Powell alerta del estallido de un conflicto entre Israel y Líbano
El conflicto entre árabes e israelíes amenaza con traspasar las fronteras. Así lo advirtió ayer el secretario de Estado de EE UU, Colin Powell, que pidió a los Gobiernos de Siria y Líbano que contengan a las guerrillas de Hezbolá, que, a su vez, anunciaron que mantendrán los ataques. El Ejército israelí asestó un nuevo golpe al presidente palestino, Yasir Arafat, al arrestar al secretario general de su movimiento, Al Fatah, mientras la ONU condenaba a Israel por 'asesinatos masivos'.
Los recientes ataques protagonizados por las guerrillas de Hezbolá en la frontera entre Israel y Líbano contra las tropas israelíes auguran una escalada del conflicto más allá de Gaza y Cisjordania. 'Existe un verdadero peligro de que la situación a lo largo de la frontera amplíe el conflicto a la región', dijo Powell tras encontrarse en Beirut con el presidente libanés, Emile Lahoud. Más tarde, el responsable de las relaciones con el exterior de EE UU planteaba esos mismos temores al presidente sirio, Bachar el Asad, cuyo país es el que más influencia tiene en Líbano.
Powell confirmó a su llegada a Damasco que había ido a Siria para 'hablar de la situación en el sur de Líbano y sobre los riesgos de los enfrentamientos a lo largo de la frontera'.
Pero una tregua no parece posible. En un comunicado, Hezbolá afirmó: 'La Resistencia Islámica en Líbano confirma que continuará realizando su tarea para liberar las tierras libanesas que siguen ocupadas y no se someterá a los mensajes, presiones y amenazas que expresó el ministro estadounidense'.
La escasa simpatía que despierta EE UU en la zona por su apoyo al Gobierno israelí se reflejó ayer en los miles de manifestantes que recibieron en Beirut a Powell al grito de 'muerte a América'. Hasta la fecha la misión de Powell en la zona no ha tenido resultados positivos.
Ayer, las tropas israelíes que ocupan la ciudad cisjordana de Belén mataron por disparos a una mujer y a un hombre palestinos. Los enfrentamientos dejaron, además, dos heridos israelíes, aparentemente por los francotiradores palestinos que disparan desde los tejados de los edificios alrededor de la Basílica de la Natividad.
Mientras el presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Yasir Arafat, continúa confinado en Ramala, el Ejército israelí dio un nuevo golpe al movimiento político que éste lidera, Al Fatah, al detener a su secretario general, Maruán Barguti. Las fuerzas israelíes han denunciado en varias ocasiones la vinculación de Barguti con los atentados palestinos perpetrados contra israelíes, pero los árabes le consideran un dirigente político.
Powell preparaba regresar hoy a Israel y a Ramala para volver a entrevistarse con los líderes palestino e israelí e intentar de nuevo un alto el fuego. El presidente israelí, Ariel Sharon, ha rechazado la retirada justificando que sólo la ordenará cuando esté destruida toda la 'infraestructura del terror', en referencia a los atentados palestinos, aunque anunció a la CNN que el Ejército finalizará su misión en Jenín y en Nablús en una semana, sin hacer alusiones a Belén y Ramala. Arafat, por su parte, exige la salida de las tropas israelíes de los territorios palestinos antes de asegurar un alto el fuego.
Powell se mostró ayer favorable a la conferencia regional que ha propuesto Sharon y señaló que la presencia del líder palestino no sería necesaria. 'La conferencia no es la solución, pero es una forma de que las partes se reúnan y hablen', dijo, añadiendo que Arafat podría enviar a un representante.
Entre tanto, la comisión de Derechos Humanos ONU condenó ayer a Israel por 'asesinatos masivos' de palestinos, con el voto en contra de Reino Unido y Alemania y la abstención de Italia.
Los ministros de Exteriores de la UE, reunidos ayer en Luxemburgo, evitaron tratar sanciones contra Israel y se limitaron a respaldar la misión de Powell. 'Lo más importante ahora es que Powell tenga éxito y que haya un alto el fuego', afirmó el ministro español de Exteriores y presidente de turno del Consejo, Josep Piqué.