La mitad de los parados busca empleo hace más de un año
La mitad de los 2,1 millones de parados españoles son jóvenes de entre 20 y 30 años que buscan empleo hace más de un año, viven en casa de sus padres y dependen de éstos económicamente. Además, hay 1.220.000 españoles que compatibiliza su situación de parado con otras como ama de casa o estudiante. Los licenciados universitarios tienen tasas de paro inferiores a las de aquellos con un escaso nivel de estudios. El 84,5% busca empleo a través del Inem, y la mitad acude también a familiares y amigos.
Se sabe que en España existen 2.179.500 parados (906.200 hombres y 1.273.400 mujeres), pero no suele contarse quiénes son, qué estudios tienen, si están casados o solteros, cuánto tiempo llevan en el desempleo o a qué sitios recurren para buscar trabajo.
Si se analiza pormenorizadamente la composición de este colectivo de personas, se observa que prácticamente la mitad de ellos son jóvenes entre 20 y 30 años, solteros y que viven en casa de sus padres.
Así, según datos de la última encuesta de población activa (EPA) correspondiente al tercer trimestre, del total de hogares con alguno de sus miembros en paro, 1.053.700 personas eran hijos o hijas de esos hogares y 827.400 desempleados tienen entre 20 y 29 años. La mayoría de ellos forman seguramente parte de las 438.200 personas que buscan su primer empleo.
Además, casi la mitad de los desocupados (919.000) lleva más de un año buscando empleo. De ellos, el colectivo más numeroso es el de los jóvenes mencionados, que asciende a 304.700.
De este dibujo puede extraerse ya una primera conclusión: la mitad de la población desempleada española se encuentra amparada por el paraguas de una economía familiar.
La otra mitad se divide entre los 462.200 cabezas de familia (padre o madre, generalmente) que están en paro y los 567.000 cónyuges o parejas que también lo están. Aunque el colectivo de las personas de referencia en un hogar que están en paro son menos es muy inferior al del los hijos, a efectos económicos es mucho más dañino que el cabeza de familia esté en paro. Dicha situación es la que más afecta al recorte del consumo de todos los miembros de la familia (aunque el resto trabaje), sobre todo por la incertidumbre que genera.
Cómo viven
Otra forma de analizar la situación de los desempleados es saber si compatibilizan su estatus con alguna actividad no remunerada. Según la EPA, 879.000 personas que se declaran en paro (el 40% del total) asegura que también realiza labores domésticas dentro del hogar. Dentro de este grupo, las personas de entre 25 y 44 años son las más numerosas.
A diferencia del registro del Instituto Nacional de Empleo (Inem), esta encuesta sí contabiliza a los estudiantes que querrían trabajar a la vez que cursan sus estudios y no tienen empleo, que en el tercer trimestre sumaban 306.100 (el 14% del conjunto de desempleados). Las edades de los incluidos en este grupo se concentra, como es natural, entre los 16 y los 24 años, si bien hay 41.100 personas de entre 30 y 44 años y 7.300 de entre 45 y 54 años, probablemente en su mayoría estudiantes de oposiciones.
Qué formación tienen
Ya se ha mostrado el papel que ocupan los parados en sus hogares. Pero ¿de qué depende que un parado deje de serlo? El éxito de la búsqueda de empleo depende en gran manera la preparación que tenga el trabajador y de la utilización de canales adecuados en dicha búsqueda.
El nivel educativo es importante para encontrar un empleo. Prueba de ello es que del total de desempleados, 1.257.300 (el 58%) sólo cuentan con el graduado escolar, estudios primarios o son analfabetos.
Sin embargo, haber cursado estudios secundarios o incluso ser licenciado tampoco es una garantía de éxito en la búsqueda de empleo, ya que el colectivo de los primeros asciende a 429.500 (el 20% del total de los desempleados) y el de los que tienen un título universitario, a 490.800 (el 22%). Incluso hay 1.900 doctores universitarios que figuran como parados en la EPA. Aunque, según avanza la edad del trabajador, la tasa de paro de aquellos que tienen estudios universitarios (3% del colectivo entre 45 y 54 años) es bastante menor que la de los que tienen niveles más bajos (alrededor de un 10% en esa misma edad).
Si bien es cierto que, aunque esta garantía no existe, los titulados universitarios y personas con estudios medios tardan menos tiempo en encontrar un empleo. Entre los parados que llevan dos años o más buscando empleo (569.700) hay 325.400 desempleados con bajo nivel de estudios, 118.100 con estudios medios, 125.700 licenciados y 300 doctores universitarios. Otro aspecto reseñable en función del nivel de estudios de los parados es que hay los mismos hombres que mujeres en los niveles más bajos (analfabetos y educación primaria), mientras que la diferencia por sexos se incrementa a medida que se incrementa la educación, llegando a duplicarse en el caso de las tituladas universitarias en paro (332.300), que duplican a los titulados varones (158.500).
Cómo buscan empleo
El último elemento mencionado para lograr éxito en la búsqueda de un puesto de trabajo es acudir a los cauces necesarios. ¿Dónde acuden los españoles para buscar empleo? Pues el 84,5% de ellos asegura estar inscrito en las oficinas del Inem, mientras que sólo 192.400 (el 8,8%) dijeron haberse puesto en manos de una agencia de colocación privada. Pero tras el Inem, la vía estrella para buscar empleo entre los parados españoles es preguntar a familiares, amigos y conocidos si conocen la existencia de algún empleo para ellos. Esto lo hacen 1.130.300 (el 51%). Los anuncios en los medios de comunicación son la tercera fórmula más usada.
1990 y 2001, dos crisis como dos gotas de agua
El comportamiento del empleo y el paro en la segunda mitad de este año es similar al registrado en la segunda mitad del año 1990, cuando comenzaba a asomarse la grave crisis económica que explotó a finales de 1992 y en 1993. Salvando las distancias en las cantidades absolutas de activos, ocupados y parados (hoy hay dos millones más de activos y dos millones más de ocupados que entonces, y prácticamente el mismo número de parados), las tres variables se han comportado prácticamente como líneas paralelas.
En el tercer trimestre de 1990 el empleo creció 230.080 personas respecto al mismo trimestre del año anterior; este año el avance anual ha sido de 262.700. Y en los dos casos el ritmo de aumento de la ocupación ha sido la mitad que lo registrado un año antes, como consecuencia del inicio, tanto a finales de 1990 como a finales de 2001, de un fuerte proceso de desaceleración de la actividad económica.
En ambos casos el empleo descansaba sobre la construcción y los servicios principalmente, mientras que comenzaba a flaquear en la industria, aunque con ligeras subidas en el año, y descendía en la agricultura. Entonces lo hacía en 167.000 personas y este año sólo en 38.400, ya que ahora el empleo del sector está ya más ajustado a su producción. Incluso el porcentaje de trabajadores con contrato temporal era igual que ahora: el 31%.
Otra curiosidad: en los dos años analizados el paro registrado en el Inem anotó un mes de octubre muy negativo, con aumentos del desempleo de 44.500 parados en 1990 y de 51.000 en 2001.