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Horas bajas para los auditores

El fantasma de Enron sobrevuela el colectivo de profesionales de la auditoría. Aseguran que la crisis les afecta porque se pone en entredicho su código ético

Cuando llueve, el auditor siempre se moja. La frase es del socio de una compañía de auditoría que prefiere mantenerse en el anonimato. El fantasma de Enron, la séptima corporación norteamericana por cifra de negocios, que ha presentado suspensión de pagos y está envuelta en uno de los mayores escándalos financieros estadounidenses y que se ha llevado por delante buena parte de la reputación y el prestigio de Andersen, sobrevuela sobre este colectivo. Los analistas pasan en estos momentos sus horas más bajas. Sobre la mesa se discute el doble papel que juegan las auditoras que, además de analizar y estudiar la contabilidad de las empresas, ofrecen servicios de consultoría.

Con el escándalo de Enron se ha puesto de manifiesto la urgente necesidad de renovar el sector de la auditoría. En Estados Unidos lo propuso hace un par de años -por cierto, sin ningún éxito- el entonces presidente de la SEC (el órgano de supervisión de la Bolsa), Arthur Levitt. Sus intentos por separar el negocio de la auditoría y la consultoría fueron en vano. Lo único que consiguió fue incremento del poder de influencia de las denominadas Cinco Grandes: Ernst & Young, Andersen, PricewaterhouseCoopers, KPMG y Deloitte & Touche. El año pasado, Andersen cobró a Enron 25 millones de dólares por la labor de auditoría y 27 millones por la de consultoría.

La SEC puso en marcha apenas hace una semana una iniciativa para mejorar el control de las auditorías de las empresas cotizadas. Esta iniciativa del presidente de esta institución, Harvey Pitt, se refiere a un órgano formado por miembros externos a la profesión e independiente que elude una de las demandas de los críticos con la actual actuación de la SEC, principalmente el predecesor de Pitt, Arthur Levitt, regular una separación de las actividades de consultoría y auditoría a una misma empresa por la misma firma auditora. La propuesta ha sido bien acogida a priori por los auditores.

El presidente de PricewaterhouseCoopers, Samuel A. di Piazza, coincidió en señalar el pasado 17 de enero que hay 'una urgente necesidad de reforzar la confianza pública en la profesión y en el vital papel que juegan los auditores protegiendo a los inversores y a los mercados de capitales'.

Para Di Piazza, los cambios institucionales referentes para regular la profesión 'es un paso importante en esa dirección'. PricewaterhouseCoopers ha señalado que en los próximos meses se remitirán a la SEC respuestas constructivas a la oferta de Pitt y sugerencias. 'Queremos ser parte de la solución del problema creado', señala un auditor que prefiere ocultar su nombre. 'La profesión lo necesita', explica. En España, y por aquello del efecto mariposa, los auditores se muestran cautos con la polémica, aunque no pierden detalle de las noticias que se suceden en Estados Unidos.

Algunos intentan justificarse. 'Aquí todo se tiende a simplificar. Resulta que cuando una empresa entra en bancarrota es porque el auditor no ha hecho bien su trabajo. Un negocio suspende pagos no por ese motivo, sino por una mala gestión o por otros muchos factores ajenos al trabajo del auditor', dice el profesional español. Sobre la independencia de este colectivo, señala que los auditores realizan su trabajo de manera individual, aunque no se descarte que la compañía -pero siempre con equipos de profesionales distintos- realice otro tipo de trabajos para la compañía a la que se le está haciendo la auditoría. 'El tema de la independencia no es sencillo porque ya estaría solucionado hace años', explica desde su anonimato. Y añade que los códigos éticos deben estar siempre presentes, y que los comités de auditoría tienen que velar por la independencia de los profesionales.

Mucho se está hablando estos días del código ético que deben seguir los auditores. La mayoría de las auditorías asegura tener un manual de conducta por el que se deben regir todos sus profesionales. 'Las normas son muy estrictas y no podemos saltárnoslas, ni enriquecernos con información privilegiada. Nos jugamos el puesto', dice un auditor español. Por ejemplo, los auditores no pueden tener inversiones en ninguna de las compañías a las que investigan. Tampoco pueden tener un préstamo en un banco o en una caja de ahorros con la que tengan relación. 'El auditor tiene que ser independiente en el ejercicio de su función como auditor. Suelen ser mucho más estrictas que las normas legales de cada país'. Así, por ejemplo, la ley española permite tener participaciones que no excedan del 0,5% del nominal capital social y que no representen más del 10% del patrimonio del auditor. Los auditores también tienen prohibido comunicar a personas ajenas a la organización información confidencial de los clientes.

Equipos diferentes

Para el profesor de æpermil;tica del IESE Doménec Melé el tema de los auditores, sobre todo a raíz de lo ocurrido en Estados Unidos, es un tema escandaloso, pero complicado. 'Lo que se ha demostrado es que en Estados Unidos urge una regulación legal'. Los auditores, en opinión de este docente, tienen entre manos temas muy delicados, tienen que dar fe sobre asuntos muy espinosos y tienen que ofrecer sobre todo confianza al cliente. 'El auditor no puede tener ningún tipo de interés sobre la empresa que está auditando, porque cuando esto ocurre, es cuando vienen los problemas'. Otro de los conflictos que se establece es cuando se habla de independencia. 'Una compañía no puede hacer los dos trabajos, por un lado auditar y, por otro, hacer consultoría, aunque ellos digan que son equipos de profesionales diferentes siempre puede quedar la duda', señala Doménec Melé.

Aunque en el sector existe cierta incertidumbre y se está cuestionando la manera de actuar en Estados Unidos, algunos son muy optimistas y creen que lo sucedido no va a afectar al negocio de las compañías. Es el caso de PricewaterhouseCoopers. A través de una nota señalan que lo sucedido es grave, pero 'no se trata más que de un hecho aislado, que afecta a un caso muy concreto y a una compañía determinada y que, en ningún caso, es extrapolable al resto de la profesión ni en España ni en Estados Unidos'. Dicho esto, PricewaterhouseCoopers añade que la auditoría como profesión y como sector goza de buena salud.

El presidente del Instituto de Contabilidad y Auditoría de Cuentas (Icaac), José Luis López Combarros, señala que conviene poner límites de actuación, 'para que cuando haya un trabajo de consultoría de por medio se estudie si éste afecta o afectará a la independencia del auditor'.

Y recomienda una mayor unión entre los distintos sectores de la auditoría. 'Sería bueno, que a raíz de los sucedido, se unieran todos los profesionales y explicaran sus funciones y su manera de trabajar. Existe hoy en día una mala imagen del auditor y es un grave error, porque se hace un buen trabajo y ése nunca sale a luz. Con transparencia se gana más y no podemos cebarnos con una profesión fundamental dentro del sistema económico', añade López Combarros.

Inspirar confianza en la profesión

 

El presidente de Andersen, Joseph Berardino, señaló en su comparecencia ante el Congreso el pasado mes de diciembre que las instituciones debían reformarse, ya que el actual entorno regulatorio 'está formado a base de parches', refiriendose con ello hasta seis organizaciones (Aicpa, SEC,el ASB, EITF, FASB y el ahora moribundo POB).

 

 

 

 

 

 

 

Según Berardino, quien está en el ojo del huracán, 'nuestro sistema no da la adecuada respuesta a los problemas que plantean las complejas estructuras financieras actuales'.

 

 

 

Y añadió que el establecimiento de normas es demasiado lento. 'Las sanciones no son lo suficientemente certeras como para inspirar confianza en la profesión'.

Anthony Pralle 'En cierta medida nos puede afectar'

 

El escándalo que ha salpicado en Estados Unidos a Enron puede llegar a España y salpicar tanto a auditores como a consultores. Así lo explicó esta semana el vicepresidente en España de la consultora norteamericana The Boston Consulting, Anthony Pralle, quien señaló: 'En cierta medida sí que nos puede afectar'.

 

 

 

 

 

 

 

Lo que sí está claro es que todos los profesionales, continuó Pralle, tienen una serie de responsabilidades y obligaciones. 'Cuando algo pasa en Estados Unidos siempre acaba teniendo algún tipo de impacto en España'.

 

 

 

Pralle quiere aclarar que el negocio de The Boston Consulting está basado únicamente en trabajos de consultoría. Y aclara que consultores y auditores son dos profesiones totalmente distintas. 'El auditor tiene responsabilidades legales y mucho más nítidas que el consultor', explica Pralle.

 

 

 

Los consultores, añade este profesional, se rigen por unos códigos éticos muy estrictos. Alaba el trabajo que realizan los auditores. 'Son unos profesionales sobre los que se asienta la base del sistema capitalista. En cambio, la labor del consultor no es obligatoria; es útil, importante, pero siempre opcional', añade.

Gil Gidrón 'Los consultores miramos al futuro'

 

El presidente de la Asociación Española de Empresas de Consultoría, Gil Gidrón, establece diferencias entre los profesionales que se dedican a la consultoría y aquellos que se dedican a la auditoría.

 

 

 

 

 

 

 

'No tenemos nada que ver, somos dos colectivos muy distintos. Las auditorías estudian y analizan el pasado de la compañía, mientras que los consultores trabajamos sobre el futuro y las estrategias de la empresa', explica Gidrón.

 

 

 

Añade que las relaciones que mantienen consultores y auditores con el cliente son distintas. 'Lo que ha salido a la luz en Estados Unidos es que no se puede ser juez y parte'.

 

 

 

Y añade que aunque haya compañías que realicen ambos trabajos, de auditoría y de consultoría, tiene que existir una separación desde el punto de vista de la relación con el cliente. 'Los consultores hacemos medicina preventiva y trabajamos sobre problemas que detectan previamente los auditores. Nuestro trabajo es de reto profesional y de establecer estrategias y abrir mercados'.

 

 

 

En cuanto al perfil del consultor, 'muy distinto del auditor', destaca que para ser un buen profesional hay que saber innovar de cara al futuro y saber dar soluciones innovadores.

 

 

 

'Los auditores dan fe de los estados financieros y nosotros somos los que ayudamos a crear negocio', explica Gidrón.

José Luis López Combarros 'Lo ocurrido resta credibilidad'

 

Todo lo que son escándalos en auditores tienen un impacto negativo en la profesión. Así opina el presidente del Instituto de Contabilidad y Auditoría de Cuentas (ICAC), José Luis López Combarros, quien añade que si en España hacemos unos 40.000 auditorías al año 'es normal y lógico que algo salga mal, pero no suele ser lo habitual'.

 

 

 

 

 

 

 

Y aclara que conviene destacar, sobre todo en estos momentos de crisis, la importancia que tiene la calidad del trabajo de los auditores. 'Mientras vayamos a ese punto siempre tendremos un impacto positivo'.

 

 

 

Señala López Combarros que lo ocurrido en Estados Unidos con el caso Enron y Andersen resta credibilidad a la profesión, aunque 'esto no va a hacer desaparecer las auditorías'. Explica que el consejo es seguir trabajando con la profesionalidad con la que siempre se ha hecho. 'La figura del auditor puede ser más vulnerable y discutida porque los medios de comunicación se han cebado con ella, pero las empresas no van a la quiebra por el trabajo del auditor, que puede o no detectar el problema, pero si la dirección engaña y si el consejo de administración de esa empresa está al corriente de ese engaño no es culpa del auditor'.

 

 

 

Para López Combarros, al auditor no se le puede exigir mayor responsabilidad de la que tiene. 'Lo que sí es cierto es que el auditor está en entredicho en estos momentos'.

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