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CRISIS MUNDIAL

Cavallo se resiste a dimitir, a sólo una semana de las elecciones

El Gobierno argentino se debate ante un callejón sin salida. La parálisis económica se ha agravado tras el anuncio de que la recaudación de impuestos de septiembre cayó un 14%. La nueva reducción de gastos de las provincias, decidida por el ministro de Economía, Domingo Cavallo, por la falta de ingresos, ha desatado una campaña general en favor de su dimisión. El presidente Fernando de la Rúa lo ha ratificado, a la espera de los resultados electorales del próximo domingo.

El sistema de convertibilidad instaurado en 1991 por el entonces ministro de Economía del ex presidente peronista, Carlos Menem, está agotado. Y, toda una ironía de la historia, el ingenio que liquidó la hiperinflación amenaza con arrastrar, en su cuesta abajo, a su creador, el también hoy jefe del Palacio de Hacienda, Domingo Cavallo.

Cuando reasumió su cargo en marzo pasado, el hacedor de la convertibilidad obtenía un índice de popularidad del 47%. Las últimas encuestas no le otorgan más del 15%. Los gobernadores provinciales amenazan con una rebelión en la Plaza de Mayo, frente a la Casa de Gobierno, de Buenos Aires, para exigir que se les transfiera su parte de los impuestos nacionales que Cavallo anunció la semana pasada que recortaría para cumplir con el déficit cero. Lo que significa que el Estado no gasta más de lo que ingresa.

La economía está sumida en una recesión de casi cuatro años, que ya ha adquirido claros signos de depresión.

Bonos y pesos

Los Gobiernos provinciales emiten bonos para suplantar los pesos que no obtienen por la falta de pago de los contribuyentes y del Gobierno central.

Ante la falta de recursos externos, ya que los ingresos de capital se han trocado en salida de inversiones en cartera, el Gobierno del presidente De la Rúa no ha hecho más que convalidar el uso de los bonos. Incluso se estudia coordinar los bonos provinciales y unificarlos en un único bono nacional. Se sancionaría así la creación de una segunda moneda, no convertible, que serviría para pagar salarios y permitir el funcionamiento del mercado interno. Pero, de generalizarse esta práctica, se produciría una desvalorización de salarios y rentas, ya que los bonos son aceptados con descuentos de hasta el 20%. Esto provoca ya fuertes conflictos sociales en las provincias. Y se generaliza el descontento con el Gobierno en víspera de las elecciones para renovar parcialmente las Cámaras de Diputados y Senadores.

El próximo domingo, la concurrencia a las urnas se prevé muy baja. Y con un elevado número de votos en blanco e impugnados, en protesta contra la clase política y el régimen vigente. La incertidumbre es el único activo seguro.

Mientras tanto, se desarrolla una pugna abierta en el poder económico y político. Los industriales apoyan críticamente a Cavallo y reclaman una devaluación del peso, al igual que los dirigentes sindicales peronistas.

Una buena parte del capital bancario y financiero, ligada a Estados Unidos, empuja la renuncia del ministro para abrir el camino a la devaluación. Otro sector de banqueros, argentinos y españoles, rechaza la devaluación. Saben que sería el camino hacia su quiebra y la compra a bajo precio de sus bancos por capital estadounidense. Similar situación enfrentan las empresas argentinas endeudadas. En este marco se celebrarán las elecciones del próximo domingo.

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