La crisis obliga a Andersen a negociar un acuerdo de venta con Deloitte
La posible querella del Departamento de Justicia ha puesto a la firma contra las cuerdas. Los diarios The New York Times y The Wall Street Journal aseguraban ayer que el precio no es el problema de las negociaciones, sino la responsabilidad legal de Andersen.
Las conversaciones entre las dos firmas comenzaron a principios de la semana pasada, apenas unos días después de que los abogados de Andersen comenzaran sus reuniones con el Departamento de Justicia. La posibilidad de que esta misma semana se interponga una querella contra la auditora ha sido el detonante de estas negociaciones que llevan directamente los presidentes de ambas auditoras, Joseph Berardino, por parte de Andersen, y James Copeland, máximo responsable de Deloitte & Touche.
Desde esta firma ayer se hizo público un comunicado en el que se confirmaba que estaban 'involucrados en un ejercicio de búsqueda de escenarios que puedan resolver los presentes y futuros problemas de la profesión'. Deloitte & Touch considera 'inapropiado entrar en detalles'. Las llamadas a Andersen no fueron contestadas, pero un comunicado desde la oficina de España señalaba que ésta 'es una opción, entre otras, que en estos momentos estudia la firma norteamericana, Arthur Andersen, para resolver la situación que atraviesa a raíz del caso Enron, sin que exista todavía una decisión formal'.
Fuentes cercanas a las negociaciones aseguraban ayer a los dos diarios estadounidenses que aunque las negociaciones se estaban desarrollando muy rápidamente, y se puede esperar un anuncio sobre su resultado de forma inminente, aún no se ha decidido si Andersen sería vendida como una entidad completa o por partes. Esta posibilidad evitaría que las responsabilidades legales de la compañía pasen a Deloitte & Touche.
De lo que no se duda, según las fuentes citadas por los diarios, es que el nombre de Andersen desaparecerá. No obstante, aunque se vendan los activos en vez de plantear una fusión o la compra completa del negocio, Deloitte compraría todo menos las operaciones en EE UU para que la firma resolviera sus problemas legales y se hiciera responsable en los procesos legales pendientes.
Confianza
La firma de Berardino está intentando cerrrar un acuerdo civil extrajudicial por valor de 750 millones de dólares (855 millones de euros) a favor de trabajadores e inversores de Enron y desde el Departamento de Justicia se estudia pedir al juez que exija responsabilidades penales a la firma por obstrucción a la justicia. Andersen no sólo dio el visto bueno a las dudosas prácticas contables de Enron -que han acabado en la mayor suspensión de pagos de la historia de EE UU-, sino que en sus oficinas de Houston (Tejas) se destruyó documentación relativa al caso cuando la SEC, el equivalente a la Comisión Nacional del Mercado de Valores en EE UU, ya había comenzado a investigar a Enron.
La obstrucción a la justicia lleva aparejada una pena de multa que puede ascender hasta 500.000 dólares, pero el problema para Andersen es mantener la credibilidad y la confianza ante sus clientes. Ayer FedEx se sumó a las compañías que ya han prescindido de los servicios de la auditora, como Merck o Delta.
La estructura fuera de EE UU de Andersen complica un tanto el cierre del acuerdo, ya que las sociedades son entidades independientes. Se espera que la mayor parte de éstas entre en el acuerdo que les una a Deloitte con la fórmula que se considere apropiada, aunque no es imposible que algunas de ellas busquen otro socio.
Lo cierto es que, según todos los observadores de esta industria, la unión de Andersen y Deloitte & Touche es la mejor planteable entre las grandes empresas del sector. No sólo se trata de que la cartera de contratos de una y otra sea complementaria, sino que además la firma presidida por Copeland había planteado separar las actividades de consultoría y auditoría y esta unión le permitirá reforzar el área de contabilidad de la empresa.
Competencia
El acuerdo no cambiaría el puesto de Deloitte & Touche en el ranking de auditoras, ya que Andersen (con 85.000 empleados y 9.300 millones de dólares de facturación) es la más pequeña entre las Cinco Grandes, pero la dejaría mucho más cerca de la primera firma del sector, PricewaterhouseCoopers.
Lo que sí que cambiaría definitivamente es la competencia en este sector, puesto que definitivamente serían cuatro firmas las que liderarían el mercado y se ampliaría la diferencia con las medianas empresas.
Según TWSJ, la SEC ha comenzado a trabajar en la hipótesis de que Andersen desaparezca. El órgano de supervisión de la Bolsa está estudiando qué hacer ante la eventualidad de que los clientes de Andersen no puedan presentar sus cuentas auditadas en el tiempo legalmente correspondiente.
Esta situación deja además en suspenso el trabajo que está realizando el ex presidente de la Reserva Federal Paul Volcker, a quien desde Andersen se le dio el mandato de formar una comisión de estudio para mejorar las prácticas contables. Las otras cuatro auditoras acogieron el proyecto de forma beligerante porque creían que los cambios que Volcker pudiera sugerir a Andersen tendrían que ser aplicados a ellas también.
Algunos expertos expresaban ayer su decepción porque con la dilución de Andersen en Deloitte la auditoría perderá una baza para reorganizar sus códigos de conducta.
Un grupo líder en el mercado español
Andersen sigue siendo sinónimo de auditoría en España, pese a que la llamada auditoría estatutaria (u obligatoria) sólo representa ya poco más de un tercio de la facturación de la firma de servicios profesionales. No en vano, el grupo que preside Carlos González se encarga de la revisión de las cuentas de los principales bancos y empresas españolas.
En España el liderazgo tradicional de Arthur Andersen en servicios profesionales se vio truncado tras la fusión de Price Waterhouse y Coopers & Lybrand, aunque hasta la separación definitiva del negocio de consultoría, englobado antes en Andersen Consulting, en septiembre de 2000, seguía ocupando el primer puesto por cifra de negocio.
Andersen, que lleva 41 años trabajando en el mercado español, cerró el último ejercicio con una facturación de 383,93 millones de euros, un 13,5% más que en el ejercicio anterior. Las áreas de negocio que experimentaron un mayor crecimiento fueron la consultoría (aumentó más de un 30%) y los servicios jurídicos y fiscales, que desarrolla a través del despacho de abogados Garrigues & Andersen y que registraron un desarrollo del 21,3%. Los 4.350 empleados que trabajan en Andersen en una veintena de oficinas operativas y principalmente los 187 socios españoles deberán decidir, en el caso de que haya un acuerdo internacional, si participan o no en la operación de venta.
El principal activo de una firma de este tipo son los profesionales, que se pasarían en bloque a Deloitte, una firma que en España es la más pequeña de las cinco grandes.
El sector está bastante acostumbrado a estos movimientos. La mayor operación fue la fusión entre Price y Coopers, que creó PricewaterhouseCoopers, aunque tanto KPMG como la propia Deloitte son producto de integraciones entre compañías del sector.