La caída del IPC en Francia y Alemania presiona al BCE
La tendencia a la baja de los precios en la UE se consolida y eleva la presión para que el Banco Central Europeo (BCE) rebaje los tipos de interés. La inflación alemana se situará este mes en el 2%, mientras que el índice interanual francés se sitúa ya en el 1,5%. El ministro de Finanzas alemán, Hans Eichel, aprovechó los datos para recomendarle al BCE que ayude a la recuperación económica de Europa.
La tasa de inflación alemana caerá este mes al 2%, registrando así su tasa más baja desde agosto de 2000. Los datos fueron revelados ayer por la Oficina Federal de Estadística, que basa su previsión en las cifras de seis de los principales Estados federados: Baden-Wuerttemberg, Hesse, Baviera, Brandenburgo, Westfalia Norte y Sajonia.
Francia también anunció ayer unos buenos datos de precios respecto a septiembre. Aunque el crecimiento mensual fue del 0,2% respecto a agosto, la tasa interanual cayó cuatro décimas y se sitúa ya en el 1,5%. Francia se consolida así como el país de la eurozona con mejor comportamiento de precios.
En ambos casos, el petróleo ha sido un factor determinante en la evolución de los precios. En el caso de Francia, la subida mensual ha estado marcada por el alza de los precios de los productos petrolíferos, que se incrementaron un 1,4%. Sin embargo, son los alimentos, con un incremento interanual de más del 5%, el principal factor de presión en el IPC galo. Otro factor de inestabilidad para los precios es el comportamiento del consumo, que ha aumentado un 5,1% en los últimos 12 meses.
En Alemania, la caída de los precios energéticos es el principal factor de reducción del IPC. Como ejemplo, el combustible de calefacción registra ya en lo que llevamos de mes una caída del 13%.
Presiones al BCE
Los datos añaden presión al Banco Central Europeo (BCE) para que relaje su política monetaria rebajando los tipos de interés. El BCE se ha resistido a aprobar la que sería su cuarta rebaja del año, argumentando que los precios están todavía lejos del objetivo de estabilidad marcado por la entidad, que es llevar la tasa de inflación al 2%.
La tasa armonizada de los países de la eurozona lleva cuatro meses consecutivos cayendo hasta llegar en septiembre al 2,5%. Un dato que los Gobiernos no dejan de recordar a la entidad central. Desde que el 17 de septiembre el BCE apoyó a los mercados rebajando los tipos de interés de referencia en medio punto, hasta el 3,75%, las presiones se multiplican para que el banco relaje de nuevo su política monetaria.
El ministro alemán de Finanzas, Hans Eichel, se sumó ayer a las presiones: "La consolidación de la caída de precios da margen al BCE para ayudar a la recuperación económica de Europa".
Las perspectivas económicas son muy negativas para Alemania. Los buenos datos inflacionistas no son otra cosa que un síntoma claro de desaceleración del consumo; como lo es también el hecho de que la tasa interanual de precios de importación se haya reducido un 3,6%. En tiempos de crisis, los consumidores suelen optar por los productos domésticos, más económicos que los extranjeros. La menor demanda de las importaciones repercute así en el precio de las mismas.
El buen comportamiento de los precios no oculta la preocupación del Gobierno alemán sobre las malas perspectivas de crecimiento. Esta semana, los seis principales institutos alemanes han señalado que el país se encuentra al borde de la recesión, informa Paula Gil desde Francfort. En estas circunstancias tan críticas, es de esperar que el BCE tenga en cuenta en su reunión de hoy las palabras del ministro Eichel.
La debilidad de la UE hunde el euro
A pesar de las ligeras ganancias de ayer, el euro continúa sin levantar cabeza y empieza a asentarse en el rango de los 89 centavos de dólar. La moneda única cotizó ayer en el mercado a 0,893 dólares por unidad.
El Banco Central Europeo fue más allá y fijó el tipo de cambio oficial en 0,891 dólares por unidad.
Los inversores siguen apostando por EE UU, pese a los malos datos que llegan cada día de ese país. Los analistas también están convencidos de que la recuperación económica empezará en EE UU.
Las malas perspectivas europeas, con caídas de la confianza empresarial en todos los países, hacen cada día menos atractiva la inversión en euros. La ligera revalorización de ayer responde a la esperanza de que la consolidación de la caída de precios en toda la eurozona anime al BCE a bajar los tipos, pero la debilidad del euro persiste.
Desde que la moneda única alcanzó el máximo en seis meses el 17 de septiembre (cotizó a 0,93 dólares), la divisa ha perdido un 4,4% frente al dólar. Las analistas apuntan a la rigidez del BCE como la culpable de la debilidad del euro.