Citigroup y JP Morgan otorgan a Enron un crédito de 1.680 millones de euros
Los mayores acreedores de Enron están decididos a convertirse en sus socorristas. Citigroup y JP Morgan Chase han otorgado a la empresa un crédito de 1.500 millones de dólares (1.680 millones de euros) para ayudarla a seguir funcionando mientras reorganiza sus abultadas deudas.
Las intensas negociaciones de Enron con sus mayores acreedores empiezan a dar algunos resultados. La compañía, que presentó suspensión de pagos el domingo, ha conseguido que Citigroup y JP Morgan Chase le otorguen un crédito de 1.500 millones de dólares (equivalente a 1.680 millones de euros, 279.000 millones de pesetas).
Esta inyección de liquidez está garantizada con activos del grupo, incluido el dinero que piensa obtener con la venta de la eléctrica Portland General, y será utilizada para financiar sus operaciones de compraventa de energía y para devolver a estos mismos bancos parte de un crédito de 1.000 millones de dólares que le habían otorgado antes.
Enron está buscando, además, socios dispuestos a invertir dinero en su negocio de comercialización de energía a través de una empresa conjunta (joint-venture). Pero los bancos contactados no parecen demasiado interesados en entrar directamente en este negocio.
El principal objetivo de Enron en estos momentos es convencer a los acreedores y al juez que instruye la suspensión de pagos de que es mejor mantener la compañía funcionando y poner en marcha una liquidación ordenada de activos, en lugar de forzar una venta acelerada de bienes a través de la bancarrota.
Venta de Enron Direct
La primera venta ha sido la de la distribuidora minorista Enron Direct, que ha sido adquirida por Centrica en 25.546 millones de pesetas. La empresa tiene la mayor parte de sus operaciones en Reino Unido y cuenta con filiales en España (Enron Directo) y Holanda.
Según informó Reuters, la francesa EDF y la británica Innogy también habían participado en las negociaciones para la compra.
El grupo anglo-británico Royal Dutch Shell también se ha mostrado interesado en comprar la participación de Enron en una generadora de gas natural licuado (LNG) de India.
Y la hidroeléctrica británica Wessex Water tiene colocado el cartel de se vende por un precio que ronda los 1.400 millones de dólares, un 60% menos de lo que Enron pagó por ella hace tres años.
En Wall Street, los inversores respondieron ayer con optimismo a las noticias sobre el nuevo crédito, y las acciones del grupo subieron ayer un 115%. Sin embargo, el precio está establecido en 87 centavos, a años luz de los más de 80 dólares a los que llegó a cotizar.
Lo que no amaina es la oleada de críticas en Washington DC, donde políticos y reguladores están investigando el colapso del grupo de energía y la labor de Andersen, la compañía que audita y certifica sus cuentas. Ambas están siendo investigadas por la Comisión del Mercado de Valores (SEC) y por el Congreso.
Enron afronta también demandas colectivas de inversores y empleados, que la acusan de provocarles pérdidas multimillonarias. Y la prensa estadounidense asegura que el Departamento de Justicia también piensa abrir una investigación criminal sobre las complejas operaciones financieras que provocaron el colapso del grupo.
Andersen culpa del desastre a un sistema contable "anticuado e irresponsable"
Joe Bernardino, presidente de la auditora Andersen, asegura que el desastre de Enron ha estado provocado por un sistema contable "creado en los años treinta para la era industrial" y que hoy resulta "anticuado e irresponsable".
En un artículo de opinión publicado por The Wall Street Journal, Bernardino afirma que los "sofisticados vehículos financieros" utilizados por Enron (las empresas a las que transfería activos y pasivos y "otras estructuras fuera del balance") son utilizados por todo tipo de entidades "para aumentar su apalancamiento sin tener que reportar deuda en su balance" y "son bien conocidas por analistas e inversores.
El responsable de la auditora que ha certificado las cuentas de Enron durante la última década cree que algunas de las críticas recibidas no tienen fundamento. Pero reconoce que "otras son bien merecidas".
La solución, según Bernardino, es aprender de éste y otros desastres como la burbuja de las empresas de Internet, para que todos los agentes (desde la Comisión del Mercado de Valores hasta el Congreso, pasando por las auditoras) trabajen juntos para modernizar el sistema.