El regulador de EEUU acusa a cinco firmas de fraude
Credit Suisse First Boston fue la primera firma investigada por fraude durante la avalancha de OPV hace dos años. Ahora negocia en la actualidad un acuerdo con el regulador estadounidense, pero la investigación ha ampliado con otras cuatro casas de Bolsa la lista de sospechosos de haber cometido irregularidades.
La burbuja tecnológica será recordada como una época en la que se amasaron grandes fortunas. Los métodos utilizados, sin embargo, no fueron siempre legales. El regulador bursátil de EE UU (SEC) ha incluido a Goldman Sachs, la división Robertson Stevens de FleetBoston Financial, JP Morgan Chase y Morgan Stanley en la lista de sospechosos de aceptar comisiones ilegales y excesivas a cambio de reservar a quienes las pagaban acciones en las OPV más demandadas.
La SEC también quiere determinar si las supuestas irregularidades provocaron una manipulación de precios durante la euforia tecnológica. Las cuatro grandes casas de análisis se negaron a realizar comentarios, según una información del diario The Wall Street Journal.
Un segundo foco de la investigación trata de esclarecer si los bancos de inversión obligaron a aquellos clientes que participaron en las colocaciones más demandadas a comprar más títulos de las compañías en cuestión una vez que ya cotizaban en Bolsa.
Ello crearía una demanda artificial de la acción que inflaría su precio. Esta práctica, de confirmarse, agravaría aún más el fraude, pues entraría ya en el terreno de la manipulación de precios.
Por otra parte, Credit Suisse First Boston, la primera firma investigada, negocia un acuerdo con el organismo regulador por las supuestas irregularidades cometidas por la división de Zúrich del grupo. Las irregularidades denunciadas son las mismas que en las otras cuatro firmas de Bolsa. La repercusión más directa de este caso fue el despido del presidente ejecutivo de Credit Suisse First Boston Allen Wheat y de tres intermediarios de la firma.
La SEC empezó a mediados de 2000 a investigar las prácticas irregulares en las OPV. El caso ganó relevancia después de que el fiscal del distrito de Manhattan reuniera a un jurado para tratar la investigación como un caso criminal.
La lista de sospechosos también incluye a los clientes beneficiados y a los directivos de grandes empresas, posibles candidatos para próximas colocaciones.
En agosto de 2000 la SEC advirtió que estas prácticas bajo investigación podrían violar las leyes antifraude y antimanipulación. Estas supuestas irregularidades podrían explicar los precios estratosféricos que alcanzaron ciertos valores tecnológicos en su primer día en el mercado. En 1999, las compañías que debutaban en el mercado ganaban un 69% de media en su primera sesión en Bolsa. Históricamente, las ganancias habían rondado entre el 15% y el 20%.