Falta de cooperación y sospecha de lucro personal
El informe de la inspección del Banco de España de marzo de 2002 deja entrever, y en ocasiones es explícito, una clara falta de cooperación por parte de los ex consejeros del BBVA en la clarificación del origen y desarrollo de las cuentas secretas detectadas.
Asimismo, la inspección hace saber que con la documentación manejada no puede en ningún caso dar por válida la cifra de 225 millones de euros de fondos aflorados en las cuentas de 2000, como balance de 13 años de opacidad en las cuentas secretas, de las que en ningún caso se informó a los accionistas ni siquiera cuando fueron desveladas.
El otro elemento clave que destaca la inspección es la duda más que razonable de que se hayan lucrado personas en detrimento de la institución, que era la propietaria de los fondos, aunque no estuvieran consignados en la contabilidad.
Al respecto, destaca la operación realizada el 27 de marzo de 2000, seis meses después de constituido el BBVA. En esas fechas el banco creó 22 fondos de pensiones en Estados Unidos en la sociedad Alico, a los que se destinaron 19,24 millones de dólares de las cuentas secretas Los beneficiarios eran 22 personas, 19 de los cuales eran consejeros del BBV (Ybarra, Uriarte, Ampuero, Collar, Sánchez-Asiaín, Aguirre, Ramón Icaza, Fernando Ybarra, Francisco J. Aresti, Andrés Vilariño, Luis María Ybarra, Ricardo Muguruza, Plácido Arango, Juan Entrecanales, José Lladó, Urrutia, Alfonso Cortina y âscar Fanjul. Otros dos ex consejeros: Lipperheide y Zubiría, y un ex alto cargo, Concejo. Estos fondos tenían como objetivo, según Ybarra y Uriarte 'tomar un posicionamiento en Bancomer' de forma fiduciaria, pero con el banco como beneficiario. El banco emisor no da ningún crédito a esta versión. De hecho desvela que el 10 de noviembre de 2000, el consejero Urrutia transfirió 400.000 dólares, un tercio del valor de su fondo a una cuenta particular en Suiza.