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Israel retira su ejército de las áreas bajo control palestino

El Estado de Israel retiró ayer sus fuerzas militares de las zonas de Cisjordania y Gaza bajo control de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), que había invadido en las últimas dos semanas. La medida se produjo tras un llamamiento del líder palestino Yasir Arafat a un alto el fuego a sus fuerzas. El ministro de Exteriores israelí, Simon Peres, aseguró que se reunirá con el presidente de la ANP. EE UU recibió con beneplácito la iniciativa de Jerusalén.

Horas después de que las fuerzas militares de Israel destruyeran el puerto palestino de Gaza, Arafat afirmaba ante 40 embajadores y cónsules extranjeros que había ordenado un alto el fuego a su pueblo.

"A pesar de toda esta situación, anuncio desde aquí mi estricto compromiso con un alto el fuego. He reiterado mis órdenes a las fuerzas de seguridad para que paren las hostilidades en cada ciudad y en cada pueblo", dijo el líder palestino.

Estas garantías fueron ofrecidas en el curso de una larga intervención en la que denunció el bloqueo y los ataques israelíes contra el territorio palestino.

"Los palestinos queremos la paz, no la guerra, y reconocemos el derecho de Israel a vivir dentro de unas fronteras seguras", manifestó el presidente de la ANP ante un auditorio de diplomáticos sorprendidos por la convocatoria extraordinaria del líder palestino.

La reacción israelí no se hizo esperar. El ejército informó que por orden del primer ministro, Ariel Sharon, había iniciado su retirada de las zonas de Cisjordania y Gaza bajo control de la ANP.

"Las fuerzas que están en el Área A, bajo total control de los palestinos, abandonarán totalmente esas zonas", dijo el comunicado militar.

El Ministerio de Defensa de Israel dijo también que esperaba concretar una reunión entre responsables militares de su país y de las fuerzas de seguridad palestinas. Casi a la misma hora que el secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, elogiaba desde Washington el cese del fuego de ambas partes, Simon Peres confirmaba la tregua y anunciaba que pensaba reunirse muy pronto con Arafat.

Peres se reúne con Arafat

El ministro israelí dijo que "ha llegado el momento de celebrar una reunión", aunque no precisó el momento ni el lugar en que tendrá lugar. El encuentro, que venía aplazándose desde hace más de un mes por la escalada de violencia, tendrá por objeto concertar un alto el fuego gradual a cambio del levantamiento del bloqueo y las restricciones de Israel al movimiento de tres millones de palestinos.

El negociador de la ANP, Saeb Erakat, pidió a Peres y al Gobierno de Israel que este encuentro con Arafat se celebre "inmediatamente".

Erakat dijo que "el Gobierno israelí debe aceptar enviar a Peres para reunirse con Arafat de inmediato", sin esperar el plazo de 48 horas exigido por el primer ministro Sharon, para consultar a sus ministros.

En particular, a los miembros de tendencia ultraderechista de su Gabinete, opuestos a cualquier negociación con los palestinos y que plantean, incluso, la expulsión de Arafat de Palestina.

"Se trata de una ocasión de oro y debemos aprovecharla", afirmó Erakat.

La tregua llega después de semanas de enfrentamientos continuados entre palestinos e israelíes y, en especial, tras la brutal ofensiva de Ariel Sharon contra los territorios de la ANP luego de los atentados terroristas en Estados Unidos.

En la jornada de ayer, dos palestinos murieron por disparos de las fuerzas militares judías. Pero el punto más alto de la escalada de esta semana fue el bombardeo y destrucción del puerto de Gaza, concretado en la madrugada de ayer por el ejército israelí. Las instalaciones destruidas habían sido donadas a la ANP por Italia, Holanda y Francia, con un coste inicial de 80 millones de dólares.

Los analistas estiman que la posición de ambas partes favorables al alto el fuego ha sido el resultado de una fuerte presión de Estados Unidos, interesado en evitar que la dureza israelí ponga obstáculos en su búsqueda de una coalición antiterrorista que incluya a las naciones árabes.

 

Los líderes religiosos demoran su decisión sobre Bin Laden

Afganistán admite que el saudí podría ser culpable, pero reclama pruebas

Los clérigos de Afganistán que deben decidir qué hará el Gobierno de Kabul con el militante islámico saudí Osama Bin Laden retrasaron ayer su reunión hasta hoy o mañana.

"El encuentro tendrá lugar mañana o pasado", dijo un alto funcionario del Gobierno de los talibán, quien pidió no ser identificado. El portavoz no dio ninguna explicación sobre los motivos de este retraso del cónclave organizado por el líder espiritual Mullah Mohammad Omar para discutir la respuesta a la petición de Estados Unidos de que su Gobierno entregue al millonario saudí sospechoso de haber organizado los ataques terroristas contra Nueva York y Washington.

Afganistán ha protegido en su territorio a Bin Laden desde 1998, cuando el dirigente extremista islámico fue privado de su nacionalidad saudí y expulsado del territorio de ese reino. El Gobierno de Rusia, largamente enfrentado a los talibán y a Bin Laden, ha denunciado que éste se encuentra en algún lugar de las montañas del sur del vecino país, lo que no ha podido ser confirmado. El presidente ruso, Vladimir Putin, ha ofrecido toda su colaboración a Estados Unidos para avanzar en el esclarecimiento de los ataques y en la detención de Bin Laden, aunque sin comprometerse en una operación militar a gran escala.

Guerra santa

El Gobierno de Kabul, mientras tanto, ratificaba ayer su decisión de emprender una guerra santa o Yihad contra Estados Unidos, si Washington ataca Afganistán.

"Quiero decirle a mi pueblo que nuestra Yihad se reanudará contra los estadounidenses", dijo el vicepresidente del Consejo de Ministros del Talibán, Mullah Mohammad Hasan Akhond, considerando inconcebible que los ataques terroristas fueran cometidos por su Gobierno o por Bin Laden.

Sin embargo, el ministro de Información de Kabul, Qudrutullah Jamal, dijo ayer que no descarta la posibilidad de que el millonario saudí sea responsable de los ataques de la semana pasada en Estados Unidos. "Cualquiera que sea responsable de esos actos, Osama Bin Laden o cualquier otro, no contará con nuestro apoyo ni nosotros estaremos de su lado", dijo a Reuters en comunicación telefónica desde Kabul.

Esta posición, que parece chocar con la de Akhond, no desmiente, sin embargo, la sostenida hasta ahora oficialmente por Afganistán, ya que Jamal reafirmó que para entregar a Bin Laden su Gobierno debe recibir pruebas.

"Nosotros les dijimos a ellos [una delegación del Gobierno de Pakistán] que nos presentaran pruebas de que él [Bin Laden] es culpable, porque sin esas pruebas, ¿cómo podemos entregarlo?", se preguntó.

Una delegación oficial de Islamabad voló ayer de regreso a la capital paquistaní, tras una visita de dos días a Kabul para negociar la entrega de Bin Laden. El Gobierno del presidente George Bush había pedido al régimen militar paquistaní que presione sobre los talibán para así evitar un masivo ataque militar contra Afganistán con el objetivo de atrapar a Bin Laden.

Mientras tanto, los gobernantes de Kabul lanzaron una nueva ofensiva contra la opositora Alianza del Norte, favorable a Estados Unidos.

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