Los japoneses cierran sus puertas al jamón español
30 empresas españolas del sector del cerdo ibérico dejaránde exportar a Japón este año por valor de 2.000 millones, tras prohibir el país nipón la entrada de jamones por la peste porcina.
Los japoneses no se fían del jamón ibérico español. Las autoridades de ese país tienen cerradas las fronteras para todos los productos derivados del cerdo ibérico y blanco procedentes de España desde junio de este año, cuando se detectó el primer brote de peste porcina clásica en Cataluña.
Pasado, aparentemente, el peligro, la inicial cuarentena decretada por Japón se mantiene y amenaza con acabar con unas ventas de 12 millones de euros (2.000 millones de pesetas) previstas por el sector para este año. Pero lo que consideran más grave es la pérdida de posición en un mercado emergente que consideran de crecimiento exponencial y que daría 24 millones de euros (4.000 millones de pesetas) en ventas en 2002.
Según el presidente de la sociedad Consorcio del Jabugo, Julio Revilla, las expectativa de ventas para el año 2002 duplicaban las de este año, pero la realidad es que las 30 empresas que ya habían logrado entrar en Japón con un distribuidor adecuado van a vender este año tan sólo tres millones de euros (500 millones de pesetas), es decir, lo vendido hasta junio, que ya supera con creces el millón largo de euros (175 millones de pesetas) vendidos en 2000.
Feria de Tokio
"Esto está acabando con el trabajo de dos años", afirma Revilla, quien recuerda cómo las empresas españolas, apoyadas por el Icex y la Junta de Andalucía, comenzaron a acudir en 1999 a la feria Foodex de Tokio, uno de los encuentros agroalimentarios más importantes del mundo. Hasta entonces, el manjar derivado del cerdo era un perfecto desconocido para los japoneses, que sólo lo conocían por sus viajes turísticos a España. "El problema es que si pasamos unos meses más sin poder vender, el producto volverá a desaparecer de la mente de ese mercado, porque era desconocido", afirma Revilla.
æpermil;l y casi todo el sector culpan directamente al ministro de Agricultura, Miguel Arias Cañete, de la crisis exportadora por gestionar mal el brote inicial de peste porcina. El sector considera que al haberse decretado el sacrificio de animales de tan sólo un área de un kilómetro alrededor del primer brote, éste se escapó de control. "Justo cuando remitía el efecto del brote catalán e intentábamos convencer a los japoneses de que volvieran a abrir las fronteras se declararon dos casos en Albacete y Valencia", dice Revilla. "La realidad daba la razón a los japoneses", sentencia.
La cuestión ha pasado a manos diplomáticas por las presiones de los jamoneros. El embajador español en Tokio, quien ya apoyó en su momento con su presencia en la feria Foodex las primeras exportaciones españolas de jamones a Japón, tiene por delante otra tarea: divulgar el descubrimiento de los representantes de las empresas exportadoras de jamón, que han encontrado un filón para tratar de convencer a las autoridades niponas de que no ponen en peligro la salud pública importando jamones españoles.
Ese filón es un artículo publicado en la revista científica Food Microbiology en 1993 por investigadores estadounidenses y españoles cuya conclusión es que la peste porcina clásica y otras enfermedades del cerdo se inactivan con el proceso de curación comercial, por lo que no existiría riesgo de contagio a humanos en productos como el jamón, que tienen periodos muy prolongados de curación.
Ofensiva exterior
Las empresas mantienen una agresiva campaña para penetrar en los mercados exteriores, intentando desterrar la identificación del jamón pata negra con el consumo nacional.
De las aproximadamente 200.000 toneladas de jamones y paletas serranas (unos 16 millones de piezas) que se producen al año, unas 16.000 toneladas se exportaron el año pasado por un valor de 90 millones de euros (15.000 millones de pesetas). Francia es el mercado más comprador con 19,8 millones de euros (3.300 millones de pesetas), seguido de Argentina con 12 millones de euros (2.000 millones de pesetas) y Portugal con nueve millones de euros (1.500 millones de pesetas).