y Crecimiento perjudicaría la política fiscal de la eurozona, lo que tendría consecuencias negativas para el crecimiento económico y para la estabilidad de precios, advierte el holandés.

Duisenberg insiste una vez más en la necesidad de implantar reformas estructurales, como "única vía para incrementar la tasa de crecimiento potencial de la zona euro, que el BCE estima entre el 2 y el 2,5%". Asimismo, destaca la necesidad de una mayor flexibilidad en el mercado laboral y de la moderación salarial para rebajar la "inaceptablemente alta" tasa de paro del 8,3% registrada en 2001.

Por otra parte el BCE considera apropiado el nivel actual de los tipos de interés, del 3,25%, para mantener la estabilidad de los precios en la eurozona y no cree que el elevado ritmo de crecimiento de la masa monetaria sea inflacionista.

Algunos observadores opinan que el BCE ya no modificará en el 2002 las tasas ante los modestos pronósticos de crecimiento en Europa, aunque otros apuntan que podría

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