La Alianza del Norte avanza hasta llegar a las puertas de Kabul
La coalición opositora de la Alianza del Norte está a las puertas de Kabul. La caída el viernes pasado de la estratégica ciudad de Mazar i Sharif ha allanado el camino a los rebeldes que, apoyados por las tropas estadounidenses, dicen haber conquistado el 40% del territorio. La Alianza espera ahora un acuerdo para formar un Gobierno representativo de todos los afganos. A juzgar por sus triunfalistas declaraciones, parece que la caída de Kabul sólo depende de una firma.
Las tropas rebeldes, respaldadas por los soldados estadounidenses, combatieron ayer a las fuerzas talibanes hasta llegar a las "puertas de Kabul". El ministro de Exteriores de la Alianza, Abdullah Abdullah, afirmó que las tropas se encuentran ya a sólo seis kilómetros de capital.
Tras semanas de infructuosos bombardeos que sólo habían logrado aumentar el sufrimiento de la población civil y dividir a los aliados, la guerra ha dado un giro radical en cuestión días. El Pentágono afirmó ayer su satisfacción por los avances cosechados. El presidente de EE UU, George Bush, ha indicado a los rebeldes que no deben entrar en Kabul hasta que pueda formarse "un Gobierno representativo y amplio".
La radio iraní afirmaba ayer que los milicianos habían arrebatado a los talibanes la histórica ciudad de Herat, al oeste del país. La información no pudo ser confirmada por fuentes independientes y el Gobierno radical de Afganistán se apresuró a desmentirlo. En cualquier caso, los combates han sido muy intensos en el norte del país y con resultados satisfactorios para los intereses estadounidenses. Un periodista de Reuters afirmó que había visto decenas de vehículos de los talibanes abandonar a toda prisa Kabul en dirección a la ciudad sureña de Kandahar, que es actualmente la auténtica capital del país.
El nuevo Gobierno
En definitiva, justo cuando los aliados empezaban a perder la paciencia por la inoperancia de EE UU y la debilidad de la Alianza del Norte, la campaña de Afganistán aparece como prácticamente ganada. De hecho, se aceleran las conversaciones para consensuar el Gobierno de la era postalibán.
La ONU anunció ayer encuentros diplomáticos con los principales líderes políticos de Afganistán para lograr un Gobierno representativo de una sociedad multiétnica. Estas conversaciones tendrán lugar en Europa, probablemente en Viena o en Ginebra. De hecho, el mediador de EE UU con la oposición afgana, James Dobbins, ya ha partido rumbo a Roma. "Velocidad, velocidad, velocidad", ése el mensaje que se transmite desde la Casa Blanca.
Además, se empieza a perfilar la composición de las tropas que la ONU desplegará en el país para garantizar el Gobierno postalibán. Las tropas estarán compuestas principalmente por soldados turcos, indonesios y de Bangladesh.
La ONU también mantiene conversaciones con Rusia y con los países fronterizos para lograr el más amplio consenso. No hay que olvidar que Pakistán y gran parte de los afganos detestan a la Alianza del Norte. Cuando los rebeldes gobernaron el país en los noventa, sus luchas fratricidas provocaron en Kabul la muerte de 50.000 civiles.
En definitiva, una precipitación en la conquista de Kabul pondría en peligro la frágil y variopinta coalición creada por EE UU. Se estima que la ofensiva le está costando al Gobierno estadounidense unos 1.000 millones de dólares (más de 1.100 millones de euros) al mes. Un gasto que puede acelerarse a medida de EE UU incremente su presencia en la zona.
La guerra también se cobra víctimas en el periodismo. Dos informadores de una radio francesa y un colaborador de una revista alemana murieron el domingo en una emboscada tendida por los talibanes a los rebeldes.