Uno de cada 10 españoles tiene todavía dificultades con el euro
El proceso de adaptación de los españoles al euro ha sido un éxito, según un informe de la Sociedad Estatal de Transición al Euro (SETE), ya que el 80% considera fácil el manejo de la nueva moneda y sólo un 10% encuentra dificultades al finalizar los dos meses de transición.
La SETE consideró que la implicación de toda la sociedad española ha sido clave para que el proceso de introducción física de la nueva moneda termine con un resultado satisfactorio y destacó, en especial, la colaboración del sector financiero y de los comerciantes. Según una encuesta realizada por el citado organismo, dependiente del Ministerio de Economía, el 69% de la población asegura que el periodo de transición ha acabado de forma satisfactoria. La SETE insistió en que, a día de ayer, el 100% de los españoles realiza regularmente sus transacciones comerciales en euros y se ha olvidado de la antigua moneda española, lo que ha ocurrido más rápido de lo previsto en un principio.
Los hábitos de consumo de los españoles no han experimentado grandes modificaciones a raíz de la puesta en circulación del euro, según asegura el 81% de los ciudadanos.
La peseta dejó de circular ayer tras 133 años como divisa oficial española con numerosos actos de homenaje, todos ellos de carácter festivo bajo el lema : 'De la calle al museo', pero seguirá conviviendo con los españoles, porque las monedas se reciclarán y transformarán en barriles de cerveza, tuberías de refrigeración y hélices para barco.
Este proceso tendrá lugar gracias a que todos los metales obtenidos en la destrucción de las pesetas han sido adquiridos, en subasta pública, por las empresas Daewoo Internacional y Botrade, que serán, por tanto, las que den una nueva utilidad a las rubias. Estas compañías recibirán las monedas troceadas, debido a que el Tesoro -su propietario- ha considerado que ésa es la mejor forma de transportar y entregar el material obtenido para proceder a su transformación. Según la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre (FNMT), que actúa de intermediario para la recolección, las monedas de una peseta podrán utilizarse en fabricación de barriles de cerveza, en tanto que las de 10, 50 y 200 pesetas pueden convertirse en tuberías para la calefacción y el aire acondicionado, y las de 5, 25, 100 y 500 pesetas, en hélices de barco. Debido a que los metales obtenidos son de uso común (níquel, cobre y aluminio), la chatarra obtenida podría tener otras utilidades si así lo consideran conveniente las compañías propietarias, pero en ningún caso servirá para la fabricación de euros, porque así lo decidió el Banco Central Europeo (BCE).
El Banco de España ha calculado que se recuperarán en torno a 34.000 toneladas de monedas de peseta, que tardarán alrededor de dos años en ser troceadas, puesto que la planta de destrucción tiene capacidad para absorber diariamente en torno a 100 toneladas. Todas estas monedas ocuparían un espacio con las dimensiones del estadio de fútbol Santiago Bernabéu y con una altura de cinco pisos, es decir, unos 15 metros.
La venta de todo este material permitirá a la Dirección General del Tesoro sufragar todos los gastos que le supone la recogida y transformación de las monedas, así como las fuertes medidas de seguridad que conlleva el proceso, y no se descarta que, incluso, le reporte algún beneficio.
Desde la FNMT se recuerda que las pesetas se podrán cambiar por euros en el Banco de España de forma indefinida, por lo que se ha mantenido en secreto la ubicación de la planta transformadora para evitar robos y se han programado las máquinas para que ningún trozo sea superior a lo previsto.
Los billetes tendrán, sin embargo, un final distinto, ya que serán triturados y enterrados en vertederos, porque la tinta que contienen los hace tóxicos.
Aún quedan 42.000 millones de euros sin canjear
Desde las frías aguas del Ártico hasta las soleadas costas del mar Egeo, millones de ciudadanos de nueve países europeos dijeron ayer adiós a sus viejas divisas de manera oficial. Sin embargo, la incorporación del euro como moneda cotidiana es una realidad en los Doce desde hace semanas. Incluso en Alemania, el país en el que los ciudadanos mostraban más apego a su antigua moneda. 'Los ciudadanos de la zona euro no han esperado a esta fecha para abrazar' la nueva moneda común, declaró el presidente del Banco Central Europeo, Wim Duisenberg, en un comunicado en el que califica la incorporación plena del euro como 'un gran paso hacia la integración europea'.
Según cálculos del BCE, en estos momentos circulan 242.000 millones de euros (frente a los 133.000 millones del 1 de enero) y la transición hacia la nueva moneda concluyó en la práctica hace semanas en los Doce países que se han sumado a la moneda común.
Todavía siguen circulando billetes de las viejas divisas por valor de 42.000 millones de euros. En Alemania, Austria, España e Irlanda, estos billetes podrán canjearse indefinidamente en sus respectivos bancos centrales nacionales. Otros países han establecido plazos limitados para el cambio de monedas, pero las autoridades monetarias creen que buena parte de estos billetes que siguen en circulación no serán devueltos nunca (algunos se han perdido, otros serán retenidos por coleccionistas, etcétera).