Bruselas considera poco ambiciosas las reformas del Gobierno español
La Comisión Europea evaluó ayer, país por país, el cumplimiento en 2001 de las orientaciones comunitarias de política económica. Bruselas se congratula de que el deterioro del ciclo no haya desequilibrado estructuralmente las finanzas públicas, pero alerta de nuevo sobre el déficit conyuntural en Alemania, Francia e Italia. España superó el examen, pero la CE lamenta la caída de la productividad laboral y la falta de competencia en sectores como la distribución (en especial en el sector de farmacias).
La reforma del mercado laboral continúa siendo la asignatura pendiente del Gobierno español, según la Comisión, que ayer presentó su análisis de la aplicación de las orientaciones generales de política económica (Gopes) en 2001.
Bruselas critica de nuevo en este examen anual la rigidez y falta de productividad en un país que todavía soporta la tasa más alta de desempleo (13,1%) en la UE, con especial incidencia entre las mujeres (la tasa de paro femenino dobla la del masculino) y los jóvenes (uno de cada cuatro no tiene trabajo).
Aunque el fuerte ritmo de creación de empleo permitió a la Seguridad Social cerrar con superávit en 2001 (del 0,5%), la Comisión duda que sea suficiente para asegurar la sostenibilidad del sistema. El Ejecutivo comunitario considera insuficiente el último acuerdo (marzo de 2001) sobre pensiones y denuncia en concreto que los regímenes especiales no se hayan alineado con el general.
La productividad, mientras tanto, sigue cayendo y en el periodo 1994-2000 se situó en una media de 0,8% por empleado, frente al 2,3% registrado entre 1987 y 1994. El aumento de la masa laboral ha contribuido a este deterioro, reconoce la Comisión. Pero la caída obedece sobre todo a factores como el magro presupuesto educativo, estancado desde hace años; la inversión en investigación y desarrollo, 'muy por debajo de la media de la UE'; y el escaso aprovechamiento de las nuevas tecnologías.
La falta de productividad provoca una merma de competitividad y agrava las tensiones inflacionistas. La inflación subyacente, subraya Bruselas, se situó en el 3,7% en diciembre de 2001, tres décimas más que un año antes.
Para corregir esta situación, el Ejecutivo comunitario, a propuesta del comisario de Asuntos Económicos, Pedro Solbes, reclama a España un mayor esfuerzo en las reformas liberalizadoras.
Solbes denuncia la rigidez persistente en sectores como el de la distribución, resaltando especialmente las barreras que impiden la libre competencia entre las farmacias.
En cuanto a la flexibilización laboral, indica que la reforma del año pasado va en la buena dirección para reducir la tasa de empleo temporal. Bruselas lamenta, no obstante, el excesivo grado de protección que deparan los contratos indefinidos y lamenta los elevados costes que soportan los empresarios para contratar personal a corto plazo.
El desempleo lastra también el mercado alemán, donde, a juicio de la Comisión, los regímenes fiscales y de seguridad social desincentivan la incorporación al mundo laboral.
Déficit públicos
Bruselas vuelve a recordar a Berlín, además, que el déficit público de 2001 se aproxima peligrosamente (2,6%) al límite permitido por el Tratado de la Unión (3%).
El Gobierno alemán saboteó el pasado día 12 el intento de la Comisión Europea de alertar oficialmente sobre la evolución de su déficit, aunque se comprometió a intentar lograr el equilibrio fiscal en 2004.
Italia también se ha desviado de su objetivo de déficit público (0,8%) en 2001, aunque sólo por cuatro décimas. La economía italiana, por otra parte, continúa siendo una de las menos abiertas y la competencia en el sector servicios, en concreto, aumenta muy lentamente. En el mercado eléctrico, la situación se aproxima al monopolio.
La Comisión también advierte a Francia que sus márgenes de maniobra presupuestaria 'serán muy limitados en 2002'.