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Argentina

Las exigencias de EE UU ponen jaque a los planes avanzados por Duhalde

Las diferencias de Washington con el plan económico de Duhalde son profundas. Estados Unidos y el Fondo Monetario Internacional (FMI) no ceden en mayores exigencias económicas al presidente argentino, cuya debilidad política es creciente. Las empresas europeas se preparan para defender sus intereses.

El secretario del Tesoro de EE UU, Paul O§Neill, ha declarado su preocupación por la ¢agitación social¢ en Argentina. Pero su Gobierno y el Fondo Monetario Internacional (FMI) no ceden en mayores exigencias económicas al presidente Eduardo Duhalde, cuya debilidad política es creciente. Las diferencias de Washington con el plan económico son profundas. Las empresas europeas se preparan para defender sus intereses.

Argentina es actualmente un sufrido y desgraciado testigo del rotundo cambio en la política internacional de Estados Unidos tras la llegada al poder de George Bush.

El otrora mimado país modelo de la Administración de Bill Clinton y del FMI de Michel Camdessus no logra obtener el apoyo de Washington. El plan económico elaborado por el Gobierno del presidente Eduardo Duhalde va en la buena dirección pero no alcanza, según las sucesivas declaraciones de O§Neill; su subsecretario, John Taylor, y el Fondo como tal. El martes, el ministro de Economía argentino, Jorge Remes Lenicov, llegará a la capital estadounidense para intentar conciliar los ¢detalles¢ que, según el FMI, faltan para que el plan sea adecuado.

¿Se trata de detalles apenas o de ejes centrales del programa? Un documento reservado del Fondo no deja dudas al respecto. Más allá de las declaraciones oficiales del organismo, los detalles son tan gruesos que se asemejan al cuerpo total del plan.

En sus 40 días de Gobierno, Duhalde pasó de un discurso inicial populista a una definición económica cada vez más acorde con las exigencias ortodoxas del FMI. Tres semanas después de pesificar los activos y pasivos bancarios, el nuevo presidente aceptó la principal exigencia del Fondo y decretó la libre flotación del peso. Pero esta decisión, adoptada hace 10 días, fue seguida de un temporal cierre del mercado de divisas, que se reabriría hoy, por temor a una brusca subida del dólar.

Duhalde pensaba que la semana pasada llegaría el apoyo del Fondo y de EE UU y, con él, la estabilidad cambiaria y financiera. No ha sido así.

Y la razón es que en Washington no están conformes con este plan. Según el texto reservado, el Presupuesto 2002, elaborado rápidamente por presión del FMI, no es ¢viable¢. El PIB de este año no caerá 5%, como prevé el Presupuesto, sino 8,4%. El déficit fiscal no será de 3.000 sino de 9.680 millones de pesos. Y no hay reforma tributaria, es decir, ajuste de los presupuestos provinciales. Otra exigencia del Fondo.

Además, el documento plantea la necesidad de crear un impuesto a las exportaciones agropecuarias. Abandonar la pesificación de las deudas superiores a 114.000 euros.

Asegurar el pago de intereses a los acreedores externos de la deuda pública y reducir del 7% al 2,5% el rendimiento que recibirán los acreedores internos de esa misma deuda. El Fondo también pide eliminar la paga anual extraordinaria a los asalariados del Estado y no otorgar ningún seguro de cambio a empresas locales.

Este programa supone una fortísima devaluación del peso (libre flotación) frente al dólar que abarataría los activos de las compañías instaladas en Argentina. Y encarecería los insumos de importación de muchas de ellas. En segundo lugar, deja en manos del mercado a las empresas que suspendan pagos, o sea, abocadas a la quiebra y absorción del capital extranjero. Como reconoce un directivo de una telefónica europea instalada en Argentina, ¢si el dólar se va a cuatro pesos (hoy vale dos), los norteamericanos vienen y se compran todo por monedas¢.

Al proponer que las deudas superiores a 114.000 euros se mantengan en esa moneda, elimina la posibilidad de licuar los pasivos a través de la devaluación y también, por esta vía, plantea la quiebra de las empresas.

Al bajar la rentabilidad agropecuaria con un impuesto, también pone en el abismo a numerosos productores del campo. Un Presupuesto más austero y duro con las provincias profundiza la depresión, lo mismo que la eliminación de la paga extraordinaria.

Finalmente, las recomendaciones del Fondo privilegian la posición de los acreedores externos (fondos de pensión y bancos) en detrimento de los locales (bancos públicos y privados argentinos y españoles, principalmente), cuya viabilidad quedaría cuestionada.

Las empresas españolas y europeas se defienden

 

Las empresas europeas se preparan para pasar a la ofensiva en Argentina. Principales propietarias de las firmas de servicios públicos privatizados, los capitales españoles, franceses e italianos, no están dispuestas a continuar con sus planes de inversión tras la devaluación del peso. Y, por tanto, de sus activos y de sus ingresos- en términos de dólares. Telefónica de Argentina y Telecom (STET Italia y Télécom Francia) han elaborado un pliego de sus quejas para discutir con el Gobierno.

Los planes de inversión y de mantenimiento técnico caerán, pues las autoridades argentinas no aceptan actualizar los precios que cobran las compañías a sus clientes. Más dura aun se presenta la posición de Aguas de Argentina.

 

Un documento elevado al Gobierno propone suspender inversiones, postergar mejoras en el servicio y pago de impuestos. También pide que el Banco Central le entregue dólares a un peso para enfrentar las amortizaciones de sus deudas en el mercado internacional.

 

A pesar de sus fuertes ganancias, la empresa está endeudada en 690 millones de dólares (800 millones de euros), equivalentes, hasta la devaluación, a un año de facturación. Ahora, a dos.

 

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