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Medio Ambiente

Los países de la Unión Europea ratifican el Protocolo de Kioto

Ya no hay marcha atrás. La Unión Europea dio ayer el último paso legal para ratificar el Protocolo de Kioto. Los compromisos nacionales para reducir antes de 2012 el conjunto del nivel de emisiones en Europa un 8% con respecto al de 1990 será legalmente obligatorio si el acuerdo obtiene en agosto, en la Cumbre de Johannesburgo, el respaldo de 55 paísess. A España le supondrá un esfuerzo ingente, al tener que reducir su nivel de emisiones actuales.

La última llave para el éxito del Protocolo de Kioto, firmado en la ciudad japonesa en 1997, se encuentra en Moscú, después de que la Administración de George Bush se desmarcara totalmente del proceso. Si Rusia también se niega a ratificar sus compromisos el próximo verano, los expertos creen que el protocolo, la decisión de ayer de la UE e incluso la ratificación en los Parlamentos nacionales habrán sido un esfuerzo inútil.

La UE cumplió ayer, no obstante, su parte. El Consejo de Ministros de Medio Ambiente, bajo presidencia del titular español, Jaume Matas, adoptó la decisión que faculta a la Comunidad Europea, como institución jurídica, a depositar ante las Naciones Unidas su compromiso de ratificar Kioto.

Los 15 Estados miembros se comprometieron también a validar a través de sus respectivos Parlamentos la ratificación, que presentarán todos juntos ante la ONU antes del 1 de junio.

Pero para que el protocolo entre en vigor, aún hará falta que en la cumbre de Naciones Unidas sobre desarrollo sostenible, que se celebrará en Johannesburgo (Suráfrica) a partir del 27 de agosto, lo ratifiquen al menos 55 países que sean responsables al menos del 55% de emisiones de dióxido de carbono (CO2) en el planeta. EE UU ya no estará entre ellos. Australia mantiene una actitud equívoca. Japón parece incapaz de negarse a firmar un documento que fue sellado en su propio suelo. La incógnita que la UE intenta resolver a su favor es la del líder ruso, Vladimir Putin, cuyo Gobierno no acaba de inclinarse en favor del protocolo.

Si el texto entra en vigor finalmente, se iniciará entonces una cuenta atrás para cumplir los objetivos. Una carrera complicada para la mayoría de los países de la UE, que, salvo Reino Unido, se encuentran muy lejos de los compromisos que aceptaron en Kioto. Antes de 2006, los 15 Estados miembros deberán notificar ya a la CE el equivalente en toneladas de su carga respectiva para cumplir el objetivo común de reducir un 8% las emisiones de la Unión. Y cumplirlos antes de 2012.

Dinamarca planteó ayer el último escollo en un reparto que le asigna una reducción del 21%. Copenhague aceptó finalmente el acuerdo, aunque no considera adecuado el año que se tomó como referencia para ese cálculo.

A España, como al resto de países en proceso de convergencia (Grecia, Portugal e Irlanda), se le tolera un cierto margen de aumento de las emisiones respecto al nivel de 1990. En nuestro país, en concreto, el incremento puede ser hasta del 15%.

Pero España supera ya ese nivel en más de ocho puntos porcentuales, lo cual convierte el Protocolo de Kioto en un serio reto. 'No se puede cumplir sin un cambio sustancial en la mentalidad de los ciudadanos', advierten expertos medioambientalistas. Estas fuentes identifican la organización del transporte, que fomenta la utilización del automóvil, y un modelo fiscal que no penaliza el consumo como los principales escollos que deberá superar el Gobierno para respetar los objetivos. Objetivos que, recordó ayer la comisaria de Medio Ambiente, la sueca Margott Wallstrom, 'serán legalmente obligatorios', y su incumplimiento, denunciable ante el Tribunal de Justicia de la UE.

La Comisión calcula que el coste de los objetivos en la UE puede ascender hasta el 0,3% del PIB comunitario. 'Nunca dijimos que no fuera a costar', se defendía ayer Wallstrom. 'El cambio climático también tiene un coste, y ése ya se está produciendo'. Matas no dudó en calificar este fenómeno como 'el problema más grave al que se enfrenta la humanidad'.

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