Chamartín, kilómetro cero
Según anticipaba Cinco Días, el Ayuntamiento de Madrid aprobó la puesta en marcha de la operación Chamartín merced a la mayoría absoluta de que goza el PP en la corporación municipal. Sobre las 300 hectáreas incluidas en ese plan habrá una edificabilidad de 3.276.691 metros cuadrados.
La aplicación del rodillo del Partido Popular pasará por encima de la oposición del Partido Socialista y de Izquierda Unida y también se desentenderá de la querella presentada contra los directivos de Renfe y de la concesionaria DUCH, SA, por los delitos de prevaricación y de aplicación privada a bienes públicos tipificada en los artículos 404 y 434 del Código Penal, querella en la que entiende el Juzgado de Instrucción número 19 de Madrid, donde han sido ya citados como imputados o como testigos los integrantes de una distinguidísima nómina, que podría ir ampliándose de modo progresivo según avancen las diligencias previas.
Aquella imagen del rodillo aplastante, que inundaba una y otra vez las portadas del Abc de Luis María Anson, servía con razón y sin ella para desacreditar al Partido Socialista entonces gobernante, pero ahora, sin que nadie lo denuncie, lo maneja con infinita mayor eficacia y desenfado el Partido Popular, que controla todas las Administraciones implicadas: Ministerio de Fomento, Comunidad de Madrid y Ayuntamiento.
La operación Chamartín parece puesta en marcha con considerable retraso sobre el horario previsto, después de multiplicar por tres la superficie adjudicada por concurso a DUCH sin respetar las obligaciones concursales, de elevar los índices de edificabilidad previstos del 0,6 a más del doble, de liberar a los beneficiarios de una gran parte de sus cargas urbanísticas que pasan a ser asumidas por las Administraciones públicas, de pactar por separado el pago de 6.000 millones de pesetas (al cambio más de 36 millones de euros) al titular de la provincia canónica de Toledo de la Compañía de Jesús, reverendo padre Villamandos SJ, de rehusar el reconocimiento de los demás reversionistas afectados y de hacer una modificación ad hoc de la Ley de Expropiación Forzosa, Rafael Arias-Salgado mediante, con el intento de eliminar semejante incordio.
Como sucedió con el Plan Hidrológico Nacional cuando el titular de la cartera de Agricultura dijo aquello de que su aprobación sería un paseo militar, ahora se inicia otro paseo castrense, arrasando a cuantos discrepen sobre lo que encierra ese pingüe negocio privado. Eso sí, todo se hará envuelto en el celofán de la prolongación de la Castellana o la Castellana del siglo XXI, por emplear la expresión de Ignacio del Río, segundo teniente de alcalde, concejal de Urbanismo y registrador de la propiedad en activo en el Registro Mercantil Central sección de denominaciones.
Tras el paso que ayer dio el Ayuntamiento de Madrid se abrirá un periodo de información pública en el que podrán presentarse alegaciones cuya suerte ya está echada y luego otro pleno dará la aprobación definitiva que requerirá el visto bueno sin problemas de la Comisión de Urbanismo de la comunidad, parte también del consorcio de tutela de la mencionada operación Chamartín.
Como señalaba ayer el diario La Razon, se pretende una tramitación relámpago, a la usanza de la ensayada para las torres de la Ciudad Deportiva del Real Madrid pilotadas con pleno éxito por Florentino Pérez. Claro que en este caso el astuto Florentino se empleó a fondo con el ariete del madridismo para obtener el máximo consenso al que sumó a todos los grupos municipales del PP, PSOE, IU, a las organizaciones sindicales UGT y CC OO y a las organizaciones vecinales.
Ahora los implicados en la operación Chamartín han prescindido de los modales florentinos y quieren ir a por todas para impedir que el asunto acabe en sede parlamentaria y acabe constituyéndose una comisión de investigación que tendría mucha mayor base que aquella formada a propósito del ferrocarril a San Sebastián de los Reyes, donde terminó sus días como presidente de Renfe Julián García Valverde.
Pero no hay cuidado porque de aquellas proclamas del PP en sus programas electorales de 1996 sobre las comisiones de investigación nunca más se supo, y mucho menos después de la reciente experiencia de Gescartera.
La broma, repetimos para los que hayan llegado tarde, permitirá la construcción de más de 20.000 viviendas y de 10 rascacielos que tanta falta nos estaban haciendo. Eso sí, la ambientación para allanar dificultades habla de parquecitos y puestos de helados. Los dibujitos disponibles se parecen a los que ideó José Ramón para la propaganda de las primeras elecciones municipales que ganó el Partido Socialista: las nubes se levantan, los pajaritos cantan, la Virgen de la Cueva. Proyectan un desastre, pero lo están vendiendo como el progreso que necesitamos. ¡Viva!