Los analistas siguen recelosos con Repsol por la elevada carga de su deuda
La elevada deuda de Repsol sigue siendo un lastre muy pesado para la cotización. La petrolera cayó ayer un 1,26% acosada por las incertidumbres que rodean el plan de recorte de deuda anunciado por la compañía. La decisión de Standard & Poor's de rebajar el lunes la calificación de solvencia crediticia de Repsol no ha contribuido a mejorar el sentimiento sobre el valor.
La pasada semana Repsol ganó un 11,88% y fue uno de los mejores valores del Ibex. Pese a que la compañía presentó el viernes las peores cifras trimestrales de los últimos nueve años -una pérdida de 652 millones de euros-, los inversores prefirieron enfocar su atención en las promesas del presidente de la petrolera, Alfonso Cortina, que se comprometió hacer un gran esfuerzo por recortar la deuda y negociar. Pero la confianza del mercado en las palabras de Cortina ha durado poco y ayer las acciones cayeron el 1,26%.
En primer lugar, los inversores todavía no disponen por parte de la compañía de un plan detallado para esa reducción de deuda. Según explica María Martínez, analista de Espirito Santo, 'todavía no existen cifras sobre el nuevo plan estratégico, por lo que no se pueden evaluar los objetivos de la compañía'.
La deuda de Repsol alcanza en la actualidad los 16.600 millones de euros, una cifra muy cercana a la de la capitalización bursátil (18.000 millones de euros), que hace de la compañía la más endeudada del sector petrolero.
Los analistas también quieren saber cómo se va a llevar a cabo la reducción de deuda, es decir, qué proporción o cuantía van a representar la venta de activos, la reducción de inversiones, la emisión de papel y el recorte de costes. Hasta el momento, la compañía sólo se ha referido a la venta de activos o desinversiones (reducción de participación en Enagas y CLF), que podrían aportar este año cerca de 2.500 millones de euros al recorte de deuda, y a una disminución en las inversiones (que pasan de los 4.000 millones de euros previstos a los 3.200)
Sin embargo, no ha detallado si va a emitir acciones preferentes, una operación que el año pasado le aportó 1.845 millones de euros y que fue criticada por algunos expertos al considerar esta acción como una obligación más de la compañía frente a sus accionistas. En el fondo, lo que los expertos desean comprobar es hasta qué punto la compañía puede generar este año ingresos suficientes para aliviar el lastre de la deuda.
'No existe diferencia entre la situación actual de Repsol antes de presentar resultados y después de presentarlos. La deuda sigue siendo el talón de Aquiles y un lastre para la cotización', aseguró Itziar Gómez, analista de Safei.
La caída sufrida ayer por Repsol tiene lugar un día después de que Standard & Poor's (S&P) le rebajara la solvencia crediticia, hasta situarla a tan sólo un escalón de los bonos de alto rendimiento o basura. Los analistas explican que la acción de S&P era ya esperada por el mercado, sobre todo después de que Moody's hiciera lo propio a principios de febrero.
Sin embargo, el anuncio de la calificadora de riesgos recordó a los inversores que todavía existen algunas incertidumbres en Argentina. S&P insiste en que el ambiente económico y fiscal en Argentina 'continúa siendo imprevisible', lo que puede derivar en mayores cargas impositivas que afecten directamente a Repsol. Itziar Gómez, no obstante, subraya que si no se producen nuevas sorpresas el factor Argentina estaría ya descontado en el precio.
Contagio a Gas Natural
Gas Natural, controlada en un 47% por Repsol, cayó ayer el 1,25% después de que S&P situara la calificación de la compañía en perspectiva negativa. S&P justificó la decisión en el deterioro de la solvencia de crédito de Repsol. A pesar de la sólida estructura financiera de la compañía gasista -gracias al apoyo de su otro accionista de referencia, La Caixa, que posee el 26%-, S&P advirtió que una nueva rebaja de las calificaciones de Repsol conllevaría una reducción en las de su filial.