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El temor a que estalle la crisis hace peligrar los flujos de capital hacia América Latina

La reducción prevista en el déficit por cuenta corriente de EE UU no derivará, como cabría esperar, en un aumento de los flujos de capital hacia otras áreas del mundo. Por el contrario, el aumento del riesgo en la región, derivado de la desaceleración mundial y los efectos de la crisis argentina, reducirán las inversiones en América Latina.

Los efectos colaterales de los atentados del 11 de septiembre se extienden rápidamente hacia América Latina. El Servicio de Estudios del BBVA ha cifrado en un 0,9% el crecimiento medio de las principales economías de la región durante 2001, muy lejos del 4,3% alcanzado en el año 2000.

En el caso de Latinoamérica, la consecuencia más inmediata de los ataques terroristas es la caída de los flujos de capitales. La incertidumbre internacional, unida a los graves problemas políticos que atraviesan numerosos países de la zona -con Argentina a la cabeza-, hace del área un lugar poco atractivo para la inversión.

El Instituto de Finanzas Internacional (IIF, en sus siglas en inglés) revela unos datos preocupantes. La entrada de capitales en América Latina ha pasado de 105.000 millones de dólares (117.000 millones de euros, 21,7 billones de pesetas) en 1997 a 61.000 millones de dólares en 2000 (68.000 millones de euros, 12,7 billones de pesetas). Las previsiones para este año son de 45.000 millones de dólares (50.000 millones de euros, 9,4 billones de pesetas) y se espera que sigan empeorando en 2002, dadas las expectativas de recesión en Estados Unidos.

Esta situación golpeará especialmente a los países con mayores necesidades de financiación, como los emergentes, y en este sentido, el BBVA estima que Brasil, Chile y Venezuela serán los países más perjudicados entre los mercados latinoamericanos.

Los analistas se muestran preocupados por Brasil. La falta de ajuste interno que arrastra desde la devaluación de 1999 ha obstaculizado la corrección del déficit por cuenta corriente, que está próximo al 5% del PIB. Las dificultades para lograr financiación internacional obligarán al país a adoptar una política restrictiva con la reducción del gasto como principal vía para la corrección del déficit. Ello, unido a una política monetaria de altos tipos de interés (ya están en el 19%) agravarán aún más la desaceleración del crecimiento.

De ahí que el BBVA proyecte un crecimiento para el país del 1,7% en 2001 y del 1% en 2002, frente al 4,5% registrado en 2000. Además, la depreciación del real en lo que va de año (un 40%), combinada con el alto porcentaje de importación de materias primas en dólares, hará que la inflación supere el 6%.

Por si fuera poco, la caída global de la cotización de las materias primas pone en peligro la gran fuente de ingresos de la región y esto afecta a países que, como Venezuela, tienen una total dependencia de los ingresos de sus exportaciones, en este caso petroleras.

Caída de las exportaciones

La desaceleración de EE UU y la caída de la demanda mundial de crudo han llevado a reducir las previsiones de las exportaciones petroleras venezolanas un 32% en este ejercicio, lo que a su vez reducirá el crecimiento del PIB este año del 2,7% al 2,5%, según el BBVA. Las perspectivas para 2002 son aún peores, ya que la caída de los ingresos producirá un mayor deterioro de las cuentas públicas, lo que presionará al alza tanto los tipos de interés como de la inflación.

Este escenario se basa en una fuerte desaceleración del crecimiento y el comercio mundiales y también en unas expectativas de reactivación de las principales economías del mundo a partir de la segunda mitad del próximo ejercicio. Sin embargo, la región cuenta ahora con un nuevo factor de riesgo derivado de la crisis argentina, aunque el Fondo Monetario Internacional descarta un contagio a otros mercados emergentes como sucedió con la crisis de 1997.

 

La fragilidad económica debilita Mercosur

Las economías del Mercado Común del Sur (Mercosur) se debilitaron en el tercer trimestre por la crisis de Argentina, que agudizó los problemas de Brasil y repercutió, a su vez, en Paraguay y Uruguay, los otros socios del bloque, según un informe del Banco Central de Paraguay facilitado por Efe.

El informe destaca que la producción industrial de Argentina siguió una tendencia cada vez más bajista en julio, agosto y septiembre, cuando registró caídas del 3,9%, el 5,9% y el 8,6%, respectivamente, en relación con los mismos meses de 2000.

El estudio señala que Brasil muestra signos negativos de crecimiento a causa de la crisis energética y la "presión" sobre el tipo de cambio del real, a lo cual la crisis argentina le agrega un factor de "inestabilidad". Tras sucesivas correcciones a la baja, las autoridades calculan que el PIB crecerá este año un 1,5%, frente a la pauta inicial del 4,9%.

En cuanto a Paraguay, señaló que "la severidad" de la crisis de Argentina y Brasil "se irá sintiendo en el desempeño económico en el transcurso del año". "Las tasas de interés siguen elevadas", comenta el banco. En el tercer trimestre subieron un 47,74% respecto al promedio del segundo. Un 54% del comercio exterior de Paraguay depende de los otros socios de Mercosur.

Uruguay, por su parte, mostró una caída del 0,7% y del 1,1% en su tipo de cambio y en sus exportaciones, respectivamente.

"Todos estos indicadores muestran un desempeño muy débil de la economía regional", puntualizó.

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