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La contención de los precios en EE UU da margen para abaratar más el dinero

El IPC de EE UU subió sólo un 0,1% en agosto y la tasa interanual se mantuvo en el 2,7%. Los precios energéticos, que son clave en esta crisis, bajaron un 1,9%. Los datos resultaron más benignos de lo previsto por los expertos y dan margen a la Reserva Federal para continuar la agresiva bajada de tipos de interés.

El IPC no supone una amenaza para los incentivos fiscales y monetarios que prepara Estados Unidos para responder a su grave crisis. Según informó ayer el Departamento de Trabajo, el IPC subió sólo un 0,1% mensual en agosto y la tasa subyacente lo hizo un 0,2%. El IPC interanual se mantuvo en el 2,7%.

Los precios de productos energéticos bajaron un 1,9%. Pero podrían volver a repuntar como consecuencia del conflicto bélico que prepara EE UU en respuesta a los atentados terroristas del pasado martes.

Al menos por ahora, los datos de inflación resultaron mejores de lo previsto por los analistas. Y dan margen de maniobra a la Reserva Federal para seguir bajando los tipos de interés. Los economistas creen que habrá otra nueva bajada en la reunión del 2 de octubre y no descartan que haya otra en noviembre.

Alan Greenspan y su equipo ya han abaratado el precio del dinero en ocho ocasiones en lo que va de año, pasando los tipos interbancarios del 6,5% al 3% (el nivel más bajo desde febrero de 1994). El banco central estadounidense inició su agresiva bajada de tipos en enero, nada más tomar posesión el Gobierno de George Bush, porque la economía daba signos de excesiva debilidad.

Sin embargo, ni los recortes de tipos ni la fuerte rebaja de impuestos aprobada por el Congreso (1,35 billones de dólares en 10 años) han conseguido impulsar el ritmo de crecimiento. El PIB creció sólo un 0,2% durante el segundo trimestre del año. Lo que supone cuatro trimestres consecutivos con un crecimiento inferior al 2%, algo que no ocurría desde la recesión de principios de los años noventa. Y los graves atentados contra las Torres Gemelas y el Pentágono amenazan con llevar el ritmo de crecimiento a terreno negativo.

El banco central volvió a bajar los tipos el lunes, horas antes de que la Bolsa de Nueva York abriera de nuevo sus puertas. Y su comunicado oficial no deja dudas sobre la gravedad de la situación.

Según el organismo monetario, "incluso antes de los trágicos acontecimientos de la semana pasada, el empleo, la producción y el gasto de las empresas seguían débiles". Tras los atentados, el peligro de declive en los gastos es aún mayor.

Bruce Steinberg, economista jefe del banco de negocios Merrill Lynch, cree que "la economía estará muy débil en la segunda mitad" del año y cree "posible" pero no inevitable que se caiga en crecimiento negativo. "La combinación de un importante estímulo monetario y de estímulos fiscales adicionales deberían llevarnos a una fuerte recuperación del crecimiento en algún momento de 2002".

Maury Harris, de UBS Warburg, emitió una nota de análisis en la que dice que los tipos de interés interbancarios seguramente se colocarán en el 2,5% de aquí a la reunión del 6 de noviembre.

Un mundo peligroso

Este banco rebajó el viernes su previsión de crecimiento del PIB para el tercer trimestre (que pasó del 0,5% positivo al 0,5% negativo) "debido sobre todo al previsible debilitamiento del consumo".

Ed Yardeni, economista del Deutsche Bank en Nueva York, afirma que "el mundo siempre fue un lugar peligroso para la mayoría de la gente" y "ahora también es peligroso para nosotros". Un cambio que cree que tendrá efectos sobre la ya maltrecha economía estadounidense: "Para el resto del año, la economía y los beneficios empresariales seguirán deprimidos".

Sin embargo, Yardeni anota que "todos los indicadores económicos de la semana pasada sugieren que la economía ya había caído en recesión antes del ataque". Entre ellos destaca la producción industrial, que cayó un 0,8% en agosto. Es el undécimo descenso consecutivo "y supone el periodo más continuado de declive desde finales de 1960".

Además, la producción tecnológica cayó un 1,4%, tras haber bajado un 2,2% en julio. Y el índice de utilización de capacidad en el sector de alta tecnología cayó a un 63,3%.

La situación tampoco es nada tranquilizadora en el mercado laboral, que lleva un año de declive continuado. La tasa de paro ha subido del 3,9% al 4,9%. Y las peticiones de subsidio de paro aumentaron en 431.000 durante la semana previa a la ofensiva terrorista. "Todo esto son malas noticias para las empresas", explica Yardeni. "Y lo peor está por venir de aquí a finales de año como consecuencia del ataque".

Muchos economistas temen que se produzca un desplome en la confianza de los consumidores y un frenazo su nivel de gasto (que representa dos tercios del PIB y hasta ahora era el único factor que seguía impulsando el crecimiento).

El economista Richard Berner, de Morgan Stanley Dean Witter, dice que "los ataques terroristas han cambiado mi opinión sobre (cómo se comportarán) los consumidores".

Consumidores

Berner "pensaba que el crecimiento del gasto de los consumidores estaba tocando fondo", pero "los efectos de la ofensiva terrorista probablemente debilitarán" aún más este indicador de aquí a finales de año.

En su opinión, los ataques de la semana pasada han desencadenado cuatro fenómenos: una pérdida del sentimiento de seguridad (no sólo por el temor a nuevos atentados, sino también a la posible pérdida de libertades); temor a que empeore el bienestar económico (en un momento de vulnerabilidad de la economía global); desajustes en la actividad comercial y temor a que suban los precios de la energía. "Y todos ellos son negativos para los consumidores", dijo.

 

Los precios se desaceleran

en la zona euro hasta el 2,7%

España sigue manteniendo un diferencial de 0,9 puntos con la media del área

B.Díaz. Madrid

Sintonía. æpermil;sta parece que es la consigna que sigue la economía a uno y otro lado del océano Atlántico. El lunes era la Reserva Federal y el Banco Central Europeo (BCE) los que actuaban en concierto, reduciendo los tipos de interés un 0,5%, respectivamente, en Estados Unidos y la zona euro. Ayer, se conoció que la inflación se situó en agosto en el mismo nivel, 2,7%, en las dos áreas económicas.

En el caso de la zona euro, el índice de precios de consumo (IPC) se redujo una décima, desde el 2,8% de julio. El dato refleja la desaceleración económica que está viviendo el área, en sintonía con Estados Unidos, aunque en este último país se note con mayor intensidad.

A pesar de las menores tensiones sobre los precios en Europa, todavía hay muchos países con un nivel de inflación muy elevado, como Holanda (5,2%), Portugal y Grecia (4%). España continúa en el primer vagón, con un IPC armonizado del 3,6%.

El diferencial de precios entre España y la media comunitaria se mantuvo en 0,9 puntos en agosto, debido a que en España, los precios también bajaron en ese mismo mes, al igual que en la media de la zona euro. El dato de agosto fue acogido de buen grado por las autoridades comunitarias, especialmente el buen comportamiento mostrado por los precios de los alimentos y la energía.

El 2%, en 2002

De hecho, la Comisión Europea confía en que la inflación de la eurozona se sitúe por debajo del 2% a principios de 2002. Falta por descontar aún, algo que se hará en los próximos meses, el previsible efecto sobre el consumo de la incertidumbre generada por los atentados terroristas contra Estados Unidos. Este efecto no influyó, obviamente, en la evolución del IPC de agosto.

Ayer, un portavoz de la Comisión señaló que Bruselas no dispone todavía de datos que permitan prever qué consecuencias podrán tener estos atentados sobre la evolución de los precios. Sin embargo, recordó que el comisario Pedro Solbes ha admitido la posibilidad de algún recorte sobre el crecimiento.

 

Reino Unido

y Japón se suman a la rebaja de tipos de interés

La bajada de tipos de interés, del 0,5%, decidida el lunes, tanto por la Reserva Federal de EE UU como por el BCE, fue secundada ayer por varios bancos centrales. El de Japón recortó al 0,1% el tipo oficial de descuento en el país nipón. La medida, que se tomó al final de una reunión del consejo de política monetaria del banco emisor, pretende neutralizar los efectos negativos en los mercados financieros de los atentados terroristas perpetrados la semana pasada en EE UU. El recorte fue de 0,15 puntos porcentuales.

El banco aprovechó para ampliar, por quinta jornada consecutiva, el capital a disposición de las entidades comerciales con el fin de proveer estabilidad en los mercados financieros.

Las reservas en los depósitos de los bancos comerciales en el banco central se mantenían ayer en los ocho billones de yenes (unos 66.000 millones de dólares), cerca de dos billones de yenes más que de ordinario. Tras la acción monetaria, el tipo de interés interbancario cayó a 0,002%, un 0,001% menos que el del día anterior a los atentados.

Por su parte, el Banco de Inglaterra, hizo lo propio y recortó ayer un cuarto de punto de los tipos de interés, dejándolos a un 4,75%, el nivel más bajo en cerca de 40 años.

 

La UE admite que será difícil crecer el 2% este año

El objetivo de alcanzar un crecimiento económico en la Unión Europea del 2% no parece claro que se pueda cumplir. "Alcanzar un crecimiento del 2% habría sido posible si los acontecimientos del 11 de septiembre pasado no hubieran ocurrido", reconoció ayer Didier Reynders, ministro belga de Finanzas cuyo país ejerce este semestre la presidencia de turno de la UE.

Sin embargo, esta postura no es unánime. El gobernador del Banco de Francia, Jean-Claude Trichet, mostró su confianza en que la zona euro "mantenga un crecimiento equilibrado este año", sin atreverse a dar previsiones, y descartó la recesión económica.

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