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La perspectiva de una recesión económica vuelve a golpear la cotización del crudo

La cotización del crudo continuó ayer su tendencia bajista ante la perspectiva de que la recesión económica que se avecina sobre Estados Unidos y sus posibles secuelas en el resto del mundo provoquen una fuerte caída de la demanda de petróleo.

El barril de brent, el crudo de referencia para Europa, volvió a cotizar a la baja y se mantuvo en el entorno de los 23 dólares. El West Texas Intermediate, indicador en EE UU, también cotizó ayer a la baja, en el entorno de los 23,3 dólares por barril, frente a los 23,7 con que cerró el viernes. La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) informó ayer que el barril de su cesta de siete crudos cerró el viernes a 20,99 dólares, lo que supone más de 4,6 dólares menos del precio al que cotizaba la semana anterior. Los analistas dicen que el mercado está más preocupado de la recesión que de las posibles carencias en el suministro. Algunos ministros de la OPEP han reconocido que aceptan un precio inferior a 25 dólares, ahora se trata de ver cuánto puede bajar el petróleo sin que la OPEP recorte su producción.

El cartel, que tiene el 40% de la oferta mundial de crudo, acordó la semana pasada mantener la producción de la OPEP-10 (el negocio iraquí está administrado por la ONU) en 23,2 millones de barriles diarios, aunque se comprometió a cumplir con más disciplina sus cuotas de producción, que siempre excede ante la necesidad de aprovechar una coyuntura de precios relativamente altos.

Un acuerdo informal entre los ministros del cartel establece que el grupo retirará automáticamente 500.000 barriles diarios del mercado si el precio de la cesta se mantiene más de 10 días por debajo de los 22 dólares. Pero los expertos dudan que la OPEP se atreva ahora a irritar a EE UU aplicando ese recorte.

Negocios en Libia

La prueba de que la OPEP está dejando de lado sus condicionamientos políticos para primar el negocio es el acercamiento entre Libia y los empresarios estadounidenses.

En Viena, sede de la OPEP, han comenzado las conversaciones para que la industria estadounidense vuelva al país norteafricano en menos de un año. Las compañías están fuera de la zona desde 1986 y han visto cómo en este tiempo Europa le quitaba un negocio que antes era suyo. El problema es político: EE UU mantiene desde 1986 un embargo sobre Libia y ha prohibido a sus empresas hacer cualquier tipo de negocios en el país africano. Las sanciones fueron renovadas por otros cinco años el pasado 28 de julio por el presidente Bush. Sin embargo, las empresas norteamericanas son optimistas y esperan que la Casa Blanca abra la mano.

La producción actual de Libia es de 1,4 millones de barriles diarios, de acuerdo con los datos de la propia OPEP, pero su potencial es enorme, ya que las explotaciones petrolíferas sólo han cubierto hasta ahora el 25% de su territorio. El petróleo representa el 95% de los ingresos en divisas de Libia y aproximadamente el 75% de las ganancias del Gobierno. Con una tasa de paro del 30% y una grave carencia de infraestructuras, Libia intenta aprovechar al máximo los beneficios que puede darle su recurso más preciado.

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