Alarma generalizada en Europa por el éxito electoral de Le Pen
Decenas de miles de ciudadanos franceses tomaron ayer las calles de las principales capitales del país para pedir que se 'frene el fascismo' de Jean-Marie Le Pen y manifestar al mundo que sienten 'vergüenza' de ser franceses. Mientras, en el resto de Europa, políticos de todo signo unieron sus voces para expresar su preocupación por el avance de la extrema derecha en Francia.
El presidente del Parlamento Europeo, Pat Cox, destacó que un 30% de los votantes franceses apoyó a candidatos de extrema derecha o extrema izquierda, y dijo que esto 'tendrá implicaciones, no sólo para Francia, sino para la clase europea en general'. El político irlandés se mostró confiado, sin embargo, en que los votantes franceses 'se unirán tras los valores democráticos y contra la intolerancia y la xenofobia' cuando acudan a votar en la segunda vuelta, el próximo día 5 de mayo.
El presidente de turno de la UE, José María Aznar, dijo que 'no es una noticia positiva' que una opción radical, del signo que sea, logre resultados positivos y pidió que se reflexione sobre las causas que han motivado un resultado como éste. 'Espero y deseo que la mayoría de los franceses haya tomado buena nota de estas circunstancias y lo manifiesten en la segunda vuelta de las elecciones, expresándose claramente a favor del actual presidente de la República', añadió.
El líder del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, pidió 'prudencia' y dijo que el avance de Le Pen no debe elevarse 'a la categoría de drama', pero reconoció que se trata de un 'mal resultado'. El coordinador general de Izquierda Unida, Gaspar Llamazares, dijo que el triunfo parcial de Le Pen es 'una vergüenza y una lacra para Francia', que demuestra el 'fracaso evidente' de la izquierda para diseñar un programa 'ilusionante' y movilizar al electorado.
Rechazar el extremismo
Desde Londres, el primer ministro laborista Tony Blair calificó el resultado de las elecciones francesas como 'muy triste' y dijo que 'confía en que los franceses sepan rechazar el extremismo de cualquier clase'. El socialdemócrata alemán Gerhard Schröder (cuyo partido también sufrió un fuerte revés el domingo en las elecciones del land de Sajonia-Anhalt), pidió que las fuerzas democráticas francesas se unan para evitar un triunfo de Le Pen en mayo. Algo que nadie duda que ocurrirá, con lo cual es muy probable que el neogaullista Jacques Chirac consiga un respaldo de en torno al 80%.
Algunos líderes europeos dejaron a un lado la tradicional corrección política con la que suelen comentarse los resultados electorales de países socios para denunciar lo que consideran como un avance preocupante de las posiciones extremistas.
Entre ellos estuvo el socialista griego Costas Simitis, quien declaró que los votos a Le Pen son 'un mensaje' del pueblo francés en respuesta a 'la completa indiferencia y la falta de respeto' de la clase política. El danés Anders Fogh Rasmussen calificó de 'repugnante' la política de Le Pen, pero dio por segura la victoria de Chirac en la segunda vuelta. Algo que no sirve de consuelo para políticos como el presidente polaco Aleksander Kwasniewski, quien dijo que, aunque Le Pen no gane las presidenciales, su éxito en la primera vuelta supone un triunfo 'incuestionable' para aquellos que 'desconfían de las estructuras europeas y mantienen una actitud hostil frente a los extranjeros'.
Entre los escasos dignatarios que se mostraron satisfechos con el resultado estuvo el primer ministro italiano Silvio Berlusconi (que gobierna con el apoyo de la ultraconservadora Liga del Norte). Berlusconi declaró ayer que los resultados del domingo demuestran 'que el socialismo conservador está en crisis en toda Europa'.