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REVOLUCIâN MONETARIA

El entusiasmo preside la llegada del euro a la Unión

Gran avalancha de público a las entidades financieras para cambiar moneda en todos los países de la UEM, mientras el 40% del comercio carece aún de los nuevos billetes.

Los ciudadanos de los 12 países de la unión monetaria acogieron ayer el euro con gran entusiasmo y expectación, si bien en las transacciones cotidianas de un día como el de ayer, que era festivo en toda la zona euro, la moneda preferida fue la local de cada país.

La falta de monedas y billetes de euros en el 40% de los comercios de la Unión, según datos de la Comisión, unida a la desilusión al intentar sacar dinero en la nueva divisa, ya que numerosos cajeros continuaban ayer dispensando moneda local, hizo que la mayoría pagara en sus respectivas divisas.

Otro de los denominadores comunes de esta jornada fue la afluencia masiva de público a las entidades financieras que abrieron ayer sus puertas, precisamente con el propósito de facilitar la conversión de las monedas. De hecho, esta circunstancia propició numerosas anécdotas, como la ocurrida en Irlanda, donde trabajadores del banco central de este país decidieron amenizar la espera de los irlandeses en busca de euros ofreciéndoles una copa de champán.

Alemania vivió con tranquilidad la transisión al euro, pese a que oficialmente el día 31 de diciembre era el único periodo de convivencia de marco y euro. Muchos ciudadanos confesaban ayer que para ellos los nuevos billetes tienen todavía algo de irreal, como si fuera "dinero de juguete" con el que no se puede comprar nada en la vida real. Hasta tal punto existía todavía cierto escepticismo al euro que una cajera de un restaurante de Düsseldorf se negó a aceptar euros. Como los clientes ya no disponían de marcos para pagar la consumición, la cajera optó por regalarles los cafés y salchichas que habían tomado.

Francia inició el paso al euro con unas celebraciones de fin de año en las que la moneda europea fue la gran protagonista, así como la masiva afluencia de franceses a los cajeros automáticos para hacerse con los nuevos billetes de euros. De hecho, a media tarde de ayer las autoridades galas anunciaron que se habían distribuido ya unos 170 millones de euros entre la ciudadanía. Y es que sólo dos horas después de la medianoche los franceses ya habían efectuado más de 175.000 retiradas de efectivo en los cajeros automáticos, por un valor de 12,7 millones de euros y una media de 72 euros por persona.

Italia celebró la llegada de la nueva moneda europea con una fuerte curiosidad por conocer el aspecto y tacto de los nuevos billetes, si bien todavía son muchos los cajeros que sólo pueden dispensar liras. Los bancos italianos no abrieron sus puertas ayer, a diferencia de lo ocurrido en la mayor parte de la zona euro, por lo que será hoy día 2 cuando se viva la prueba de fuego de la llegada del euro a este país. Entre tanto, la novedad del euro se ha unido a la tradición de la famosa Fontana di Trevi, de Roma, donde algunos turistas ya han lanzado ejemplares de la nueva moneda al agua para, como dice la leyenda, asegurarse el regreso a la Ciudad Eterna algún día.

El presidente de la República, Carlo Azeglio Ciampi, hizo el primer uso de sus euros en Nápoles en dos cafés, uno para su esposa y otro para él, al igual que numerosos líderes europeos que ayer fueron el objetivo de cámaras y flashes para comprobar en qué gastaban sus últimas monedas nacionales y sus primeros euros. Así, los cafés y las flores fueron los productos más demandados, mientras el canciller alemán mostró su lado más solidario al entregar sus últimos marcos a un vagabundo y ofrecer los primeros euros a un músico callejero.

En Bélgica todos los bancos permanecieron ayer cerrados, obligando a los ciudadanos a aprovisionarse en los cajeros automáticos de los nuevos billetes, despachados con casi total normalidad en las denominaciones de 20 y 50 euros. Las primeras colas se formaron ante los distribuidores en el centro de Bruselas, tan pronto como acabó a las 00.15 horas de la noche el multitudinario espectáculo de fuegos artificiales, música y danza, al que asistieron el presidente del Eurogrupo, Didier Reynders, y el comisario europeo de Economía, Pedro Solbes. En las dos primeras horas se realizaron 600 operaciones por minuto, según los datos facilitados ayer por la Comisión Europea. "Ahora sí que somos todos europeos", agitaba un joven eufórico sus primeros dos billetes. Arrancaba así la circulación paralela del euro y el franco belga (que debe concluir el 28 de febrero), pero en estas primeras 24 horas de convivencia los sentidos de ambas monedas se cruzaban: las primeras consumiciones y pagos con los flamantes billetes obtuvieron de vuelta el viejo papel moneda nacional. La predistribución no parece haber llegado hasta el pequeño comercio belga ni a los escasos bares que atendían a la somnolienta clientela ayer.

La nueva moneda fraccionaria ni siquiera llegó a circular con asiduidad, en un país que sólo ha distribuido 5,5 millones de euromonederos de 29 monedas cada uno con un valor de 12,40 euros. A pesar de los llamamientos del comisario Pedro Solbes a que no se atesoren las nuevas monedas, la numerosa población extranjera residente en Bruselas no dudó en intercambiar las monedas de sus respectivos países de origen (el reverso es diferente en cada uno de los 12 Estados de la zona euro). Cada colección completa supone 96 monedas inmovilizadas en el primer día de circulación.

En Holanda, la prealimentación fue mucho más profusa. Dos millones de euromonederos (por un valor total de más de 355 millones de euros) se pusieron a disposición de los comerciantes, que ayer mismo podían retirarlos de las entidades bancarias desde la una de la tarde. Los ciudadanos holandeses habían sido, además, los únicos privilegiados en recibir un euromonedero gratuito, una gentileza por valor de 3,88 euros del Gobierno de Wim Kok. A esos 16 millones de euromonederos se añadió la distribución, previo pago, de otros nueve millones por un valor, cada uno, de 11,34 euros.

En Austria la llegada del euro estuvo marcada por un error de un funcionario del banco nacional, que vendió por equivocación carpetas de 908 euros por un precio de apenas 36 euros, causando con ello una pérdida de 872 euros por cada transacción.

Los portugueses recibieron la nueva moneda, como en casi toda la zona euro, con buenas y malas noticias sobre el aumento o rebaja de precios de algunos servicios. Así, mientras los portugueses pagarán más barata la gasolina, como en España, verán incrementados los precios de los peajes.

Los finlandeses acataron la nueva moneda como si de un juego se tratara, ya que durante toda la jornada fue habitual ver a ciudadanos pagar sus primeras compras con billetes grandes de euros para obtener así ejemplares de billetes más pequeños, según un comerciante.

En Grecia la prensa amaneció ayer dividida ante la nueva moneda. Los diarios de izquierdas reclamaban un cambio social y no sólo monetario.

La moneda llega a Japón y Yugoslavia

El euro es desde ayer moneda de curso legal en partes de la República Federal de Yugoslavia, en concreto en la República de Montenegro, de tendencias independentistas, y en la provincia de Kosovo, actualmente bajo el protectorado internacional.

Asimismo, la nueva divisa europea fue puesta ayer en circulación en los tres principales aeropuertos internacionales japoneses, los de Tokio, Osaka y Nagoya, según informaron fuentes bancarias. La divisa de los Doce quedó a disposición de los japoneses únicamente en billetes de 10 y 100 euros, a la espera de que abran al público sus puertas los bancos de todo el país el próximo viernes 4 de enero con una oferta más amplia.

Por su parte, el viceministro británico de Asuntos Exteriores y responsable de los asuntos europeos, Peter Hain, advirtió ayer que el Reino Unido puede perder su posición como potencia europea "decisiva" si opta finalmente por quedarse al margen del euro.

Por último, las empresas estadounidenses, al igual que las europeas, esperan beneficiarse de la entrada en circulación del euro, aunque consideran que por el momento esta divisa no es competencia para el dólar en el mercado mundial. Según explicó un responsable de la Cámara de Comercio estadounidense en Washington Willard Workman, "creemos que es algo positivo para las empresas de las dos orillas del Atlántico porque va a facilitar los intercambios comerciales".

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