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Previsión

Un sector de los analistas augura más 'casos Enron' si no cambia la normativa

Una de las agrupaciones de analistas más importantes del mundo, la Asociación para la Dirección de Inversiones y el Análisis (AIMR en sus siglas inglesas), asegura que si no tiene lugar un cambio profundo en las normas de contabilidad y en el sistema de información financiera estadounidense se producirán nuevos casos como el de Enron. La AIMR carga contra toda la cadena que compone la comunidad financiera, pero en especial contra reguladores y grandes empresas, a los que acusa de impedir la transparencia informativa.

El caso Enron es un ejemplo deplorable, pero también una consecuencia natural, de la erosión que sufre el sistema de contabilidad e información financiera estadounidense. Los desastres se repetirán hasta que aquellos que tienen la responsabilidad de establecer, regular y reforzar este sistema no sobrepongan las necesidades de información de los inversores al deseo de las grandes compañías de restringir la divulgación informativa'. Así de contundente se muestra Thomas Bowman, presidente de la AIMR, en un manifiesto que publica la asociación en su página web (aimr.org).

En este documento, Bowman asegura que las informaciones y publicaciones sobre datos financieros empresariales no recuperarán la confianza de los inversores hasta que las organismos que fijan las normas contables estén libres de presiones políticas. Asimismo, critica que las reglas contables no están hechas para aquellos que las utilizan para sacar conclusiones, sino para que 'encajen con los intereses de los emisores [en referencia a las entidades que emiten acciones o deuda]'.

La AIMR -que otorga el Chartered Financial Analist (CFA), el certificado más prestigioso del mundo entre los analistas financieros- aboga por un cambio profundo y realiza las siguientes peticiones a la comunidad financiera:

Gestores de empresas. Comprometerse a transmitir un espíritu de transparencia y redactar informes financieros inteligibles, evitando los tecnicismos.

Consejos de administración. Adjudicarse la responsabilidad de las informaciones financieras y asegurar que los controles de calidad internos funcionan. Asimismo, entra dentro de la función del consejo asegurarse de que los comités de auditoría son independientes, sin afiliaciones comunes con la compañía y con ninguno de los miembros del consejo.

Auditores. Además de intentar recuperar, en algún caso, la independencia perdida, la AIMR les pide que deben detallar en su informe aquellos servicios de no auditoría que hayan podido prestar al cliente.

Agencias de rating. Deben usar su información privilegiada para lanzar una pronta advertencia al mercado en caso de zozobra financiera de una compañía. Además, la calificación que otorguen debe estar dirigida a satisfacer las necesidades del inversor y no las de la entidad. Por último, les pide que los cambios en los ratings sea lo más veloces posible cuando las necesidades lo justifiquen.

Legisladores. Aprovechar el clima adverso contra el fraude contable generado por la quiebra de Enron y revisar los puntos más calientes de la contabilidad, como son: las stock options y otras compensaciones con acciones, activos financieros y derivados y activos fuera de balance.

Reguladores. Les pide que exijan de manera agresiva y constante el cumplimiento de todas la reglas y que no se limiten tan sólo a fijar un estándar para la forma en que debe presentarse la información, sino que tengan también en cuenta la calidad. También cree la AIMR que los reguladores deben mantener las redundancias entre las normas contables y los requerimientos regulatorios, ya que muchas veces éstas son una herramienta infalible para detectar irregularidades. Por último, deben exigir a las compañías un informe detallado des provisiones realizadas.

Políticos (el Congreso de Estados Unidos). No entrometerse en el establecimiento de las normas contables y asegurarse de que el regulador tiene los recursos económicos suficientes. Asimismo, les recuerda que deben anteponer los intereses de los inversores a los de las grandes corporaciones. 'Las empresas son el electorado con el bolsillo más lleno, pero son los inversores individuales los que terminan votando', señala Bowman.

Analistas. Además de la más absoluta independencia, les pide que exijan información de calidad y que no se basen sólo en los datos que proporciona la compañía, ya que sólo así podrán emitir una recomendación adecuada. Asimismo, les pide que jueguen un papel más activo en explicar a reguladores y legisladores las necesidades de los inversores.

Firmas de inversión. Apoyar al analista en sus decisiones y evitar que su opinión sea silenciada si juega en contra de los intereses de una compañía que a su vez es cliente de la división de banca de inversión.

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