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La UE otorga poderes al Eurogrupo para impulsar las liberalizaciones

Los países de la zona euro profundizarán a partir del año que viene la coordinación de sus políticas económicas, acelerarán los procesos de reformas estructurales e intensificarán el diálogo vis a vis con el Banco Central Europeo. Y todo ello al margen de los países que no se han incorporado aún a la unión monetaria (Reino Unido, Dinamarca y Suecia) y en previsión de una Unión ampliada donde puede haber más miembros fuera de la zona euro que dentro.

Hasta ahora el Eurogrupo (ministros de Economía y Finanzas de la zona euro) constituía el foro informal donde, desde el 5 de junio de 1998, los países de la zona euro debatían a puerta cerrada sus políticas económicas y fiscales, en contacto a veces con el presidente del BCE. Se trata de un modelo respetuoso con los países que no participan en la unión monetaria y ha permitido, según la declaración que adoptarán hoy los primeros ministros en el Consejo Europeo de Laeken, "el gradual establecimiento de una cultura de buen gobierno en la zona euro". Pero este "éxito", reconoce el texto, no debe "minusvalorar la necesidad de mejorar la coordinación de las políticas económicas".

Y a propuesta del propio Eurogrupo, los Quince respaldarán hoy "el fortalecimiento de la capacidad del Eurogrupo para tomar decisiones" y "el desarrollo de su papel como impulsor político en los campos presupuestario, fiscal y financiero, así como en las reformas estructurales".

"Es necesario", afirma sin ambages el documento pactado ayer por los 12 miembros de la zona euro, "que [el Eurogrupo] sea algo más que el club que es hoy en día". El texto, en el que se husmea el rastro del poderoso y opaco Comité Económico y Financiero que alimenta los debates del Consejo de Ministros de la UE, aboga por "un control sistemático de las reformas estructurales en el seno del Eurogrupo".

El comisario de Asuntos Económicos, Pedro Solbes, anunció que esa vigilancia ya no se realizará país por país como hasta ahora, sino en torno a la aplicación de políticas concretas en toda la zona euro.

Se trata de una victoria de los planteamientos defendidos por Solbes a principio de este año. Solbes pedía el 7 de febrero un código de conducta en la zona euro que refuerce "la credibilidad y previsibilidad de su política económica".

El Eurogrupo permitirá incluso el análisis de las políticas presupuestarias y de las medidas fiscales más significativas, antes, incluso, de que se adopten en el respectivo Estado miembro. El objetivo final es garantizar la coherencia entre los 12 ministros de Economía y aumentar el potencial de crecimiento de la zona euro estimulando la liberalización de sectores estratégicos (energía, telefonía), la flexibilización de los mercados laborales y la integración de los mercados financieros. El ministro belga de Finanzas, Didier Reynders, que ha presidido el Eurogrupo durante 12 meses, consideró "particularmente importante" este futuro impulso a las reformas estructurales.

Tanto él como Solbes aseguraron, no obstante, que el Eurogrupo seguirá respetando el compromiso de 1997, por el que el Eurogrupo constituye un foro informal.

Pero Reynders resaltó que con la ampliación de la UE y el ingreso de países con un ciclo económico bastante dispar, la zona euro necesita disponer de capacidad para reaccionar. Los 12 países candidatos a la UE, cuyo ingreso comenzará en 2004, no pueden incorporarse inmediatamente a la unión monetaria. En un Ecofin de 25 miembros, 13 no compartirán de momento la divisa única.

 

Laeken emplaza a pactar una patente comunitaria

Los Quince intentarán de nuevo el próximo 20 de diciembre pactar un modelo de patente comunitaria que reduzca sensiblemente los costes de su expedición. El Consejo Europeo, reunido en el Palacio Real de Laeken, a las afueras de Bruselas, emplazó a los ministros de Mercado Interior a buscar un acuerdo antes de que concluya el año, como marca el calendario de reformas pactado en la cumbre de Lisboa en marzo de 2000.

España bloqueó el proyecto porque fijaba el inglés, francés y alemán como únicas lenguas de trabajo. La última propuesta sobre la mesa sugiere que las patentes en otras lenguas sólo se traduzca a una de esas tres lenguas, lo que provoca las suspicacias de Francia y Alemania. El primer ministro belga, Guy Verhofstadt, que preside este semestre la UE, reconoce que, de momento, el único punto en común de los Quince es la necesidad de reducir drásticamente el coste de las patentes en Europa. Verhofstadt cifró en 11.000 euros el precio actual.

Laeken, en cambio, ha aplazado una vez más, el proyecto de satélites Galileo, que países como Reino Unido, Alemania, Holanda, Suecia o Austria se niegan a financiar. La CE, que ha convertido el proyecto en una de sus prioridades, calcula que pueden necesitarse 3.5000 millones de euros en la etapa inicial.

El Consejo Europeo discutía anoche la presidencia de la convención que iniciará la reforma institucional de la UE y resolverá hoy la sede de la Agencia Alimentaria, a la que aspira Barcelona.

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