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Irán rechaza unirse a la coalición militar encabezada por EE UU

El líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Jamenei, reaccionó ayer con virulencia a las acusaciones de Washington contra su país, por dar refugio o ayuda al terrorismo. Y aseguró que su país no prestará ninguna ayuda a cualquier tipo de ataque contra Afganistán. La definición de Jamenei echa por tierra el optimismo reinante en Occidente respecto de un cambio en la política iraní.

La crisis mundial abierta con los ataques terroristas contra Estados Unidos el 11 de septiembre podrían significar también la apertura de un serio enfrentamiento interno en la cúpula integrista iraní.

Pocas horas antes de las definiciones tajantes de Jamenei, el liberal presidente Mohamed Jatamí, partidario de lograr una recomposición de las relaciones de Irán con Estados Unidos, había dicho que su país estaba dispuesto a cooperar en una coalición mundial contra el terrorismo, siempre y cuando sus acciones tuvieran lugar en el marco de las Naciones Unidas. Incluso en este caso, Jatamí se mantuvo muy firme en la defensa de grupos considerados terroristas por Estados Unidos, como es el caso de Hezbolá.

El presidente Jatamí y su ministro de Exteriores, Ka-mal Jarrazi, recibieron en la capital iraní a la troika de la Unión Europea, encabezada por el ministro belga de Exteriores, Louis Michel, a quien acompañan el representante de Política Exterior de la UE, Javier Solana; el comisario europeo, Chris Patten, y su colega de Exteriores de España, Josep Piqué.

Las fuentes comunitarias confirmaron que la posición iraní ante una posible intervención militar estadounidense en Afganistán y en la región es muy clara: no habrá colaboración directa y se negará el uso del espacio aéreo de Irán. El ministro español, por su parte, indicó que existe "una clara discrepancia sobre lo que nosotros consideramos un apoyo por parte de Irán a guerrillas que aplican métodos terroristas, como puede ser el caso de Hezbolá".

Diferencias

A pesar de estas coincidencias de Jatamí con Jamenei, resulta evidente la diferencia entre el tono y el contenido de las manifestaciones del presidente a primera hora, y el rechazo radical de Jamenei poco más tarde. Frente a la justificación que Jatamí hizo del "derecho" de Estados Unidos a castigar a los culpables "si tienen pruebas", Jamenei afirmó que "Irán no dará ayuda a Estados Unidos y sus aliados..., en un ataque contra los sufrientes vecinos musulmanes afganos".

Y agregó que no creía que Washington "sea suficientemente sincero para liderar una iniciativa internacional contra el terrorismo. Estados Unidos tiene sus manos manchadas de sangre por todos los crímenes cometidos por el régimen sionista" de Israel, aseguró.

De esta manera, la misión europea dejó Teherán con las manos prácticamente vacías y con la convicción de que una seria crisis política ha quedado abierta en Irán.

En Washington, mientras tanto, la prensa ha comenzado a quejarse del control informativo que ejerce el Pentágono, el más rígido del que se tenga recuerdo. Con el argumento de que no se puede comprometer el éxito de las futuras operaciones ni poner en peligro la vida de los militares, el presidente George Bush y su Gobierno no están brindando ningún dato sobre los preparativos.

"No vamos a decir una palabra que pueda poner en peligro la vida de alguien", aseguró ayer el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, en su última rueda de prensa de la tarde. "Algunos aspectos serán visibles, como en un conflicto tradicional, y en otros casos no serán visibles", dijo el jefe del Pentágono.

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